«En España, ser cantante es una desgracia»

-Llevaban años sin dar un concierto en solitario. Los Hombres G siguen teniendo un público muy fiel, como demostraron llenando el Palacio de Deportes de Madrid. ¿Subidón?

-¡Sí! La verdad es que los últimos años han sido de subidón. Estamos en unos de los mejores momentos de nuestra carrera. A nuestra edad, poder disfrutar de estas sensaciones es como un milagro.

-Todo ha cambiado. ¿Incluso las fans? ¿Sigue recogiendo sujetadores de los escenarios?

-(Risas) ¡Sí! En todos los conciertos, cuando tocamos 'Suéltate el pelo', cae algún sujetador. Por lo menos cuatro o cinco. Antes eran cuatrocientos, pero bueno, se agradece. Si no ocurriera, me quedaría triste. El público es increíble. Se nos han unido nuevas generaciones. Viene gente muy joven acompañada de mayores. Hemos conseguido, de manera inconsciente, traspasar de unas generaciones a otras. Es lo que nos hace estar vivos. Es un honor.

-Nueve años de sequía hasta 'Resurrección'. ¿Tenían mono de estudio?

-En estos años no hemos parado. Hemos sacado cuatro temas inéditos en single. Un directo en las Ventas, por el 30 aniversario del grupo, una gira con un grupo argentino, Enanitos Verdes, que se llamaba 'Huevos Revueltos', que nos tuvo cuatro años por América. Un musical. ¡De todo! Pero nos faltaba tiempo para afrontar un disco con canciones inéditas. Lo teníamos planeado y queríamos que fuera algo buenísimo. Es una satisfacción lo bien recibido que ha sido. Ten en cuenta que para nosotros es muy difícil competir con nuestros propios clásicos. Por muy buenas que sean las canciones nuevas, tienen que competir con 'Voy a pasármelo bien', 'Sufre mamón' o 'Temblando', temas que están clavados en el corazón de la gente. Es un reto hacer una más que pueda entrar en ese club. Grabar es lo que más me gusta. Espero no tener que dejar tanto tiempo para el próximo.

-Casi dos horas sobre el escenario no se deben de llevar igual de bien que como cuando tenían 25 años. ¿Cómo lo afrontan?

-Voy dos o tres día a boxear. Intento estar en forma. Pero es que cuando estás sobre un escenario sacas fuerzas de dónde no las hay. Te cura todos los males y te hace ver que eres más fuerte y resistente de lo que te crees.

-Sigue habiendo muchas canciones de amor en su nuevo disco. ¿Escritas desde la madurez para un público más maduro?

-Las canciones han evolucionado. Intento hacerlo cada vez mejor. Con palabras cada vez más bonitas. Escribo lo que me sale del corazón, que es lo que he hecho toda mi vida. Cuando era un chaval, escribía sobre bares, amigos y novias, porque era lo que me importaba a los 20 años. Y ahora, lo que siento a esta edad. Esto condiciona mucho nuestros discos, porque si yo estoy en una etapa un poco tristona o jodida, pues sale así. Y si estoy feliz, sale uno disco más optimista.

-Entonces, ¿ahora está en un buen momento?

-Sí, ahora estoy muy bien. Me siento feliz.

-¿Cómo ha crecido Hombres G?

-Seguimos igual, en cuanto a la actitud. Sobre el escenario, los conciertos de los Hombres G son divertidísimos. La gente viene a pasárselo de puta madre. A bailar y a disfrutar. Lo cierto es que escribo menos canciones de corte cómico porque tengo tantas que no me hacen falta más. En el repertorio ya canto 'Sufre mamón', 'Marta tiene un marcapasos' o 'Indiana'. Por ello intento hacer otras más profundas, más bonitas armónicamente. Las cachondas ya están aseguradas.

-«Soy más chulo que nadie». Lo canta en 'Con los brazos en Cruz', su primer single. ¿Hay algo de usted en esa frase?

-(Risas) No estoy hablando de mi. La canción es un tipo de protesta tierna contra la represión psicológica y la corrección política que manda ahora. Es sobre un tío que entra en un bar, como hacíamos en los 80, cuando nos subíamos en una mesa a bailar y que no pasaba nada. Y llegabas a casa oliendo a humo. Puede que fuera menos sano que ahora, pero la vida era infinitamente más divertida. Hay cosas que se han corregido, que me parecen muy bien, pero esta canción es un ataque rebelde a este momento, que en muchas cosas me parece patético.

-¿Ha vuelto a ver alguna de las películas realizadas por su padre, Manolo Summers? ¿Qué siente?

-¡Claro! Pero fíjate, no las veo antiguas. Se ve que han pasado los años, no solo por nosotros, sino por cómo era Madrid, sus calles, los coches. La primera, 'Sufre mamón', me parece maravillosa porque es totalmente del estilo de Manolo Summers. Me transmite mucha ternura. Tiene sus gag, su manera de hacer cine.

-¿Se ha visto tentado alguna vez a dirigir una película?

-Sí, últimamente me están tentando a hacerlo. Y puede que lo haga. Es algo que me gusta y me siento capaz.

-Usted que ha tenido dos hijos, ¿cómo ha vivido el arte y la cultura que se imparte en los colegios?

-En España, es muy triste cómo se trata la cultura. El nivel de analfabetismo es muy grande. La gente no tiene ni puta idea. De la música y la cultura en general es de lo primero que se prescinde cuando la gente está mal de pasta. La gente ha aprendido a no necesitar la cultura en este país. En España ser músico es una desgracia. Tenemos que luchar contra la falta de apoyo total de los gobiernos que se van sucediendo. Somos artistas a pesar de todo. Voy a otros países de Sudamérica o a EE UU, y allí la música es imprescindible.

-Se acaban de cumplir 20 años de la muerte de Enrique Urquijo. Mañana tocan también con los Secretos en Santander. ¿Su música le influyó de alguna manera?

-Enrique era mi amigo y, además, una de las personas más sensibles que he conocido y más sincera. El tío escribía desde su corazón. Sacaba todo lo que tenía dentro y contaba la verdad. Eso es lo que tiene que hacer un artista. Era un tipo con una sencillez enorme a la hora de componer. Todas sus canciones tienen acordes muy sencillos, con melodías preciosas y letras bonitas. Eso es lo más difícil del mundo. Le echo mucho de menos.