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El Coro de Navidad del Centro Botín, que dirige Esteban Sanz, compositor, director y pedagogo. alcanza su cuarta edición con un gran éxito de participación, por el que ya han pasado 800 personas. El objetivo principal de la agrupación musical no es tanto el resultado final como la oportunidad de experimentar con las artes, la música, el canto y disfrutarlo de una manera lúdica.
El Centro Botín, a través de esta actividad, ofrece a los ciudadanos una forma creativa de dar la nota en Navidades. En los ensayos previos a la actuación final que tienen lugar en el auditorio, salta a la vista que no estamos ante un coro lírico al uso, porque «es menos rígido de lo habitual», indican sus componentes. «Es un coro espontáneo, que incluye coreografía y en el que todos los participantes podemos plantear nuestras ideas», añaden.
La misión del director es «conducir a un grupo amateur y dispar a lo largo de un viaje que conecte música, arte y emociones». Otra peculiaridad de este coro es que no todos sus componentes saben cantar. Una parte de los integrantes han tenido anteriormente experiencia en otras agrupaciones corales, pero también hay participantes que parten de cero y se enfrentan a ello por primera vez.
Esteban Sanz | Director y compositor
Los perfiles que componen este coro son muy diversos y de edades dispares. Desde los seis años hasta los 90, del más veterano, Jesús Briz, que acude por tercer año consecutivo, acompañado de sus tres hijos. «Es una experiencia maravillosa la de cantar en familia», señala Jesús. «La comunión que se produce al inicio de cada pieza, nos hace sentir una fuerte unión entre todos, como que estamos en el mismo barco», explica.
En esta edición se presentaron 120 solicitudes y se admitieron todas., ya que no hay una prueba de audición. «Todo el mundo que quiera formar parte de este coro es bienvenido y puede vivir la experiencia», asegura Sanz. «No hay que tener miedo porque al cantar en grupo, se disimulan y se pulen los detalles individuales. El coro permite esta magia».
«En este coro todo el mundo es bienvenido, no importa el nivel. Todos nacemos con oído musical y por esa razón, nadie canta mal, solo hay que descubrir y experimentar cómo sacar la voz», asegura Sanz. Con respecto a la vergüenza que se siente las primeras veces, «es normal sentirla y se trabaja en los ensayos», explican los integrantes que se acaban de incorporarse estas Navidades. «Ninguno está solo, formamos un equipo», aseguran.
Jesús Briz | Participante
El punto de partida de este proyecto fue 'El Coro de las Emociones', un programa del Centro Botín, que trabajaba con la voz como una herramienta emocional, social y creativa. Después, surgió el coro en la temporada estival y, finalmente, en 2017 se formó el primer Coro de Navidad, que ha continuado con éxito desde entonces, salvo el año de la pandemia que se interrumpió.
Los ensayos comienzan a principios de diciembre y se reunirán para en nueve ocasiones. En este tiempo, lo decidirán las piezas musicales y la coreografía. Cada ensayo se inicia con el calentamiento de los dedos, mediante chasquidos y de las cuerdas vocales. El director les anima a introducir palmadas y pisotones: «Que suenen fuertes contra el suelo del auditorio», insiste Sanz. «En música, hasta la cosa más mecánica del mundo hay que hacerla como si nos fuera la vida en ello. Esto que ensayamos hoy es igual de importante que la Novena Sinfonía de Beethoven. Si uno de nosotros se cansa, se contagia y no funciona», explica a los alumnos.
Más de 800 personas han pasado por el Coro de Navidad del Centro Botín desde que se creó en 2017, bajo la dirección de Esteban Sanz. Está es la cuarta edición, con la interrupción del año de la pandemia. Se trata de una actividad cultural con la intención de fomentar la creatividad, el arte y la pasión por la música entre los ciudadanos. Precisamente, la experimentación es uno de los objetivos prioritarios de este coro a lo largo de los diez ensayos previos a la gran actuación, que tendrá lugar hoy, martes, a las 19.00 horas en el exterior del Centro Botín. Es una actividad abierta al público y gratuita.
En primera fila, calienta la voz Daniel Gutiérrez, de ocho años y aficionado a tocar al guitarra. Es uno de los integrantes más jóvenes de esta edición. Le acompaña su madre, Sara, que toca el piano. Vienen desde Colindres para participar en esta aventura musical. «Al principio pensé que era demasiada distancia, pero merece mucho la pena. Es una actividad que nos permite compartir nuestro afición a la música», destaca la madre.
«Es un coro dinámico, súper alegre. El director nos anima a movernos, a expresarnos y a sentir la música desde otra perspectiva para alguien amateur como en mi caso», dice otra de las integrantes, Marian Marsella. «He descubierto que no canto tan mal», dice otra participante, que repite por segundo año y que asegura que no ha faltado jamás a los ensayos. «Son tan divertidos, que soy la primera en llegar y la última en irme».
Otro de los participantes, Jorge Torrente, había tenido experiencia en otras agrupaciones líricas. Hace dos años se incorporó a este coro del que ya es fiel. «No es un coro al uso. Es menos rígido y encorsetado, aunque también es muy exigente y buscamos el mejor resultado. El director lo tiene todo muy medido y calculado y nos dirige con mucha técnica. En cada ensayo aprendemos un montón y, a la vez, nos divertimos», destaca.
Jorge Torrente | Participante
El grupo lo decide todo en común, desde las canciones que se van a interpretar, las coreografías, el decorado y los instrumentos. El repertorio son villancicos tradiciones y otras canciones adaptadas para conseguir «estilo propio», resalta Sanz. No faltará el 'Fum fum fum', 'Salve Reina y Madre', 'Deep Blue Sea', 'In the bleak midwinter', entre otras.
«Al contrario de lo que puede parecer, bailar hace que sea más sencillo que la voz fluya, porque se canta con todo el cuerpo. Bailar nos relaja, estamos más distendido, liberamos la garganta, lo pasamos mejor y se transmite en la voz», asegura Sanz.
En uno de los ensayos, los integrantes del Coro de Navidad visitaron la exposición 'Mundo de Papel' de Thomas Demand, que acoge hasta marzo el Centro Botín. De ello, recogieron ideas para incluir en su coreografía y puesta en escena que se representará esta tarde, a las siete.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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