La nunomanía, Xoel López y Alizzz resucitan el Santander Music

El caso es que en la hora que aproximadamente tuvo el gallego en esta segunda jornada del festival, el 50% de 'Los Rastreadores' —proyecto que forma junto al cumbiero 'Ortiga'—, Gande Amore tuvo tiempo para saludar, pedir al público que se aproximara al escenario «porque en Galicia somos muy melancólicos y nos gusta la cercanía», y, cómo no, cantar a 'esta pena que a veces teño', su hit más reproducido en plataformas digitales.

Lo suyo no fue una pena; más bien al contrario. Sabedor de que abrir jornada en un festival no es tarea fácil, Nuno Pico salió a escena con sus canciones, con su idioma y con la media sonrisa de quien tiene un plan: llenar las primeras filas. Y lo consiguió, al igual que Guitarricadelafuente. Aunque cada uno, en su estilo.

El cantautor, natural de Benicasim pero con la cabeza siempre en Cuevas de Cañart (Teruel), trajo al Santander Music un equipo humano que, sobre el escenario, tocó mandolina, contrabajo, teclados y pandero cuadrado. Eso, sumado a la guitarra española de base en el proyecto de este artista, hace que la propuesta del autor de 'Ya mi mamá me decía' o 'Guantanamera' fuera una de las más nutridas instrumentalmente hablando de toda la jornada. No dejen de escuchar precisamente esta última, 'Guantanamera': descubrirán que «la vida es tan bonita que parece de verdad». Al menos en Cuevas de Cañart.

El cancionero transcurrió por temas como 'El Conticinio' o 'A mi manera', una canción en la que pidió al público que la cantaran con él y que, en palabras del artista, «muchos hemos versionado de alguna manera en nuestra vida». La petición, hay que decirlo, salió regular. Es lo que tiene cuando solo conoces tres palabras: 'a mi manera'. Así se llevó a cabo la petición: cada uno, a su manera.

Lo de Xoel López fue más homogéneo. Su propuesta es sólida, firme; no milimetrada, pero sí ensayada a conciencia. El coruñés llegó anoche a Santander directo del rodaje de «Amigos hasta la muerte», la primera película del director Javier Veiga, en la que coincide con la actriz cántabra Marta Hazas.

Parece que a Xoel todo le lleva a Cantabria: el cine, y la música, ya que entre sus coristas verán a Elena Teyou. Ambos interpretaron anoche 'Catarata', y esta es precisamente una de las mejores cosas de este proyecto: el espacio femenino. María Yfeu, Teyou y Ede son el tridente coral que llevan las letras de quien se hiciera llamar 'Deluxe', a otra dimensión. A notas que, para el común de los mortales, se escapan. No a ellas, que son un sí en toda regla. Con la primera interpretó 'Atlántico', mientras que con Ede, quien estuvo con su proyecto personal en el festival Sunset Acoustic de Colindres el día anterior, interpretó 'Alma de Oro'. Con su característico abrazo incluido.

A ellas y al conjunto de la banda —formada por Ismael Santavalida; Adrián Seijas; Adrián Bartol; Ede, María Yfeu, Teyou; Charlie Bautista y Fernando Navas— aplaudió el público durante no poco rato, que al escuchar 'Tigre de Bengala', sucumbió a la cumbia y formó una miniconga. Recuerden: una propuesta ensayada. Tanto como para conseguir que entre las primeras filas surja un comentario: «se me ha puesto la piel de gallina». No hay mejor medidor que la piel.

A la jornada, que transcurrió a las mil maravillas en comparación con el día anterior gracias a la benevolencia del tiempo y al uso de ambos escenarios, no le faltó de nada: foodtrucks, puestos de artesanía, baños relativamente rápidos y una decoración instagrammeable a base de luces. Si acaso: tiempos. El retraso desde la primera actuación hizo sumar minutos de más al festival, que acabó más tarde de lo previsto y obligó a recortar tiempos en los directos de los músicos.

Rocío Saiz en el escenario pequeño y Alizzz en el grande fueron, junto a Varry Brava, los últimos —y algunos de ellos más esperados— artistas que, con sus performances, cerraron la segunda jornada del Santander Music 2022. La primera, a quien recientemente le daban la noticia de poder seguir subiéndose al escenario para terminar esta gira, aprovechó sus treinta minutos para la reivindicación: «esto que escucháis son mujeres haciendo música. Porque podemos, ¿eh?» y la queja: «llevo tres años tocando en el escenario dos». A quien corresponda, que coja el guante.

Alizzz fue caballo ganador, y lo fue apenas habiendo producido dos álbumes en su carrera como productor: 'El Madrileño', de C Tangana, y 'Cuando no se quién soy', de Amaia. A partir de ahí, saludo, público de looks imposibles, mucho glitter, y un halago a la ciudad: «Buenas noches Santander, ¿un poquito de ruido por aquí o qué? Este es el concierto en el que más a gusto he estado en cuanto a temperatura desde hace mucho mucho tiempo». Podrán imaginarse la reacción del público cuando hablan bien de lo tuyo: un ejército de palmas inundaron la Campa de la Magdalena, lugar en el que miles de personas pudieron ver anoche cómo cuando un artista es también productor, todo lo interpretado sobre el escenario suena mucho más compacto, más cerrado y más pulido: desde las colaboraciones, como 'El Encuentro' hasta las versiones, como las que tocó para el público del Santander Music: 'Antes de Morirme', tema con C Tangana, o 'Un buen día', de los Planetas.

Al acabar, un brindis: «¿Alguno de por aquí se va a ir de after y se le va a hacer de día por aquí?» La respuesta se la doy yo: todos los asistentes al último concierto de la noche, el de Varry Brava, que entre 'Raffaella', 'Calor' y 'La Ruta del Bakalao', no sería de extrañar que algún after entrara en juego en esta crónica. Finalmente no fue, porque cuando Varry Brava terminó su espectáculo, Grande Amore ya estaba en Burela durmiendo. Y Nuno no llevó fiesta encima, sino kilómetros. La vida del artista.