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El grupo folk cántabro Luétiga, ya desaparecido, durante el concierto que ofreció por el XXV aniversariode la formación en el Casyc. Andres Fernández
Los festivales folk luchan por salir adelante

Los festivales folk luchan por salir adelante

Los organizadores trabajan sin cobrar y el público no paga entrada: sin apoyo institucional no pueden sobrevivir

José Ahumada

Santander

Lunes, 3 de junio 2024, 02:00

El Festival Magosta de Castañeda, la cita más veterana con el folk en Cantabria, debería cumplir este año treinta ediciones, pero no se celebrará. «He acabado muy agotada», reconoce Lara del Olmo, su organizadora, quien explica que abre este paréntesis hasta 2025 «por temas de recursos personales -somos pocos-, y administrativos».

«El año pasado costó muchísimo hacerlo: a finales de abril no sabíamos si íbamos a tener ayudas institucionales, y eso cansa: yo empecé a organizarlo en diciembre de 2022 y he terminado de pagar todo en abril de este año. Tenía a los grupos llamando ya en enero y preguntando que cuándo iban a cobrar. No se puede trabajar así: si yo cobro, entiendo que es parte de mi trabajo y apechugo con ello, pero esto es gratis».

La suspensión del festival folk de referencia en la región es el más claro síntoma del declive de este tipo de encuentros musicales, ahogados, principalmente, por la falta de ayudas públicas. Antes de seguir hay que recordar que una de las señas de identidad de estas fiestas 'de prau' es que son gratuitas, y que sus impulsores, generalmente asociaciones culturales, trabajan por amor al arte.

  • Años de folk A mediados de los 90, cualquier verano podían celebrarse veinte festivales en Cantabria

  • Mas medios En los buenos tiempos, los mejores artistas del género se subían a los escenarios de la región

  • Negociación La consejera de Cultura se reunirá con los organizadores de festivales hoy, lunes

Cantabria vivió sus años dorados del folk desde mediados de los 90 del siglo pasado hasta la primera década de éste: cualquier verano podían llegar a celebrarse veinte festivales, y por los escenarios desfilaban primeras figuras nacionales e internacionales: Carlos Núñez, The Chieftains, Milladoiro... «Esos años coinciden con una época en que el dinero fluía con bastante facilidad -opina Eduardo Izquierdo, organizador de Bolao Folk (Cóbreces)-, y también coincide con un momento artístico muy álgido en Cantabria, con grupos excepcionales como Atlántica o Luétiga, de lo mejor que había en España en el panorama folk. La época de declive coincide también con el final de la andadura de estos grandes grupos, cuando pasamos a formaciones más sencillas y con menos proyección nacional, y, por supuesto, con la falta de dinero».

Nico Toral, impulsor del Cabuérniga Folk, cuenta cómo se aficionó al género en aquellos buenos tiempos. «En el 95 conocí el Festival de los Pueblos del Norte en Cabuérniga, y desde entonces he sido asiduo; durante quince años he participado como músico en formaciones folk, y ahora, desde hace tres, me toca verlo desde otro punto de vista, como organizador».

Menos medios

«Ahora quedamos menos festivales, y a nivel de oyentes también han flojeado, pero es que desde hace unos cuantos años no se hacen inversiones fuertes en festivales folk: yo participé en tres ediciones del Cantabria Infinita, en San Vicente, y entonces el Gobierno apostaba fuerte. Eso generaba afición: se contaba con los mejores, a nivel nacional y europeo, y los músicos de Cantabria podían estar junto a sus ídolos y aprender de ellos. Era una experiencia muy grande poder coincidir en un festival con asturianos, gallegos y escoceses».

Pero el festival de San Vicente, quizás el de mayor presupuesto, desapareció, como también lo hicieron el Sauga de Colindres, el de Borleña, el de Arnuero... junto con el festival de Cóbreces y el ya mencionado de los Pueblos del Norte de Cabuérniga, que en los últimos años han visto cómo se recuperaba su espíritu y han encontrado sucesión.

Folkomillas es ahora la cita de referencia: tres días de música y actividades con grupos de renombre y mucho público. Highlanders, Óscar Ibáñez & Tribo, Ímar, Korrontzi y La Tarrancha componían el cartel de la jornada principal en la edición del año pasado, que reunió a más de 10.000 personas en la campa del Palacio de Sobrellano.

«Sobre todo hace falta apoyo económico -sostiene Milianu Rodríguez, responsable del festival de Comillas. «Muchos festivales conseguían subsistir con esa pequeña ayuda, porque en el momento en que no es viable y vas a perder dinero, la gente no está por la labor». Folkomillas tiene la fortuna de ser este año el agraciado con la mayor ayuda del Gobierno regional: 12.000 euros que abonará Cantur. Esa subvención es sólo una parte de la financiación, a la que se suma la del Ayuntamiento de la localidad, que no ha fallado en sus 18 ediciones.

Aparte, la Asociación Cultural L'Escanillu, encargada de sacarlo adelante, organiza rifas y loterías, sortea cestas de Navidad y, como los demás, busca dinero hasta debajo de las piedras: otros venden camisetas, sudaderas y pulseras, o editan libritos con publicidad como tantas comisiones de festejos. Rodríguez subraya que su asociación organiza y participa en otras actividades, aparte del festival: el Samuín -un halloween cántabro-, la cabalgata de Reyes, el carnaval, un campeonato de fútbol playa nocturno, carreras de inercia con triángulos... «Todo eso son gastos, y con la crisis empezaron a darnos menos, así que tuvimos que dejar de hacerlas y centrarnos en el folk, aunque seguimos colaborando en el carnaval, el Samuín y la cabalgata».

Durante los tres días del festival se siguen ofreciendo otros entretenimientos, como un palenque infantil con aparatos para niños, juegos tradicionales, mercado medieval con casi un centenar de puestos, demostraciones de cómo se fabricaban antiguamente medicinas o cómo era la vida en la Edad Media, marionetas, artesanía en directo, etc.

«Es cierto que las tendencias cambian con el paso del tiempo, y que el folk ya no atrae a los chavalitos de 16, pero es que tampoco les atrae el rock o el punk», afirma Lara del Olmo (Magosta). «Aun así, sigue habiendo una cantera muy buena en las escuelas de folklore, y eso repercute en el folk. A la gente le sigue gustando, gente de muchas edades y de ideologías distintas: el folk es cultura y creo que en la cultura no tiene que intervenir la política. Sí que nos ha pasado que, al trabajar con algunos ayuntamientos, tener o no ayudas depende de quién gobierna, y eso me parece mal, porque somos festivales de raíz, trabajamos gratis a través de asociaciones culturales y las trabas administrativas lo único que consiguen es que pierdas las ganas de hacerlo».

Una costosa tarea

«Ya no es que tengas que presentar un proyecto para que te puedan dar la ayuda, es que luego es la memoria, y tienes que reunirte con 50.000 personas que no saben ni quién eres porque cada vez hablas con uno. Y, luego, lo que tardan en pagar: el año pasado, en junio, no nos habían pagado la ayuda el año anterior. Y hay que pagar infraestructuras, baños, seguros... El problema es lo cansado que es tener que ir, reunirte todos los años para explicar lo mismo, empezar en diciembre y acabar en marzo y no saber hasta el último momento si vas a contar con unos medios mínimos».

Tras la asamblea celebrada la pasada semana por los organizadores de festivales folk para buscar solución a este declive generalizado, la idea de agruparse en una asociación fue aprobada por todos. «Parece la fórmula más adecuada y más democrática, tal y como se están concediendo las ayudas: muy dispar, cada una de un organismo diferente y con cantidades distintas sin que se sepa muy bien con qué criterio», dice Eduardo Izquierdo (Bolao Folk).

Lo que pretenden es obtener el compromiso, por parte de la Consejería de Cultura, de un apoyo estable y suficiente. Esta aportación del Gobierno regional iría destinada a la asociación de festivales que planean crear, que sería la que distribuiría los fondos en función a su duración y su cartel: 10.000 euros por día de festival les parece un cálculo razonable. Todo eso tendrán que explicárselo y negociarlo con la consejera, Eva Guillermina Fernández, que ya les ha comunicado que les recibirá hoy mismo.

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