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«¿Qué es la trompeta que suena?», pregunta Marc Ros, atento al hilo musical que acompaña la charla. El cantante de Sidonie repasa, con Chet Baker de fondo el proceso creativo y vital que ha supuesto escribir su primera novela y dar forma al nuevo ... disco del trío catalán, ambos con un título común: 'El regreso de Abba'. Los primeros conciertos de presentación les traen este sábado a Torrelavega.
- Publica su primer libro y este año no hay firmas. Qué mala suerte.
- Así ha sido este San Jordi fake. He firmado hoy en una librería, pero no es lo mismo. Da mucha pena sobre todo por la fiesta, porque para los catalanes, Sant Jordi es básico, es un día importante.
- El coronavirus también les pilló en el estudio, dando forma a su nuevo disco ¿Qué tuvieron que hacer?
- Estábamos acabando de grabar, nos quedaba una quinta parte de la totalidad cuando llegó todo esto. Y faltaban algunas cosas importantes; voces, coros... Íbamos al estudio con Santos y Fluren, por turnos, con las mascarillas, cuando aún podías salir a la calle. Todo parecía una escena de Blade Runner, y en esas condiciones, con esa tensión, tenías que cantar.
- ¿Ese proceso ha afectado al resultado?
- La pandemia ha añadido un poco de mística, o eso queremos creer. «Esto no lo para ni el coronavirus», nos decíamos. Y así lo tiramos para adelante. No podemos decir qué canciones están grabadas en confinamiento y cuáles no, pero sí que tiene una onda que se nota. Pero ninguna se cambió por la situación, eso sí te lo prometo.
- Ha solapado los dos procesos creativos, el libro y las canciones al mismo tiempo
- Hace dos años que empecé a escribir, pero hace cuatro que estaba en mi cabeza, cuando estábamos con 'El Peor Grupo del Mundo'. Ellos serían el equivalente a los Televisores Rotos en la novela. Soy un biógrafo musical frustrado y quise contar su historia. Me lie y acabó siendo un libro. Pude hacerlo porque estábamos en un año sabático con Sidonie.
- Es decir, en su año de descanso escribió una novela y un disco
- Sí. No he descansado ni un solo día y cuando quería descansar, tuve que empezar con la promo. Eso ha supuesto problemas de sueño, ansiedad, todo lo relacionado con hacer una primera novela y un disco al mismo tiempo y no poder tirar de referentes para saber cómo se hacía. Sabes hacer discos porque antes lo han hecho los Beatles o los Beach Boys y sabes hacer libros porque has leído a Galdós y a Kerouac, pero ¿hacer las dos cosas a la vez?
- ¿Nadie le recomendó que parase en esa escalada de estrés?
- Me lo decía yo mismo.
- ¿Y se hizo caso?
- Como con mi adicción al tabaco; ninguno. Pero no podía dejar a los personajes en la cuneta. Me he sentido muy acompañado por ellos. Sigo dando las buenas noches a los tres y también les doy los buenos días.
- Hagamos la pregunta que apenas se hace; ¿qué hay de usted en los personajes?
- Me parece divertido responder a esta pregunta (ríe). Hay bastante de mí en los tres y también en secundarios. También cosas de mi círculo cercano y no tanto. He seguido el consejo de muchos escritores que te dicen que hables de algo que conozcas. A mí me flipa la novela erótica o Isaac Asimov, pero si hago una novela distópica, lo habría liado mucho.
- Algo de erotismo sí que hay
- Sí que lo hay y pienso que cómo tuve la osadía. Debí pensar que a mis lectores y lectoras les gustaría.
- ¿Qué se siente al decir «mis lectores»?
- He dudado al decir mis lectores. Me llegan comentarios muy bonitos por redes o por Whatsapp y no me acabo de creer lo que me dicen. Porque no tengo la experiencia, no le doy credibilidad. Como escritor de canciones tengo más experiencia y lo encajo con más facilidad que con 20 años, pero como escritor vuelvo a tener 20, soy novato y no sé cómo tomarme los elogios.
- Recuperar esa sensación de ingenuidad a estas alturas, ¿no le parece un privilegio?
- Es una pasada. Hoy que me he ido a la librería a firmar y he visto expuesto mi libro... Cuesta creer. ¿Qué acaba de pasar? ¡Me han publicado!, piensas. Es una sensación muy guapa que, de momento, no acabo de disfrutar del todo. Paso de la depresión a la euforia, sin un término medio.
- Usted llegó con una propuesta individual para ser desarrollada por el grupo. Esto podría generar roces en otras bandas, pero Abba parece de los tres. ¿Cómo se consigue?
- Formando parte del mejor grupo que yo conozco. Tengo a los mejores compañeros. Sin su apoyo hubiera sido muy difícil, si hago algo que se aparta del grupo. No habría sido posible hacer un disco como este con el que vais a flipar en octubre. Fueron los primeros lectores y me dieron consejos muy útiles.
- Afirmaba hace poco que no siente que esas canciones las haya escrito usted. ¿Cómo se explica esa bipolaridad?
- No es una de las mentiras de las entrevistas; es verdad. La explicación es el estado en que me encontraba. De lunes a viernes el libro, los fines de semana al local para escribir las canciones. Llegué a desmayarme. Cuando escuchaba lo que dejaba grabado, no me acordaba de haberlo hecho. Esa cosa bipolar es el resultado de ponerme en la piel de los tres personajes. De esta forma he llegado a sitios a los que no habría llegado siendo Marc Ros. Eso sí, el resultado es rematadamente Sidonie.
- ¿'Portlligat' ha sido la primera canción que graban en catalán?
- No la primera que grabamos, pero sí la primera vez que una canción propia en catalán aparece en un disco de Sidonie. ¿Por qué hemos tardado tanto? Somos bilingües, pero yo, por ejemplo, hablo catalán en mi día a día, en mi familia. No encontraba las palabras que merecieran la pena ser cantadas. Aquí salió de jugar con una palabra que es a la vez un sitio especial.
- ¿Vamos a encontrarnos con una imagen global específica en la estética del disco que mire también hacia los lugares de la novela?
- En los dos videoclips la estética es muy diferente, pero los dos tiran de ese aire vintage. En el primero, el difícil equilibrio del 68 entre hippies y glamour, y en el segundo somos turistas franceses de los 80. Eso seguramente es culpa mía; he dejado de ver cine donde salga tecnología. No me apetece ver móviles en una película. Todo tiene que ser algo que no me recuerde a esta época que me parece llena de fealdad. El otro día me metí en el metro y la imagen era muy tremenda, todo el mundo en mascarilla y mirando al móvil. Parecía un videoclip de Aviador Dro o Kraftwerk.
- Si me permite la comparación, usted parece Mark Knopfler allá por los 70
- Fluren me mandó una foto de Knopfler cuando salió el videoclip (ríe) y me parece una comparación fantástica, porque Dire Straits se merecen todo el reconocimiento de quienes nunca los consideraron bastante cool. Con bandana o sin ella seguiré escuchando todos sus discos maravillosos.
- ¿Es 'El Regreso de Abba' su propia 'Historia de Melody Nelson'?
- Pues sí. Me he acordado mucho de este disco y me alegra que lo cites. Tenía algunas referencias de discos de los Who, Genesis, West Side Story, incluso alguna ópera...Todo se basa en un concepto, muy centrado en una narrativa. Las canciones no se basan en los diálogos. Eso sí habría sido un poco una cárcel, pero sí hay mucho de ello.
- «El odio es pop, ha vuelto y lo puedes votar», dice Federica, otro de sus personajes. El pop está creciendo, entonces.
- Sí, también dice que el amor cuesta mucho encontrarlo. La malicia puede ser muy elegante, como Truman Capote o Wilde, o una completa vulgaridad como hoy en día.
- ¿Es usted un gran lector?
- Soy rata de biblioteca y de librería porque lo he visto en mis padres. Ojalá pasara en todas las casa. Es el mejor hábito, el único bueno que tengo, casi. Eso y la meditación.
- Yeats, Giacometti, Jerry García, Neil Young, Godard, Tooths and the Maytals…¿Las referencias que encontramos en el libro han definido al Marc Ros actual?
- Me acuerdo de una discusión amistosa con el editor. Me dijo: «cuidado con las referencias. No obligues a los lectores a tener que buscarlo todo. Una cosa es la ciudad de Trieste y otra todas sus calles». Había un escritor que quería poner 50 veces la palabra fuck y la puso 100 para cuando se lo recortasen. A mí me ha pasado lo mismo con las referencias pop. Quería hacer una novela pop. Yo soy eso, como artista y como persona.
- «Hay sitios con canciones». ¿Cadaqués es el sitio con más canciones para usted?
- Entre otros, sí. He empezado muchas canciones en Poblenou y las he terminado en Cadaqués porque una ráfaga de tramontana ayudó. Es un poco poético, pero sigo pensando que hay ciertas vibraciones allí, por el hecho de ser el primer lugar de la península donde vemos salir el sol, el extremo más oriental, aislada, muy isla, que mezcla el final de los Pirineos con el mar...A nivel geográfico es muy potente. Dalí, con los surrealistas, Lorca, Buñuel, la gauche divine, en los 90 los neohippies. Atrae a pintores y a piratas.
- ¿Cómo están viviendo el retorno a los escenarios poco a poco?
- Se vive con mucha extrañeza al llegar al recinto y ver las medidas de seguridad. Es de agradecer a los organizadores siempre, pero después llega un sentimiento muy intenso entre público y artista. No sé cómo hemos llegado aquí, pero lo vamos a pasar muy bien a pesar de todo. Al inicio en Madrid ya me puse a llorar y queremos darlo todo. Es un: gracias por estar.
- ¿Sienten que se le está faltando el respeto a la Cultura?
- Ya no sé que debemos decir los artistas para que se entienda que la cultura es la salud mental de un país y que sin ello vamos a acabar muy mal. Nuestra forma de demostrarlo es hacer los mejores discos y los mejores conciertos posibles. Nos molesta enfrentarnos a tanta sordera. Un país sin cultura, es un país muy enfermo.
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