
El Kanka
Secciones
Servicios
Destacamos
El Kanka
Llegado de Colombia y haciendo pausa en Madrid «intentando sobrellevar el jet lag con el cuerpo un poquito raro». El Kanka y Juan Gómez han ... aprendido a respetar sus turnos, tras un parón en una carrera larga, intensa y a ratos agotadora. Como las que implican pico y pala en esto de la música. 'Cosas de los vivientes' es el disco (el sexto) resultante de la pausa. Haciendo las cosas como quería, a la vieja usanza de las bandas y reencontrándose con el disfrute de subir a un escenario al cien por cien, como hará hoy en Comillas (22 horas), dentro del XX aniversario del ciclo de los Caprichos Musicales.
–¿Latinoamérica es extenuante y gratificante para un artista?
–Allí, aunque hablan el mismo idioma y somos parecidos en muchas cosas, tienen otro código. No funcionan igual las canciones e influye el hecho de tener menos oportunidades; aquí, si no vas a Comillas, puedes ir a Chiclana, pero allí no y la gente lo valora de otra manera. Los conciertos son súper intensos, lo viven muchísimo y para nosotros es muy refrescante.
–En dos años le ha dado tiempo a quemar su casa, mudarse dos veces y grabar un disco. No lo ha hecho mal.
–No, la verdad es que he estado entretenido. Pensaba que me iba a aburrir y… (ríe).
–¿Qué le hizo parar y qué le hizo volver?
–Había algo estratégico en el parón, pero sobre todo, que estaba quemado. Esta profesión es super bonita y no la cambiaría por ninguna otra. Considero que soy un privilegiado con mucha suerte de poder dedicarme a esto con cierto éxito, además. Ni siquiera soñaba con ello, pero también es muy duro, con mucho desarraigo.
–Siempre en la carretera.
–Mi problema no es estar siempre viajando, sino el poco tiempo que paso en mi casa. Es más con el defecto que con el exceso. Todos tenemos una pedrada por eso. Llega un punto donde no sabes bien donde estás y necesitas volver a tu casa. Esto es un proyecto independiente y necesito estar en carretera; si quiero grabar un disco, ese dinero lo saco de tocar muchos conciertos. He pasado varios años haciendo 80 o 90 conciertos al año, sin parar, mientras grababa los discos. Cualquiera se quema. Es un trabajo, voy porque me pagan, como cualquiera, pero es muy triste subirse al escenario sin nada de ganas y yo lo hice demasiadas veces ya.
–'Orgullo de lo que he sido, porque músico he nacido, y músico moriré, canta en 'No se dice suerte', pero eso no es contradictorio con la exigencia del trabajo diario
–Claro. Y mientras más volumen de trabajo, es mucho más difícil. Es un discurso consciente que hago desde el privilegio y no todo el mundo puede parar durante nueve meses. Lo he querido hacer para volver con esas ganas perdidas. La música es la música, el público es el público y uno se viene arriba y se conecta, pero esta gira la estoy viviendo de forma distinta. Más en el equilibrio.
–Es la primera vez que ha podido grabar un disco con calma, dice, que define como el más sincero y completo. ¿Tiene que ver con todo lo anterior?
–Sí y no. Para mí, tiene que ver con la producción. No es lo mismo estar grabando, irme de concierto, volver, mezclar a distancia… Ahora lo hemos arreglado más en el local que en el estudio, que era una ilusión que yo tenía; juntarme con los músicos y montar las canciones desde cero, como han hecho las bandas toda la vida. Creo que eso se nota en el sonido, que es crudo, que suena mucho a nosotros, porque nos hemos podido detener en los arreglos, ponernos creativos, dejar silencios también a ver qué se nos ocurría… En la sinceridad de las letras no se nota tanto porque estas canciones las compuse antes, en 2021. Voy componiendo sin pensar que van a ir a un disco, pero cerré el repertorio en enero del año pasado. Me apetecía desnudarme, que lo hago en más de una canción y estoy descubriendo el valor estético de la sinceridad y eso se nota.
–El valor de la sinceridad aplicado a todas las partes del proceso'
–Totalmente. Yo no dije: como las canciones son sinceras, vamos a hacer así la producción, pero me parece que le va al pelo. Que ha sido una bonita casualidad y es muy coherente. Pero en el fondo, sigo mi camino, que es muy intuitivo y podría ir a muchos sitios, pero me sale buscar la honestidad, cada vez un poco más. La música parece que se convierte en algo prefabricado y lo que yo le puedo aportar, mi trozo pequeñito de parcela en este mundo musical es justo eso: canciones que hablan de cosas personales, compuestas a la vieja usanza, sin tantos fuegos artificiales, sin tanta sofisticación. Trabajo siempre con los mismos músicos, me gusta que suene todo orgánico y hacer mis cancioncitas humildes y modestas que aporten al mundo musical.
–¿Ese optimismo se ha ido trasladando al realismo con el tiempo?
–Puede ser. Siempre hay un poco de realismo. De hecho, me molestaba un poco la etiqueta del cantautor del buen rollo. Nunca he querido caer en lo fácil de sonríe y sé feliz. Mi optimismo, que es más positivismo, tiene que ver siempre con buscar una intención un poco constructiva. Hay canciones que parten de trabajos conmigo mismo y mis neuras. Siempre ha habido ese punto que quizá ahora se nota más. Cuando escucho los primeros discos o interpreto algunas de esas canciones del principio, me da la sensación de que antes buscaba más el juego de palabras, algo más ingenioso, más chocante. El camino ha ido hacia algo más emocional. Si escuchas el primer disco y el último, se nota esa diferencia, cuando empecé a hablar de mí mismo y buscar otra forma de contar las cosas. Habré aprendido cosas por el camino, pero soy el mismo.
–¿La terapia le ha ayudado más a subirse a un escenario o a saber qué hacer cuando se baja?
–Creo que ambas cosas. Llevo más de diez años haciendo terapia y nada es el Santo Grial. Para la gente que somos especialmente sensibles o fóbicos, que yo lo tengo todo, nos viene muy bien, como quien tiene propensión a engordar le viene bien hacer ejercicio y cuidar lo que come. He notado cambios sutiles entre los cuales están esos dos que dices; estoy más a gusto en el escenario. Pienso menos lo que estoy haciendo y he conseguido soltarme más. También componiendo, sin el miedo a la hoja en blanco. Me llevo bien con mi parte creativa, lo disfruto y no soy para nada un artista atormentado. Y cuando me bajo, me ha ayudado a mantener los pies en la tierra, porque en esta profesión hay mucha tontería y hay que tener cuidado con la gestión del ego. Soy consciente de lo que hago para ganarme la vida y el esfuerzo que supone. No ser El Kanka las 24 horas del día, sino también Juan.
–Pues le preguntamos a Juan; viene a un ciclo llamado Caprichos Musicales. ¿Se ha dado alguno últimamente?
–Sí, ¡todos los que puedo! Lo considero casi una obligación. Los que nos dedicamos a la música tenemos que aprender de los grandes y los chicos. El año pasado fui a ver a Juan Luis Guerra, a Serrat, a Robe Iniesta, a Jacob Collier… Vi un montón de conciertos que me abrieron bastante la cabecita.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.