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Pilar González Ruiz
Santander
Domingo, 11 de agosto 2019, 07:51
Tras una pausa de vacaciones, Iván Ferreiro tiene por delante varias semanas de locos. «De locos felices», matiza. Si bien su trabajo más reciente es un disco homenaje a Golpes Bajos, 'Cena recalentada', continúa la gira de 'Casa', con la que este domingo estará en ... Torrelavega. Antes de su concierto, en el que repasa además temas icónicos de su ya larga carrera, hablamos con el gallego de música y personas que tienen un significado en su vida.
-El periodista Xavier Valiño ha definido 'Cena Recalentada', su último disco, como una obra de amor. ¿Lo siente así?
-Sí, claro. Por supuesto son el primer amor musical de mi vida. El primero tan intenso. Son mi banda de la adolescencia, el amor que te obsesiona.
-¿Ha perdido intensidad ese amor a lo largo de los años?
-No. No me he desencantado.
-¿Existiría Iván Ferreiro sin Golpes Bajos?
-Supongo que no. Marcan muchas cosas. El hecho de que aparezca una banda en mi ciudad, tan cerca y me diga que se puede hacer música desde Vigo. Sus canciones, y después la idea de que puedes tener un discurso propio.
-¿Cuál es la idea principal de su discurso propio?
-El amor a las canciones. Y a poder contar cualquier cosa. Enfrentarse a cualquier idea o emoción, sobre todo de la forma que uno quiere, sin basarse en la fórmula de los demás o en las modas.
-Hace poco has vuelto a colaborar con Fon Román. ¿Cómo ha ido ese reencuentro?
-Maravilloso. Fon es muy importante en mi vida. Con él es con quien aprendí a hacer canciones, con quien compartí conciertos y tablas. Y nos fuimos haciendo juntos, formándonos a la vez, tirando uno del otro, viendo que las obsesiones del otro eran interesantes para construir algo común.
-Encontraron el equilibrio, valga la paradoja, que no era imposible
-Sí, la verdad es que cuando trabajabamos en Piratas era una gozada trabajar juntos e hicimos cosas maravillosas. Luego hubo una distancia, incluso geográfica, que para mí es incluso más metafísica y hubo un reencuentro en México. Como si cada uno tirara para un lado del planeta y al final nos encontrásemos en medio.
-También ha cantado con Guadi Galego. ¿Cantar en gallego entra en sus planes?
-Lo malo es que el gallego no lo domino tanto como me gustaría. Nací en el 70 en pleno franquismo y en mi casa se hablaba en castellano. Aunque el colegio tenía fuerte cultura gallega, tuve la mala suerte de expresarme en castellano casi toda mi vida y cuando hablo en gallego me dicen que hago cosas mal.
-Siente pudor al hacerlo
-Sí, hay pudor. Es más eso que que no me guste. Y cuando llega alguien como Guadi que escribe tan bien y lo tiene tan controlado a la hora de construir canciones…
-¿Es más complicado componer en gallego por su sonoridad?
-Tiene más que ver con la soltura que tengo con el castellano. Mi suegro, Antonio García Teixeiro, escribe en gallego, lo veo como maneja esa lengua fantástica y me acomplejo. Un día, Elvira, la ex mujer de Pablo Novoa (guitarrista) que habla en gallego me preguntaba por qué no lo hago más. Le dije que cada vez que lo hablo le pego hostias al gallego y ella respondió que igual le gusta más llevarse hostias que no ser hablado.
-Una persona más, Arancha Moreno, que le ha sacado las entretelas en su libro '30 canciones para el tiempo y la distancia'
-Bueno, a Arancha la conozco hace muchísimo, desde antes de acabar la carrera, y me ha acompañado muchos años. Hemos tenido muchos momentos de charlas e intercambio de ideas. El libro es contradictorio todo el rato y me gusta porque en eso se parece a mí. Digo una cosa y mi hermano en la página siguiente dice que me lo invento y que es todo lo contrario. Y Arancha ha sabido entender eso de mí; que no estoy en posesión de la verdad, solo tengo lo que siento y mis recuerdos van variando y los cambio. Me gusta eso. Leí el libro para las presentaciones y tengo ganas de volver a hacerlo.
-Su carrera se basa en que todos crean que hace lo que le da la gana, ha dicho. ¿Lo hace?
-(Ríe) Sí y no. A veces uno hace las cosas por necesidad y eso es una gran motivación. Uno hace lo que hace y lo que puede. Lo que sí es cierto es que a mí me dejan hacer lo que me dé la gana y es el público el que decide. Un colectivo y no una persona. Te dan carta blanca. Creo que el único continuo en mi carrera es la discontinuidad y mientras otros necesitan hacer lo suyo de una forma más clara o marcando más su identidad a mí se me ha permitido cambiar.
-¿Poder elegir, cambiar y tomar sus propias decisiones es triunfar?
-Sí, es un éxito poder vivir de este trabajo. Gracias a Dios en mi caso nunca tuve que hacer lo que me pedían, sino lo que necesitaba. Mi jefe es el público, quien decide si sigo trabajando o no. De alguna forma he tenido suerte.
-¿Cómo ha encajado los reveses?
-El éxito no ha llegado muy pronto y creo que cuando no te funciona todo desde el primer disco, con 22 años, cuando te puedes quedar con ideas agarradas, aprendes... He tenido la suerte de fracasar un montón de veces.
-Esta semana C. Tangana, la semana pasada Luis Pastor. ¿Qué le genera ver cómo se cancelan conciertos por cuestiones de censura?
-Me da mucha pena. Por otro lado, me da qué pensar. Pensar en el poder de las canciones. Algunos capullos se sienten amenazados, así que igual no lo estamos haciendo tan mal.
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