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La pasión y el talento son clave, «pero sin trabajo, determinación y estudio, no hay carrera para un artista». Al menos eso es lo que ... piensa alguien que lleva más de medio siglo practicando todas estas disciplinas. «Así lo hago y así lo veo», dice Antônio Pecci Filho, conocido artísticamente como Toquinho (São Paulo, 1946).
Esta noche cerrará en Escenario Santander (21.30 horas) el ciclo 'Sonidos de Brasil'. Lo hará en formato cuarteto y acompañado por la voz de Camila Faustino, ante quien no repara en adjetivos y augura una gran carrera. «Es una de las mejores cantantes que conozco», afirma. Destaca su «increíble musicalidad» además de ser una persona «muy inteligente, muy viva y muy bella». La veo con madera para hacer una gran carrera.
Toquinho dice ser «un guitarrista nada más», De formación, añade. Y después, «un cantautor». En conjunto, «una persona a la que le gusta lo que hace y busca siempre hacer lo que le gusta». Así se explican centenares de trabajos, propios y en colaboración con artistas como Antonio Carlos Jobim o Gilberto Gil desde que en 1966 publicó su primer disco, 'O violao'. Coautor junto a Vinicius de Moraes y Chico Buarque de clásicos como 'Aquarela', 'Tarde en Itapuã', 'Que Maravilha', o 'Samba de Orly', celebra ese más de medio siglo de una trayectoria que se ha plasmado en cerca en más de 80 discos, 500 composiciones y más de 10000 recitales por todo el mundo.
Dónde Esta noche en Escenario Santander, a partir de las 21.30 horas, cerrando el ciclo 'Sonidos do Brasil'.
Formato Cuarteto, con el bajista Dudu Penz, el batería Jeffe Otto y la cantante Camila Faustino
Entradas A la venta en escenariosantander.es, a un precio de 35 euros anticipada y 38 euros en taquilla.
Todo bajo un mismo sino; el de la bossa nova, ese fenómeno que engloba mucho más que la música y que, sentencia, no se podría haber dado en otro lugar distinto a Brasil. «Es una mezcla de muchas cosas brasileñas». Empezando por los negros «que nos regalaron tantos ritmos», porque la bossa nova es samba que viene de África, de las raíces, de esa cultura. Después llegaría un nombre propio que representa la sofisticación, la purificación, la armonización, porque, de hecho: «Joao Gilberto es la bossa nova».
Sobre la bossa nova Toquinho está convencido de que «une melodía y poesía como el alma guarda las experiencias de la vida». A su juicio, posee una magia que ha superado el paso del tiempo y que le ha permitido mezclarse con otras músicas. Está viva, está en todas partes y permanece como el fado o el flamenco.
Su nuevo álbum 'Nuevos colores, eternas canciones' tiene una estructura armónica muy fuerte, con un ritmo tradicional de samba detrás y una forma de cantar intimista. Su armonía se comparte con el jazz, que fue crucial para su difusión internacional. Es música delicada y muy bien hecha, Chico Buarque la definió con acierto como 'una alegría triste y una tristeza alegre'.
El músico paulista se considera un heredero de esa gran confusión cultural que dio lugar al género que maneja. De su generación previa, pero también de otras anteriores. En la música de su país, «hay muchos brasiles en Brasil».
El legado musical que representa este patrimonio es parte de la cultura de un país y «todo lo que se hace es poco para que permanezca viva siempre». El gobierno y la sociedad tienen que darse la mano para que sea fuerte y tenga el reconocimiento de las cosas hechas. En este mundo cambiante, el veterano intérprete cree que Internet tiene hoy muchas cosas malas pero tiene eso bueno; el reconocimiento al artista. «Con un click, puedes acceder al pasado de un creador y descubrirlo». Siempre y cuando, matiza, un artista no pierda su rincón, su alma, su verdad, pero debe aprovechar todo el tiempo que tiene. «Tiene la obligación de respetar su carrera y respetar los cambios que el tiempo le trae».
A nivel individual tiene una sensación positiva, de reconocimiento por su aportación. «Todos en su profesión queremos ser reconocidos, en cualquier cosa, dándole valor a eso –explica– Si hice canciones que pasaron las fronteras de muchos países, no voy a ser hipócrita y decir que no me hace bien». Vinicius de Moraes habla del dulce gusto del éxito y Toquinho confirma que lo tiene.
Aunque ha pasado por España en infinidad de ocasiones, esta es la primera vez que ofrecerá su música en Cantabria. En todos esos viajes le hubiera gustado tener un poco más de margen para aprender de los sonidos naturales de la Península. Paco de Lucía o Vicente Amigo son dos de las personas con las que ha tenido ocasión de profundizar en el sonido de estas latitudes.
Al joven que en 1970 acompañó a Vinicius en una gira que, inicialmente solo iba a durar dos días y ha supuesto una carrera longeva y laureada, el Toquinho de hoy le diría que tratase al poeta de igual a igual, respetando su grandeza, haciendo bien sus canciones, absorbiendo todo lo que pueda darle. «De hecho, es lo que hice!», bromea.
Sobre la posibilidad de dejar los escenarios y dedicarse a disfrutar de músicas ajenas, Toquinho, entre risas y energía, lo tiene claro. «Mientras esté vivo y tenga una guitarra, si alguien me invita a tocar, tocaré. Y si me da plata, pues aun mejor. ¿Cuando pienso parar? ¡Nunca!».
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Ana del Castillo
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