Las Odio; así piensan, así suenan en 'Autoficción'

La música, como todo en la vida, también refleja estados de ánimo, momentos vitales y dudas existenciales. Todo ello, aderezado con buenos mandobles de guitarra, está incluido en 'Autoficción', el segundo disco de Las Odio, que desde este viernes está a la venta.

Su segundo disco es una reivindicación del feminismo, pero también una evidencia de la ambición ('Lo quiero todo', 'Impresora 3D'), la necesidad de parar ('El derecho a la pereza'), la precariedad general ('Ya que preguntas') o el empoderamiento femenino y las críticas que conlleva ('Fieras').

'Autoficción' fue grabado durante una intensa semana en los estudios La Mina, en Sevilla, uno de los lugares clave de la producción en España, por donde han pasado artistas como Kiko Veneno o El Niño de Elche. Para Las Odio fueron siete días de convivencia y aprendizaje junto a Fiera, el dúo formado por Darío del Moral y Pablo Peña (componentes también de Pony Bravo), que ejercieron como productores, y Raúl Pérez a los mandos de la mesa de sonido.

El diseño gráfico es obra de Antía Van Weill, mientras que las fotografías han corrido a cargo de Laura Carrascosa y Maider Jiménez, las dos integrantes de Yolavi Fotografía.

Las Odio nacieron en el verano de 2015, después de que Dúo Divergente, el grupo del que venían Paula y Alicia, se disolviese. A ellas se sumaron Ágata y Sonsoles, que venían de tocar en Agnes y Las Cruces respectivamente. Inspiradas por movimientos activistas como el riot grrrl decidieron montar una banda aplicando formas de trabajo que llevaban poniendo en práctica desde su colaboración en Sisterhood, colectivo feminista -ya extinto- que unió sus caminos.

Con esta política, Ágata Ahora, Alicia Holgado, Paula JJ y Sonsoles Rodríguez trascendieron rápidamente la escena local bautizada como «infrandergraun» y en menos de un año se colocaron en el panorama alternativo nacional, conquistando espacio en los carteles de festivales como el FIB, Low, BBK o Vida.

Desde su primer trabajo, Futuras esposas (2017), hasta esta segunda entrega, hay una importante evolución en el sonido de la banda, pero también un punto en común: su música no se puede desligar de cómo viven y cómo piensan.