Quique González
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Quique González
Es una norma no escrita. Los conciertos de Quique González terminan con 'Vidas cruzadas' y el público lleva la voz cantante mientras el autor les ... acompaña con la guitarra. Una comunión entre un artista y sus seguidores, con los cuales quiere compartir su cuarto de siglo sobre los escenarios. Ayer publicó 'Copas de yate. Vol I', un disco de versiones, una especie de juego, que llega acompañado de una gira en la que recupera canciones que llevaba décadas sin tocar. Algunas que nunca han sonado en directo, de hecho.
-Tras estos 25 años de carrera, ¿lo que celebra es una fiesta?
-Bueno, es una celebración de la resistencia. Al final, es de lo que se trata, en lo que consiste el éxito en este oficio; aguantar y tener la suerte de celebrar que llevas ya 25 años, que seguramente es más de lo que me queda en este oficio. También puede ser una fiesta, porque a tu cumpleaños invitas a la gente que más quieres y que más cerca tuyo ha estado y esa es un poco la intención; reunirme con gente que me ha seguido y me ha sostenido a lo largo de este tiempo. Es un tópico, pero es cierto; sigo aquí porque sigue habiendo gente que se emociona con mis canciones, viene a los conciertos y compra los discos. Es un reencuentro con fans que dan sentido a lo que hago.
-Afirma que el hecho de que haya quien le sigue escuchando le da seguridad y que su música no está concebida como algo cortoplacista. Este disco confirma ambas visiones.
-Para mí esto siempre ha sido una carrera de fondo y lo digo desde que empecé. Durante los ensayos para la gira, en la que recuperamos discos de los primeros tiempos, me daba mucha alegría, seguridad y confianza comprobar cómo las canciones han sobrevivido al paso del tiempo y se han mantenido de forma muy digna. Por supuesto, hay cosas que hubiera hecho de una forma distinta, versos que ahora escribiría de otra manera, pero en general, sí que tengo esa sensación.
-¿Le ha generado cierto pudor revisitarse a sí mismo?
-Sí, claro. Mis pensamientos y convicciones han cambiado y las estoy revisando personalmente también. Veo el mundo de una forma diferente en muchos sentidos. Te preguntas: ¿reconstruyo este verso para que suene más en el tiempo de hoy o lo dejo así porque ya está hecho y pertenece al pasado y al tipo que eras? Eras esa persona que aparece en ese verso.
-¿Obliga a ser consecuente?
-Sí, en cierto modo, sí. Tampoco pretendo reconstruir todo lo que he hecho. Con el paso de los años también he encontrado cosas que me gustan más. Es saludable dejar las cosas como están.
-En 'Copas de yate' hay distintos autores, pero al mismo tiempo, está solo usted. Parecen canciones suyas de varias etapas.
-A la hora de hacer versiones, solo sé llevarlas a mi terreno y creo que esa es la forma más honesta de encararlas. Nunca voy a cantar tan bien como Santiago Auserón, por ejemplo. Pero no tengo que intentar eso, sino tratar de que suene creíble en mi voz una canción de Santiago. Y también hay una cosa que leí hace mucho tiempo sobre Dylan, que siempre tiene hueco en mis entrevistas; defendía que a un artista se le conoce más por las versiones que hace que por sus propias canciones.
-¿En qué sentido?
-En el sentido de que se ve la música en la que está interesado, de dónde viene, cuáles son sus orígenes. En la música que nos gusta está la música que queremos hacer como creadores. Estoy de acuerdo con eso. Descubrir aspectos de una persona por la música que escucha.
-Tiene un origen muy variado.
-Sí. Vengo de muchas fuentes y lo que quería era huir un poco de versiones más previsibles. Todo el mundo sabe que he bebido de Antonio Vega, Enrique Urquijo, José Ignacio Lapido, por supuesto... Ya he hecho versiones de estos referentes para mí. Creía que era más interesante hacer una búsqueda de canciones inesperadas. Era una cosa lúdica, un poco de laboratorio. No lo considero un disco nuevo; era juntarnos entre un disco y otro y jugar. Salirnos un poco del camino trazado, pero al final nos ha gustado tanto que ya hemos pensado en hacer una serie incluso, con diferentes temáticas.
-¿Ha bajado la exigencia y ha aumentado las ganas de enredar
-Sí. Es que con las canciones de uno siempre estás muy comprometido, pensando si le van a gustar a la gente, si estás haciendo un buen disco. Me cuestiono mucho. Pero con las canciones de otro, que me gustan, ni un momento. Ya son importantes para mí y a la hora de grabarlas no me planteo si le van a gustar a la gente porque ya entiendo que son maravillosas. El cuestionamiento previo ya lo han hecho esos artistas. Quitarte esa incertidumbre, beneficia
-'Fractales', de Josele Santiago, es la que, afirma, más les gusta a todo. ¿Quién forma ese todos?
-La maravillosa banda que tengo. Tony Brunet, Jacob Reguilón, Raúl Bernal y Edu Olmedo. La banda con la que estoy girando estos últimos años y estamos consiguiendo tener ahí un nivel de química, tranquilidad y riesgo artístico que me interesa mucho. Diría que estoy enamorado. Hay mucho trabajo en equipo, sin lucha de egos. Todos han aportado su talento e ideas y estamos satisfechos con el resultado, pero siempre hay alguna canción de la que te sientes más orgulloso. Esta la hemos llevado a un sitio que me gusta mucho: Josele pasado por el tamiz del Dylan de los últimos años. Nos gusta como le queda su traje.
-¿Brunet es un buen lugarteniente en el que delegar?
-Ya lo creo. Desde el disco de Luis ('Las palabras vividas). Ya no solo como músico, que es muy especial, es un guitarrista muy particular, que maneja muchísimos recursos, pero a la hora de producir, que yo creo que es lo que más le gusta, el trabajo en estudio, es un espectáculo para mí verle. Cómo ordena, lo bien que maneja los equipos y los grupos de personas. Hay que ser muy bueno para hacer esto sin que nadie se sienta ofendido. Pensando más en lo de los demás que en lo suyo propio, que en los guitarristas no es fácil (ríe). Creo que hacemos un buen equipo los cinco.
-¿Qué posición de juego tendría cada miembro de la banda?
-Pues Edu sería el portero infranqueable, Jacob el líder de la defensa, Raúl el extremo izquierdo talentoso, pero fiable. Y Tony creo que sería el mediocentro, el que hace jugar a los demás.
-¿Y usted?
-No lo sé. Me gustaría decir que soy el delantero, porque hace falta uno. Hay un trabajo de equipo y alguien que se ocupa de meter el gol y es el que se lleva más los aplausos, pero muchas veces mi trabajo es el más fácil de todos.
-Con ese equipo se ha ido a Arenas de Iguña a ensayar en El Nido. ¿Cómo ha sido la experiencia?
-Muy buena. No conocía mucho ese valle, ni a Brian (Hunt), pero hablé con él, de hecho después de ver la serie que publicasteis sobre los estudios, fui a verlo y me pareció un lugar perfecto para estar tranquilos allí, sin detracciones, alojados allí. Desde hace tiempo me gusta más ensayar en un mismo lugar si lo permiten las necesidades técnicas, alejado de la ciudad. Les gusta venir, les encanta el norte y trabajar aquí con más tiempo. Teníamos que ver un montón de canciones, casi 45 que no habíamos tocado hasta ahora. Había que ir más despacio. En la convivencia, las comidas, la amistad, tomar una copa después de ensayar, en los espacios de descanso también está la música. La interacción le beneficia. Hemos estado muy a gusto con Brian y animo a toda la gente a que vaya a su estudio porque te hace estar muy cómodo. Espero repetir.
-La gira supone mirar hacia atrás, porque está regresando a discos de hace años.
-La idea es hacer una gira y unos conciertos en los que ofrecer a los seguidores algo que sea verdaderamente especial. Hacer algo que no hemos hecho, como tocar un disco de arriba a abajo, en su orden, es algo único, que probablemente no volvamos a hacer. Para mí es un reto muy emocionante. Hay canciones que no he tocado nunca.
-Va a recuperar y a estrenar.
-Sí, y me he preguntado ¿Cómo no he tocado nunca esta canción si me encanta? Me seduce mucho la idea. Habrá momentos muy emocionantes.
- ¿Es nostálgico?
- Cada vez menos. No me suelo quedar colgado de otras épocas.
-Hablamos hace justo dos años, con 'Sur en el valle', acerca del cambio de viento. ¿Cómo sopla ahora?
-Estoy muy ilusionado con las canciones nuevas que tengo. En la ilusión de hacer un disco hay algo que me hace ser más optimista. Te das cuenta de que propones las cosas y nunca suelen ser como pensabas. Ni lo bueno, ni lo malo. Hace dos años pensaba que me iba a ir en unos meses de Cantabria y dos años después sigo aquí y parece que así va a seguir, lo cual también me hace feliz. Mi hija está feliz, mi pareja está feliz y vuelvo a enamorarme del lugar donde vivo.
-«Esto no es lo que habíamos hablado, pero...»
-Aún así me quedaría.
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Ana del Castillo
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