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La acordeonista cántabra Sofía Ros
Sofía Ros, la acordeonista cántabra a la conquista de América
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Sofía Ros, la acordeonista cántabra a la conquista de América

La joven intérprete, que completa su formación en Escocia, ha ofrecido un concierto en Texas y lamenta que en España «no haya más apoyo a la música y las artes en general»

Miércoles, 19 de febrero 2025

En pleno salto entre continentes, Sofía Ros, recién llegada de Glasgow y haciendo noche en Madrid, se prepara para viajar a Dallas. Allí, en Texas ha dado un concierto. A sus 22 años, la intérprete consolida paso a paso los escalones de una carrera que comenzó en la tierra donde creció y se formó, Cantabria, y apunta a no tener barreras.

«Su talento y virtuosismo hacen de ella una invitada bienvenida en los principales auditorios de Europa y Estados Unidos», así la presentan en la Corpus Christy Simphony Orchestra de Texas donde actuará mañana como solista invitada.

Está «muy contenta». Es la quinta vez que actúa en Estados Unidos, cada año con una orquesta y un director diferente. También ha actuado en Viena, Munich y diferentes puntos de Reino Unido, además de España. Cuando empezó a tocar, su motivación era que «me encantaba la música», nunca imaginó que recorrería el mundo de la mano de su instrumento.

Ros estudió en el conservatorio Jesús de Monasterio, con el apoyo total de sus padres, que también son músicos. Su talento innato la ayudó a ir haciendo dos cursos por año. «Acabé el conservatorio profesional con trece años», rememora. «Al ser tan joven, en España no hay ninguna salida que te permita aplicar al superior, especialmente con el acordeón, que es un instrumento un tanto desconocido y hay pocos profesores», explica. Su decisión, tras una intensa búsqueda de escuelas integradas la llevó a participar en la Escuela de Verano del Real Conservatorio de Escocia, a conocer su actual profesor, Djordje Gajic. Él le informó que existía un internado en Edimburgo donde es posible estudiar formación reglada combinada con música, desde los 8 a los 18 años. Y allá se fue Sofía Ros. Estudió violín, piano, orquesta e historia de la música, a la vez que matemáticas, literatura o geografía como cualquier otro alumno de su edad. Estuvo allí cuatro años y «tan contenta» que después realizó la formación superior y ahora está haciendo un máster. Se fue con 13 años y allí ha cumplido los 22. «Hasta que no lleve los mismos años en Escocia que en España no me consideraré escocesa», bromea.

«El acordeón es un instrumento un tanto desconocido y no hay demasiados profesores en España»

Sus padres «han estado siempre involucrados y valoraron incluso irse a vivir allí», pero tuvieron la suerte de que la escuela fuera además un internado y estuviera totalmente financiada por el gobierno. «Fue como si nos tocara la lotería, una suerte inmensa», explica.

Con esta perspectiva, afirma «me da mucha pena que no haya más apoyo en España, para la música y las artes en general», lamenta. Sí las hay para el deporte, compara, «pero en la música te lo tienes que buscar todo tú, sin ninguna ayuda».

Un repertorio variado

El acordeón es un instrumento muy nuevo en la música clásica y el repertorio que tiene está escrito a partir del siglo XX. «Los acordeonistas tenemos que hacer arreglos de otras obras como el barroco, el clasicismo o el romanticismo y adaptarlo al instrumento», expone. Entre sus favoritos están las composiciones rusas del siglo XX, influida por su profesor, que es su principal referente y que estudió en Moscú. «Me gusta también hacer adaptaciones de compositores españoles; Albéniz, Granados, Mompou… Están escritas para piano y me encantan».

En la música es muy importante «aprender todo lo que puedas de todos los géneros». En su caso, el violín le encantaba desde pequeña, antes incluso de decidirse por el acordeón. Estar en una orquesta, con tanta gente, algo que con el acordeón no ocurre, también le gusta. Y el piano y su repertorio están en su haber, no solo porque muchas de esas piezas son adaptables al acordeón, sino porque su madre es también pianista.

Entre los aspectos más importantes que ha aprendido está la de saber enfrentarse al escenario y ponerse ante el público. Un aprendizaje que se suma a las lecciones de vida que ha recibido de su profesor y también de sus compañeros. «He tenido mucha suerte porque aprendo mucho de ellos».

A Sofía Ros le gusta mucho «todo lo relacionado con el arte», sea pintura, danza, literatura… «Pero lo que más me gusta siempre ha sido la música y creo que no podría hacer otra cosa».

En su horizonte, está «simplemente tocar». No contempla de momento dedicarse a la docencia. Este año se ha presentado a numerosos concursos, interpretará un buen número de conciertos «sola y de música de cámara». Quizá repita tocando en casa, donde siente que «en general me reciben bien, pero tengo que insistir mucho, porque a veces es difícil». Recuerda cómo de pequeña tocó en el concurso más importante para acordeón de Alemania y al pedir a su profesor que le indicara qué tareas debía hacer para planificar, recibió una respuesta despectiva. «Siempre he sentido que no se le da mucha importancia y he aprendido a callarme sin más». Siente que la gente joven se pierda «lo que representa la música en general; no van a conciertos, a ver un ballet, a una exposición…». Más allá del barroco o el romanticismo, Ros escucha de todo: «La música, si es buena, me encanta de cualquier género, el jazz, el rock, el heavy metal, el indie, la bossa nova… Siempre hay que tener la mente abierta».

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