![«Formé parte de una generación que cambió muchas perspectivas del público»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/05/06/94141939-kaOB--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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«Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena». En 1934, Federico García Lorca escribió una ... conmovedora elegía por la muerte de su amigo, el torero Ignacio Sánchez Mejías, como consecuencia de una cornada en la plaza de toros de Manzanares y las gangrena posterior.
El manuscrito original de aquella obra se conserva en la Casona de Tudanca. Fue un regalo expreso que García Lorca, no especialmente taurino, hizo a José María de Cossío, un año después de su composición, en 1935, tras leerlo en los Cursos de la Universidad de Verano de Santander.
Las vueltas que da el arte hicieron que el compositor Tomás Marco creara en 1985 un ballet a partir de esa obra y, más tarde, el director de orquesta José Luis Temes lo tradujese al lenguaje sinfónico en un disco que se presenta hoy en el Palacio de Festivales (19.30 horas).
En torno a este disco, cuya edición cuenta con el apoyo de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria, y todo lo que lo imbrica, habrá un diálogo a cuatro voces, pues además de Marco y Temes, participarán el director general de Cultura, Juan Antonio González Fuentes y el director artístico del propio Palacio, Esteban Vélez.
La versión que compuso Marco, quien pasó por la Casona de Tudanca, que considera un lugar «importantísimo», tomó esa mencionada forma de hilo para la danza. Era el año 1985 y respondía al requerimiento del Ballet Nacional de España aunque «no lo representaron nunca», matiza. Pudo tener algo que ver en ello el cambio de dirección en la institución. María de Ávila, con quien Marco trabajó, cesó en el cargo y lo ocupó Maya Plisétskaya «que no sabía qué era García Lorca, ni el teatro ni nada y no quiso hacerlo». Algo que «desgraciadamente», ocurre más de lo que se piensa, cuando la burocracia pilota el arte.
Dado que no tenía texto, sino los movimientos orquestales, se estrenó como obra sinfónica, puesto que, dice su autor, «se presta muy bien a hacerla con orquesta». Un formato en el que ha sido posible escuchar la pieza en numerosas ocasiones desde entonces. Sí tuvo, sin embargo, su representación como ballet, si bien no fue en España, sino en Portugal, a cargo de la Compañía Nacional de Bailado, que lo estrenó en los 90.
Temes hizo la lectura que ahora se presenta en formato discográfico. Un álbum que cuenta con una versión virtual, en la que se añade el texto de la obra de García Lorca con ilustraciones del ballet de Marco y «con una versión histórica descubierta en discos antiquísimos restaurados magníficamente por el técnico Javier Monteverde, que es un genio» y con la voz de Margarita Xergu «la actriz fetiche de García Lorca». El resultado del recitado de la obra, con la música añadida «queda genial», destaca Marco.
Un trabajo que implica un trasfondo de investigación y descubrimiento tras una pieza mítica. «Como el disco son unos cuarenta minutos de ballet, pensamos en que un gran actor leyera el poema y de repente aparecieron esos documentos de Margarita Xirgu, que históricamente tienen una importancia tremenda». Una mujer que es «un cañón recitando poemas».
Temes dirigió también un proyecto audiovisual - 'Luz'- que se verá en la sesión programada para hoy, en el que pone imágenes a 'Selene', la primera ópera de Marco, compuesta en el año 1974.
Tomás Marco tiene un currículum plagado de diversas labores, algunas vinculadas entre sí, otras que no tienen mucho que ver, desde estudiar derecho a trabajar como gestor público y privado, también ha sido crítico musical, realizador musical o profesor. «Eso solo significa que soy muy viejo», bromea.
En esa trayectoria está su trabajo en Radio Nacional de España. «En cierta medida soy un hombre que nace en la radio, donde hice de todo», señala. Una clave en la transmisión musical al público mayoritario. «Trabajé en la radio hasta el año 81, cuando me llamaron para dirigir la Orquesta Nacional desde el punto de vista técnico, me quedé en el ministerio y volví a la radio muchos años después a jubilarme».
Tomás Marco, para quien que el compositor alemán Karlheinz Stockhausen es lo más parecido a un genio formó parte de la Generación del 51, «esa a la que le tocó unir a la España que se había quedado atrás respecto a la Europa que se fue desarrollando después y que aquí no se conocía». La primera generación de vanguardia que «introdujo cosas nuevas y cambió bastantes perspectivas del público».
Si tuviera que dejar un sello común a su amplísimo legado, Tomás Marco querría que se dijera que «fue una persona que hizo todo lo que pudo por la música».
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Ana del Castillo
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