Amaral: «Nos hemos dado cuenta de que no todo vale»

-¿Tuvo carga emocional adicional ese primer concierto en Bilbao por ser el primero que ofrecen tras el confinamiento?

-Sí, estuvimos solos con todo nuestro equipo técnico detrás. Los primeros cinco minutos hubo una emotividad muy especial que hubo que controlar después. Fue una experiencia interesante en la que nosotros fuimos los primeros sorprendidos.

-Las giras acústicas se asocian a coyunturas de crisis. ¿Han elegido el formato para que las cuentas cuadren con las restricciones de aforo?

-No, la razón principal es contribuir a la vuelta de la música a los escenarios, no pensando solo en los que tenemos el foco sino apoyando a todos los que están detrás y que han quedado desprotegidos. Así que cuando los promotores de la gira 'Salto al Color' nos mostraron su disposición a hacer lo que permitiera la situación sanitaria enseguida nos prestamos a ello. Nos parecía mejor reactivarnos que esperar a poder hacer conciertos grandes.

-¿Habían pasado tanto tiempo separados en las casi tres décadas que lleva Amaral en activo?

-Ni cuando vivíamos en Zaragoza y currábamos en bares mientras estudiábamos, ni cuando nos hemos ido de vacaciones cada uno por su lado. De hecho, creo que nunca he pasado tres meses sin tocar con otro ser humano. Hemos respetado totalmente el confinamiento. Pese a que vivimos cerca, ni siquiera llegamos a juntarnos para los conciertos 'online' que nos proponían. Fue muy emocionante volver a ensayar sin Skype de por medio.

-¿Les ha motivado creativamente el encierro forzoso?

-Bastante, salvo los días más duros que me provocaron una cierta tristeza, he estado bastante activo viendo series, escuchando mucha electrónica y algunos clásicos y sobre todo grabando muchas cosas que le iba enviando a Eva.

-¿Habían tocado 'online' ante un público virtual? ¿Cómo fue la experiencia?

-No, nunca , ni siquiera sabía cómo hacerlo. La gente lo acogió con muy buena onda, y la experiencia ha sido más cálida de lo que cabía esperar.

-Esta crisis da otro calado a la letra de canciones recientes como 'Juguetes rotos': 'Cuánta estrategia de altura se idea a diario desde algún despacho'.

-Sí, hemos tenido la sensación de que decisiones tomadas alegremente han alterado la vida de la gente, pero prefiero quedarme con el ejemplo de los trabajadores sanitarios, de los de los supermercados, de los transportistas... de muchas profesiones que no se valoran lo suficiente pero que vertebran la sociedad.

-¿Ha cambiado la pandemia a la gente o volveremos a ser los de siempre como pasó con la crisis financiera?

- Me temo que no hay nada más humano que repetir los mismos errores. Ya se vio en qué quedó aquella refundación del capitalismo a raíz de la crisis de 2008. Pero creo que estamos ante algo nuevo y espero que haya consenso en la sanidad y la educación pública que son sectores que hay que cuidar mucho,.

-¿Asumen la nueva normalidad que rechaza su paisano, colega y amigo Enrique Bunbury, que ve manos negras controladoras tras las medidas de seguridad sanitaria?

-No soy conspiranoico. Hay un debate en torno a las libertades individuales y la seguridad en tiempos de crisis que habrá que hacer. Pero en el trending topic mental de estos días también está la cuestión del progreso tecnológico y el medio ambiente. Esta crisis ha servido para darnos cuenta que no todo vale. Me resultó muy revelador un artículo de The Guardian en el que científicos vinculan la contaminación con la extensión de la pandemia. Ver ciudades con el aire más limpio y más vida animal ha sido estimulante. Creo que es un tema en el que no hay vuelta atrás.

-Tenían previsto retomar la gira 'Salto al color' en septiembre ¿Creen que será posible?

-La idea es hacer algún concierto en septiembre, pero está un poco en el aire.

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