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Sexo, drogas y rock and roll. Estoy segura de que el espíritu de Ian Dury ayer estaba en primera fila. No creo que se resistiera al recital rockero que ofrecieron tres de los gigantes del rock nacional: Cuatro de Copas, Reincidentes y El Drogas. Estas bandas dejaron claro el verdadero significado de Rock and Roll y de la rebeldía que lo acompaña en cada acorde y cada solo de guitarra. Con sus letras llenas de mensajes reivindicativos, buscaron despertar las almas y, como no, las gargantas de los cántabros.
Aunque, tanto el grupo torrelaveguense, Cuatro de Copas, como Reincidentes subieron al escenario de La Lechera horas antes, el público dejó claro que el verdadero protagonista de la noche fue El Drogas, que merece un capítulo aparte. El antiguo líder del grupo Barricada y uno de los grandes del rock nacional, saltó al escenario con ganas de ponerle el broche final a una noche de lo más rockera. Junto a su público, vivió durante todo el concierto cada acorde, cada letra. Y «a toda máquina», como él mismo dijo, dió un conciertazo que poco tiene que envidiar a los grandes del rock and roll. Saltó 15 minutos antes de lo previsto al escenario y, tan solo bastó un pequeño sonido de batería para poner a todo el mundo en pie. 'En la silla eléctrica', fue la canción con la que abrió su concierto y, bastó para saber que lo de El Drogas iba a ser una noche para la historia del rock. «¡Vamos a liarla más… Métele!», gritaba el cantante antes de la cuarta canción, 'Deja que esto no acabe nunca'.
Con la que creó un dueto increíble junto al público. Elevando el pie de micrófono, dejaba cantar a los asistentes y parecía que, por un momento, la canción tenía razón y el concierto no iba a acabar nunca.
El público comenzó a contagiarse poco a poco de la energía del cantante, aunque, la mayoría de ellos, ya estaban más que contagiados. 'Estoy aquí por él así que espero que le meta caña', aseguraba un jóven de la primera fila minutos antes de la siguiente canción.
Con gafas de sol y un pañuelo alrededor de la cabeza a modo de turbante, el cantante siguió su concierto buscando ese momento álgido el cual rozó con temas como «Víctima», 'Sean Bienvenidos' o 'No hay tregua', canción que interpretó con un bastón en cada mano, que utilizó en modo de batuta, como si de un director de orquesta se tratase. Y, es que, ayer
El Drogas demostró ser el director de la orquesta de La Lechera. «Vosotros sois la base de este puto ruido», confesaba el cantante a su público y, este, le respondía con puño en alto y cantando a pleno pulmón todas sus letras. El cantante confesó en innumerables ocasiones lo «agusto» que se sentía en el escenario. Y, los asistentes, por su parte, no descansaron la garganta ni un minuto. Pero tampoco los brazos ya que, durante todo el conciertos, estuvieron con puño en alto o haciendo el famoso gesto de rock (levantando el dedo meñique y el índice de una mano, manteniendo los demás dedos abajo). Tras varias canciones, El Drogas dedicó unos minutos a saludar al grupo La Fuga, que no pudo estar en el festival, y mandar un saludo a sus compañeros Reincidentes y Cuatro de Copas.
El ambiente estaba encendido, cada vez más rockero y, de repente, todo se paró. «Eskerrik asko, muchas gracias», y la banda desapareció del escenario. El público quería más, necesitaba más, se había quedado a las puertas del cielo. Y, tras mantener a los 'fans' en vilo durante unos minutos mientras coreaban «Otra, otra», junto con silbidos y aplausos, la banda saltó al escenario con uno de sus imprescindibles: 'Esta es una noche de rock and roll' y, El Drogas estaba en lo cierto, lo era. Ahora sí, La Lechera se caía, la gente bailaba sin cesar. Con sus peinados ochenteros, sus camisetas de rock, puño en alto y garganta funcionando, entonaron las últimas canciones del ex líder de Barricada. Como broche final eligió 'En blanco y negro', su canción más famosa. Y, esto sí que fue acabar por todo lo alto. Al más puro estilo Rolling Stone.
Norte y sur
Cuatro de Copas, saltó al escenario de su tierra para comenzar a levantar el lado más rockero de los torrelaveguenses. Aunque la gente aún estaba entrando, ellos no perdieron ni un minuto. Dejaron claro encima del escenario lo que amaban su tierra, Cantabria. Con la bandera de la región en mano, el grupo cántabro le cantó a su tierruca, a sus raíces.
Comenzaron a las 20.30 horas y, tras una hora de rock cántabro, dejaron paso a Reincidentes. El grupo sevillano terminó de calentar motores. Con canciones como 'La Republicana', 'Seguridad Antisocial' o la colaboración con El Canijo de Jerez, 'No paramos de mover las manos', pusieron al público en pie». Antes de concluir su concierto, dedicaron tres canciones a su tierra, Andalucía: 'Jornaleros andaluces', 'Andalucía entera' y 'Andaluces, levantaos'. Y, justo este fue el momento dónde norte y sur se mezclaron ayer en el festival Vive la Feria. Cada banda con su tierra, dejando claras sus raíces y llevándolas por bandera allá dónde vayan.
Lo de ayer en La Lechera fue puro rock, fue rebeldía, fue reivindicación. Y, con todo eso entre las manos, solo queda decir una cosa: larga vida al rock and roll.
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