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El 2023 ha comenzado fuerte. Y aunque la avalancha de nuevos propósitos y nuevos discos es habitual por estas fechas, hay un lanzamiento que ha caído en la escena con especial cariño y gracia. Se trata del nuevo single de The Zombies, la legendaria banda ... británica de los sesenta que puso el mundo a sus pies, con aquellas dos gemas por las que parece no pasar el tiempo: «She's not there» y «Time of the season». Sin embargo, en realidad, han pasado muchos años y muchas cosas desde que el mítico teclista y compositor Rod Argent y el vocalista Colin Blunstone asaltaron el globo con sus particulares armonías vocales y esos arreglos musicales tan complejos y vivarachos. A lo largo de todas estas décadas, los géneros han ido inflándose y desinflándose a su antojo, han surgido nuevos estilos, han caído estrellas imperecederas, han nacido otras para iluminar el mundo y la Tierra ha seguido girando. Pero ahí estaban las canciones de los Zombies, pertenecientes a la vieja guardia, respaldando todo lo que ocurriera en la actualidad musical para poder regresar a ellas y refugiarse, cuando se pone feo e intransitable el temporal.
Tampoco es que hayan estado desparecidos todo este tiempo. Aunque, lo cierto, es que de su último disco, Still got that hunger, han pasado ya ocho años. Por eso, que el pasado enero anunciaran su próximo trabajo, Different games, con vistas a ser publicado el 31 de marzo y, además, ofrecieran un pequeño aperitivo del mismo ha sentado especialmente bien. El tema con el que adelantan el esperado álbum que tienen entre manos que, a todo esto, comenzó a gestarse tras el merecido ingreso del grupo en el Rock and Roll Hall of Fame en 2019 y tras la gira con Brian Wilson, se llama «Dropped, reeling & stupid». Y suena así:
Adorados de puertas para fuera
Es curioso, la propuesta de los Zombies siempre caló y cautivó más lejos de su tierra. Mientras en Gran Bretaña el público y la crítica les tenían en estima, pero sin grandes alharacas, en Estados Unidos se deshacían en elogios con la banda. Ese fue el motivo por el que diseñaban sus giras concentrando el grueso de conciertos al otro lado del charco. Directos multitudinarios, acogidas calurosas... Hubo un tiempo en que Norteamérica sonó a los Zombies, más todavía cuando el grupo se lanzó a versionar al compositor y pianista de Brooklyn George Gershwin, uno de los pioneros en fusionar la música clásica con el jazz. Sonada fue la cover que los británicos hicieron de su mítico «Summertime», en 1964.
La british invasion había comenzado a hacer mella en el nuevo continente, también por eso los Zombies encontraron acomodo en aquellas tierras; además, su particular sonido a medio camino entre el pop anglosajón que se estilaba en la época y el jazz popular, siempre aderezado de sinfonías y armonías muy elaboradas, convenció a la masa yanqui incluso más que otros grupos británicos de renombre como los Yardbirds o los propios Rolling Stones. Qué cosas.
Y así fue, sí. En Estados Unidos, durante un temporada, los Zombies fueron más queridos que Jagger, Richards y compañía. Eso sí, el idilio duró hasta que llegó Bob Dylan con el renacimiento del folk y puso el mundo del revés.
Canciones que dejan huella
Fue en 1964 cuando los Zombies saltaron a la palestra para darse a conocer, y lo hicieron de la mano de una composición que no tardó en posicionarse en lo más alto de las listas británicas y estadounidenses, «She's not there». Escrita por el teclista Rod Argent, todavía hoy figura como una de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, incluso bandas y artistas como Santana o Vanilla Fudge realizaron posteriormente su propia versión. Un tema en el que sobresale magistralmente el piano eléctrico de Argent quien, por cierto, se inspiró en una canción de John Lee Hooker, «No one told me», para construir la letra. Los coros que aderezan la composición consiguen un efecto armónico sobresaliente que, podríamos decir, se acerca de algún modo al folk, sin menospreciar los tintes jazzísticos en clave menor que lo embadurnan todo. Un estreno por todo lo alto que se ha quedado clavado en la historia.
Tras el éxito de «She's not there», el quinteto de St. Albans no iba a tardar demasiado en despachar la que sería su obra magna, el disco Odessey and Oracle. Fue en 1968 pero, para entonces, la banda ya se había disuelto por problemas internos entre los dos principales compositores y por las dificultades de encontrar su sitio en un mercado que ya alzaba el elepé en detrimento de los sencillos, justo el formato del que los Zombies eran maestros. No obstante, Odessey and Oracle continúa considerándose hoy en día uno de los mejores discos de aquellos confines de los sesenta, la representación de una época. En él, además, encontramos otra de las piedras preciosas del grupo, la canción «Time of the season», que corrió como la pólvora en su alzamiento a convertirse en hit. La voz de Colin Blunstone, sumada al carácter del bajo y las reminiscencias psicodélicas aportadas por Argent, hicieron de este tema que habla del Verano del amor, una de las canciones más simbólicas del momento. Tanto es así que, pasados los años y las décadas, marcas como Nike, Sprite o Tampax la han utilizado para alguna de sus campañas, series como Friends o los Simpson la han hecho sonar en alguno de sus episodios y cuando el grueso popular piensa en los sesenta, e incluso en aquel inolvidable festival de Woodstock, esta es la canción que irrumpe en la cabeza.
En 1969, los Zombies anunciaban oficialmente su disolución y cada uno de los miembros emprendían sus respectivas aventuras en solitario. Después vendrían unas cuantas, y breves, reuniones hasta que, por fin, en el año 2001, Argent y Blunstone levantaron de nuevo el espíritu real de la banda. Hasta hoy. Hasta este recién estrenado 2023, en el que piensan volver a enredarnos en sus melodías con 'Still got that hunger', el álbum de la resurrección definitiva.
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