Una fiesta, un reencuentro, un homenaje… Hay muchas maneras de describir el momento vital que están viviendo los integrantes de Sôber (Madrid, 1994), que tras doce trabajos discográficos —el primero de ellos publicado cuando la banda era todavía Sôner Stoned—, una recopilación de grandes éxitos ... y una grabación en directo de 'La Sinfonía del Paradÿsso' desde Las Ventas (2020), han aprovechado su 30 aniversario para recuperar las canciones de su primer álbum, 'Torcidos' (1997), dándoles una capa de aire fresco. De esta manera, aseguran, han conseguido sacarse una espina que tenían clavada desde hace tiempo: «Fue nuestro primer disco y realmente sufrimos una pequeña estafa con él, porque a nivel de producción no quedó como teníamos pensado. De ahí viene la necesidad de volver a grabar estas canciones y cerrar el círculo». Esta noche esos temas sonarán en Escenario Santander en una velada en la que el show intercalará canciones de Sôber con temas de las bandas que surgieron durante su parón: Savia y Skizoo.
-Grabaron su primer disco en el 95, pero la discográfica quebró y no pudieron sacarlo adelante. Dos años después sacaron 'Torcidos', un álbum autoeditado con su propio sello, 'Sôber Records', y 30 años después regresan a ese trabajo y vuelven a grabarlo. La suya es una línea del tiempo extensa.
-Así es. La verdad es que han pasado 30 años, pero no lo vemos como tan lejano, porque como hemos estado en activo y hemos estado haciendo lo mismo que sabíamos hacer, que es tocar, grabar discos y disfrutar la música al 100% con la misma ilusión... Cuando miras atrás sí es cierto que el panorama musical ha cambiado, pero bueno. Ese disco fue el primero donde realmente sufrimos una pequeña estafa, con lo cual a nivel de producción no quedó como nosotros teníamos pensado —de aquella ya se estaban haciendo discos muy buenos—. De ahí viene un poco la necesidad de cerrar el círculo y poder volver a revisar esas canciones y volver a grabarlas. Hablábamos en petit comité que parece que hemos tenido una maqueta muchos años hasta que hemos podido grabar el disco, y precisamente esa es la idea del porqué se graba 'Torcidos'.
-El paso del tiempo suele dar perspectiva sobre muchas cosas; también en la música. ¿Volver a estas canciones les ha hecho ser conscientes del camino recorrido?
-La verdad que cuando miras atrás, sobre todo a nivel musical, ves que has evolucionado, pero a nivel personal han pasado un montonazo de cosas que también te marcan el día a día a la hora de componer y de tirar hacia adelante. La música ha sufrido un cambio brutal a todos los niveles. Lo comentábamos antes: un grupo como nosotros sale a la palestra sin internet y de repente ahora tiene que gestionar cosas como las redes sociales y demás. Hemos sufrido un cambio evolutivo muy, muy grande a la hora de promocionarnos e incluso a la hora de afrontar nuestras propias canciones, porque ahora lo que importa son los números de Spotify y todo ese tipo de cosas que antes ni nos imaginábamos que iban a existir.
-Al plantear esa idea de volver a grabar las primeras canciones, ¿hubo consenso en la banda o se concedió cierto margen de duda?
-Bueno, creo que el margen de duda siempre existe. Yo sin preguntar a nadie me puse a maquetar las canciones y a darle un poco ese punto personal a nivel de producción. Varié algunos riffs, bajé los tiempos —de aquella las canciones estaban grabadas sin claqueta, empezabas a un tiempo y acababas a 200 más—. Entonces maqueté dos o tres y se las enseñé a los compañeros, y tengo que decir que fue una satisfacción porque a todos les encantó el resultado, incluso a Manu, que es el batería que se ha incorporado en la nueva etapa, por así decirlo. Él no conocía mucho ese disco, y lo primero que pensó cuando lo escuchó era que le había mandado una canción nueva. Claro, eso también me dio ese golpe de aire fresco de decir: «hostia, para la gente que no haya oído ese primer disco, esto no difiere tanto de la esencia que tiene el grupo». A él le parecían que eran melodías para un nuevo disco, y eso fue la hostia. Creo que para el que tiene muy oído ese disco esto les va a gustar, porque está todo mucho más legible, pero al que no lo conozca también le puede entrar bien, porque puede parecer incluso un disco nuevo.
-Este sábado estarán en Escenario Santander junto a Savia y Skizoo, las bandas que surgieron cuando Sôber necesitó echar el freno allá por el 2005. ¿Celebración por partida doble?
-Sí, la verdad que es un 30 cumpleaños muy importante para nosotros, y hemos querido festejarlo con los amigos y con la gente que realmente ha formado parte de esta historia. Cuando uno se pone a contar 30 años, pues sí, efectivamente ve que ha pasado todo ese tiempo, pero ese impasse de cuatro años y medio que Sôber descansa surgen estas dos bandas, tres discos de cada banda, y el público sigue escuchándonos, ¿no? Entonces claro, a tenor de todo eso creo que era casi obligatorio el contar con esas dos bandas que al final son apéndices de Sôber. Creo que de alguna manera el público lo está agradeciendo mucho y eso se ve reflejado en los conciertos; estamos haciendo unos conciertos memorables, de tres horas sin parar y cambiando constantemente de un grupo a otro. Es algo muy dinámico que el público valora mucho y nosotros lo disfrutamos un montón.
-Alberto Cereijo (Los Suaves), Kolibrí Díaz (Marea), Charly López (Bon Vivant)... Hay firmas muy relevantes en los créditos de estas canciones.
-Sí. Queríamos contar con algunos compañeros que habían formado parte a lo largo de nuestra carrera. Por ejemplo, el otro día recordábamos Kutxi —Marea— y yo que hace 25 años que tocamos juntos en Santurtzi. Y claro, de repente ves una foto de ese día, ves que éramos unos chavalines y te das cuenta de que para algo como el 30 aniversario tienes que contar con gente como Kolibrí Díaz, que es un guitarrista increíble y una persona de diez. De Alberto Cereijo hemos sido fanáticos siempre y yo he tenido la suerte de grabar dos discos suyos en el estudio… No sé, contar con gente como Pablo García, de Warcry; David Álvarez, de Angelus Apatrida; o Jorge Salán, que empezó conmigo cuando tenía 19 años y ahora está en Mago de Oz… Significa juntarse con los amigos para celebrar un cumpleaños, y de alguna manera darle ese valor añadido también un poco menos típico, porque siempre suele ser más común hacer estas cosas con cantantes, para luego decir eso de 'featuring', pero aquí queríamos buscar guitarristas que nos pudiesen aportar su forma de ver las canciones, que también era importante.
-¿Ha quedado fuera algún nombre?
-Hombre, pues sí. Cuando ya pasa un poco el tiempo dices: «jo, teníamos que haber llamado a nosequién, y a nosequién…», pero claro, tampoco queríamos que todas las canciones tuviesen arreglos, entonces pensamos que esos nombres podríamos dejarlos para un disco más adelante.
Esta reedición incluye dos temas inéditos, 'Tiempo' y 'Habitación 208'. Éste último formará parte de la BSO del videojuego 'Oxide Room 208'. ¿Una manera diferente de llegar a posibles nuevas audiencias?
-Así es, lo has definido muy bien. Cuando me llama Miguel, que es el responsable del videojuego, y me propone el tema, yo lo primero que hago es valorar la propuesta desde lo musical. Pero sí que es cierto que nos gustan los videojuegos, y de alguna manera el videojuego y la música van de la mano. Era un videojuego con una buena historia detrás, y a partir del momento en que me la cuentan genero una canción que valga tanto para ese videojuego como para una canción de Sôber. Es decir, quería que no fuera algo aislado en lo que has trabajado para alguien, un encargo de obra, ¿no? Quería que fuera todo lo contrario, que pudiésemos defenderlo y meterlo en un disco. Creo que es algo que puede favorecernos bastante de cara a un público más joven. Aparte, es un videojuego que sale a nivel mundial y se traduce a seis idiomas. O sea, que puede ser que alguien esté jugando en Japón y esté escuchando la canción.
-«Tiempos que vuelan, que nunca te esperan, pues somos minutos de un reloj». Todo va demasiado deprisa.
-Sí. Esa frase es una manera de hablar sobre la pérdida de un ser querido que se marcha antes de tiempo. Cuando uno es joven no se da cuenta de lo rápido que va, pero ahora que todos estamos rondando los cincuenta, miras hacia atrás y dices: «hostia macho, se nos ha ido esto súper rápido» y rápidamente entiendes que lo que tienes que hacer es valorar cada momento que pases haciendo música con tu banda o con tu familia. Disfrutarlo al 100%, porque hay veces que no hemos sido muy conscientes y al final no saboreas las cosas. Ahora sí lo estamos haciendo; disfrutamos de cada concierto desde el momento en que nos montamos en la furgo. Es un poco un tópico, pero creo que el decírtelo todas las mañanas es algo bueno y que te hace recapacitar.
En conversación con este medio hace un par de años aseguraba que Escenario Santander era, posiblemente, una de las mejores salas que hay en toda España. ¿Se ratifica?
-Absolutamente, y eso que nosotros ahora encima con esta gira venimos de hacer Razzmatazz en Barcelona, Las Ventas en Madrid, Mamba en Murcia, la París 15 en Málaga… Son salas de aproximadamente un aforo de entre 1500 - 2000 personas, pero es que Escenario Santander tiene un equipo muy bueno, tanto humano como técnico, y transmite muy buena vibra.
-¿Qué tienen preparado para esta noche?
-Será un concierto con mucha caña, porque intentamos ir cambiando, sobre todo el bloque de Savia - Squizoo, una canción de cada grupo. Queremos que sea algo como muy rápido para darle esa parte dinámica al show. Hay un momento en que salen dos baterías al escenario, y también habrá una especie de pequeña batucada y un duelo de solos. Además yo me bajaré al público… No quiero contar mucho, pero es un show de tres horas muy llamativo. Y lo bueno es que la gente, si tocásemos media hora más, estaría a gusto.
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