Secciones
Servicios
Destacamos
«Voy a darlo todo», arrancó cantando Abraham Boba, no se sabe si a modo de consigna o en plan profético. Desde luego, por entrega no iba a quedar; ni sobre las tablas ni enfrente, en una sala que rozaba el lleno absoluto. Gran poder ... de convocatoria para una banda que reventó este verano el Torrelavega Sound City, y con entrada gratuita.
Aunque poco importaban los antecedentes, porque la banda, explicó el vocalista, venía a hablar de su libro. O sea, a presentar 'Nueva sinfonía sobre el caos'. Y lo tocaron íntegro, los diez cortes. Empezando por el primero, un 'Úsame/tírame' que además de sonar como un cañón parecía un viaje en el tiempo: que sonaba a maxi-single de Factory Records, allá por la época heroica. Vamos, que solo hizo falta que iluminaran la enorme bola de discoteca que pende del techo para que aquello se convirtiera en una pista de baile y, en vez de Escenario Santander, por un momento pareciera la mítica The Haçienda mancusiana.
Pero no, estábamos en el aquí y el ahora, 'en el festín' de los LB y, lo mismo que la antigua León-Benavente ya no es la N-630 sino la moderna autovía A-66, de geolocalizar al personal se encargó Boba, que aunque no tiene demasiada querencia al micrófono, sí aprovechó para dedicar a Valencia y los valencianos un 'Ánimo, valiente' que provocó el delirio en una concurrencia que se sabía todas, absolutamente todas las canciones. Vamos, que nadie diría que el nuevo disco solo llevaba un mes en la calle, porque coreaban 'Amo' o 'Estado provisional' con la misma intensidad que las novedosas 'Nada' o 'Baile existencialista'. Aunque, sobre todas, destacó 'La aventura', que es un pequeño milagro poético: sus estrofas son calambures. ¿Quién dijo que el rock no es un género literario?
Pero la noche no estaba para figuras retóricas, sino disfrutar del sonido sólido y abigarrado, como un muro de percusión y base rítmica, que avanzaba con un tempo frenético y en el que cabían tanto ima guitarras afiladísima como los sonidos sintetizados. Músicos enormes, de proporciones casi legendarias, refrendaron la misma impresión de cada actuación: que su directo está a años luz de lo que puedan registrar las máquinas del mejor de los estudios. Pero es que además cuentan con un 'frontman' que lo mismo se pasea entre el público que canta con un micro en cada mano. Y que contagia vitalidad del primer al último minuto, que hay que ver cómo botaba, tras hora y media de jarana.
Casi se viene abajo el búnker de las Llamas con 'Ser brigada', pero donde lo clavaron fue con el tercer bis: 'Ayer salí'. Y así estamos hoy unos cuantos, pensando que, por pegada, por energía y por calidad, el espectáculo de los León Benavente es de Champions. Eso sí, mejor no prestar mucha atención a las letras, porque resultan adictivas. Sobre todo, por ese particular estilo de Boba, tan recitado, que hace que, en mitad de la resaca, te descubras canturreando en bucle «Tengo el país que me merezco». ¡Y eso que uno no era fan antes de entrar al concierto, oiga!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.