La imagen del festival Sónica es una colorida sirena. Una figura adecuada, teniendo en cuenta que en su primera edición tuvieron que bregar con marejadas varias, derivadas de la pandemia, para poder terminar atrayendo con su canto a las miles de personas que se desplazaron ... a Castro.
Desde este viernes, se repetirá, con más calma, la cita. En el Estadio Riomar, pero también en Punta Cotolino y la Plaza de la Barrera. En su apuesta por un modelo claro, con la escena local muy presente, hablamos con Ernesto Castañeda, director del evento, para hacer balance y mirar hacia la edición inmediata y las que están por venir.
- Segunda edición del festival Sónica. ¿Es la de la consolidación?
- Le llamamos segunda edición, pero lo vivimos como la primera.
- ¿Por lo excepcional?
- Claro. Teníamos este proyecto en mente, llega 2021 y la situación totalmente excepcional que vivimos y se hace un evento en formato ciclo, con conciertos por días, con el público sentado. Asumimos que es la segunda edición, pero de alguna manera la vivimos como la primera.
- ¿Desde hace cuánto pensaban en el proyecto?
- Tiempo atrás. Antes de la pandemia. No puedo ubicarlo exactamente porque a la hora de desarrollar un proyecto le vas dando forma poco a poco.
«En Cantabria hay mucha calidad con artistas que lo único que necesitan es una oportunidad»
- La idea era montar un festival de gran formato ¿con qué filosofía de fondo?
- Lo que queríamos era, como bien dices, un festival de gran formato, a celebrar en varios días, de forma concentrada, intensa, que en poco tiempo puedas ver a gran cantidad de artistas pero que también haya variedad. En un formato ecléctico en el que predominase la calidad artística mezclada con un evento divertido que te permita disfrutar. Como amante de la música, como oyente casual. En un rango amplio. Siempre ha sido un objetivo claro que dentro de esa mezcla, se pudiesen cuidar la escena local, dándole un espacio importante, que se puedan descubrir nuevos artistas que no hayan pasado por la región y hacer apuestas por artistas no consagrados que con el tiempo, ojalá lleguen a estarlo. Que puedas confiar en el diseño del cartel para saber que lo que vas a ver son artistas que consideramos con un posible recorrido.
- Uno de los puntos diferenciadores es la ubicación. ¿Por qué Castro Urdiales?
- El caso de Castro lo hemos entendido siempre como un lugar estratégico. Es una cuestión de pura física; si estás cerca de un sitio estás lejos de otro. A determinados niveles aun puede sorprender, con una ubicación que ofrece naturaleza, playa, interesante a nivel turístico para la gente que viene de fuera. Está muy cerca de Santander, cerca de Bizkaia, con lo que también tienes cerca los dos aeropuertos… Desde el punto de vista geográfico invita a una mezcla de gente. A un concepto que puede atraer a otro tipo de público. Y tiene unas instalaciones que consideramos muy aprovechables y que pueden crecer y evolucionar mucho.
- ¿Tuvieron la respuesta que esperaban?
- Teniendo en cuenta la situación y que nos tocó navegar con viento que en ocasiones se paraba y en otras soplaba en contra…Porque nos pasó de todo; el cambio de normativa, el concierto de KAseo, el aplazamiento de La MODA, lo de Ben Harper…Fue una edición muy potente en ese sentido. Hicimos un máster. Y desde el punto de vista del público, nuestra interpretación es cien por cien positiva. Fue un primer encuentro en un formato especial en que recibimos gente de muchos puntos de la región, gente de fuera. Iniciamos todo con Vetusta Morla con entradas agotadas, con ciertas dificultades técnicas ese primer día a las que dar solución para el resto y te diría que positivo. No fue una sorpresa. Este año, se presentó el 3 de diciembre y en enero me llamó la atención un bloque de veinte entradas vendidas en Jaen. Ahí cobra el sentido del concepto del que estamos hablando.
«El festival supondrá un retorno económico para Castro de un millón y medio de euros»
- ¿Cuánta gente hay detrás del Sonica?
- En total trabajaremos más de cien personas, cada uno con su función concreta. Implicadas con cuestiones más directas o indirectas, de producción, logística… A nivel de empleos directos estamos en más de 300 y con un retorno económico para Castro de un millón y medio de euros. Por la parte del alojamiento, los restaurantes, cafeterías, pubs… Trabajaremos con horarios con que la hostelería nocturna también podrá trabajar, con una oferta de día gratuita con conciertos por las calles y sesiones de DJ con actividad desde por la mañana. No sabemos hasta donde puede llegar de una manera indirecta. Un taxista no forma parte de la plantilla de Sónica, pero le va a repercutir, por ejemplo.
- ¿Hay algún modelo de festival en el que se fijen como referencia?
- Te diría que no. Hay coincidencias en el cartel con otros eventos. Al final somos cuatro personas planteando propuestas, cada una dentro de sus gustos. Hay artistas consagrados con los que no descubrimos nada nuevo y otros que tendrán un hueco dentro de un tiempo. Hacemos hincapié en buscar el equilibrio entre sostenibilidad y gran riesgo artístico.
- Tienen una clara apuesta por las bandas locales
- Me cuesta seguir definiéndome como músico, pero lo he sido y mi experiencia durante mi adolescencia fue una muy concreta. Hay que trabajar muy duro para salir de nuestras fronteras y que las cosas vayan bien. El trabajo fácil es llamar a alguien cuando ya lo ha conseguido y donde hay una actitud más de toma de conciencia real de la música, de lo emergente, que necesita ser regado para que pueda crecer, cuando tienes un gran escenario que funciona como escaparate puede ayudar a bandas locales que están en ese proceso. Para mí es como una deuda pendiente. No estaría cien por cien tranquilo si no lo hiciéramos así. Todas las bandas tuvieron un comienzo. En Cantabria hay mucha calidad con artistas que lo único que necesitan es una oportunidad. Si podemos aportar un granito de arena, no tanto como empresarios sino como amantes de la música, bienvenido sea.
- ¿Este es un proyecto a largo plazo?
- Sí. Nuestra intención es, desde que Sónica nace, poder mantenerlo en el tiempo y que tenga muchísimas ediciones. Todo lo que nos hemos planteado aún no está del todo desarrollado y nos queda mucho por hacer. Mi sensación es que hacen falta al menos tres ediciones para acercarse de pleno a su concepto.
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