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Hablar de música en Castro es hablar de tradición y referencia. La ciudad cuenta con numerosas agrupaciones musicales, con diferentes coros y diversos eventos que tienen a este arte como protagonista. El director de orquesta Ataúlfo Argenta y el compositor Arturo Dúo Vital son nombres destacados en el mundo de la música, personajes que se han convertido en referentes en sus respectivas disciplinas, vinculando así el municipio con esta disciplina. En la actualidad el interés de la sociedad castreña por la música se refleja en los 265 alumnos con los que cuenta la Escuela de Música La Sirenuca, en la que se forman en diferentes niveles e instrumentos y que participan a lo largo del año en una gran número de actividades organizadas por el Ayuntamiento, además de los talleres, conciertos y audiciones programadas por el propio centro.
La Sirenuca no es una escuela municipal, pero desde el centro se prepara a los alumnos para el conservatorio. La escuela de música es, por tanto, un centro que ofrece un servicio que anteriormente perteneció al Ayuntamiento castreño. «En 2015, con el problema de sostenibilidad de los municipios, La Sirenuca dejó de ser una escuela municipal, al igual que pasó con las de danza e idiomas», explica el director del centro, Pablo Rivero. Desde entonces, el Consistorio ha cedido el espacio de la quinta planta del Centro Cultural Eladio Laredo para que un equipo de docentes autónomos pueda explotar el servicio de forma privada. «Estamos comprometidos con el Ayuntamiento y le apoyamos en todos los actos o actividades que podamos», señaló el director, siendo alguno de esos eventos la Francesada, la celebración de Todos los Santos en el cementerio de Ballena o los conciertos de villancicos en las calles de la ciudad durante la Navidad.
Sobre la municipalidad de la escuela, Rivero lo tiene claro. «Lo ideal es que a medio plazo la escuela vuelva a ser municipal, porque una población como Castro necesita servicios públicos de calidad, con precios razonables y con unas condiciones adecuadas para sus trabajadores. Espero que lo que estamos viviendo ahora sea un impasse, obligados por la situación económica de hace años. Ahora, la dirección natural que debe tomar la escuela es la de ser municipal, algo motivado también por el proyecto del teatro, un objetivo ambicioso». En este sentido, desde el Consistorio señalaron a este periódico que la municipalidad de la Escuela de Música es algo que se estudiará, declinando hacer declaraciones al respecto hasta que el tema esté más avanzado.
Precisamente sobre el cambio de ubicación de la Escuela de Música, el director recordó que hasta hace unos meses (durante la anterior legislatura) estaba previsto ubicalía en la antigua parcela del cine Ágora, una propuesta que no se cumplirá tras la petición del actual equipo de gobierno al Ejecutivo regional de que el edificio multiusos ocupe un terreno próximo al Polideportivo Pachi Torre. «Cuando se pensó en el proyecto en la parcela del Ágora, se nos consultó para ver qué espacios hacían falta y participamos en el proyecto.
Ahora parece ser que el edificio se ubicará cerca del Pachi Torre y entiendo que sería ideal dotar a ese centro de espacios para las escuelas culturales, no solo la de música, y aprovecharíamos el salón de actos del teatro, contando con un centro cultural más acorde a las necesidades del municipio. Los artistas ofrecerían con comodidad su espectáculo y el público podría ver cómodamente las actuaciones», afirma el director, destacando que el nuevo teatro puede servir como impulso para que la Escuela de Música vuelva a ser municipal, contando con subvenciones por parte del Gobierno regional para que los precios sean más bajos para los alumnos.
Mientras tanto, profesores y alumnos de La Sirenuca acuden cada día al Edificio Royal y al Centro Musical Ángel García Basoco, dos lugares en los que se desarrollan las clases de música. Así, en el Royal se imparten conocimientos sobre piano, flauta y otros instrumentos más contenidos, siendo el Basoco el local que alberga las clases de batería, saxofón, guitarra eléctrica o canto. «Hay instrumentos más potentes que no se pueden tocar en el Royal porque una planta más abajo está la Biblioteca Municipal y las instalaciones de la escuela no están adecuadas al 100% para un uso musical», cuenta Rivero, añadiendo, por tanto, una razón más al traslado de la Escuela de Música.
Por otro lado, el Basoco es, según el director, un edificio con «muchas virtudes», pero también con «muchos defectos», ya que, a nivel grupal, el local cuenta con una «acústica maravillosa» y con tres aulas en las que docentes y alumnos trabajan «a gusto, sin molestar a nadie». Sin embargo, el centro musical tiene una instalación eléctrica «un poco precaria» y los usuarios «pasan frío en invierno en el aula grande». «Lo peor de todo es que el material que tenemos que dejar allí se oxida enseguida por la cercanía del mar y la humedad que hay», resalta Rivero, recordando el hurto de una guitarra y un bajo eléctrico que sufrió la escuela el pasado mes de noviembre, un robo valorado en 800 euros. «Ahora contamos con una alarma y cristales opacos, lo que ha mejorado la seguridad. En el Basoco podemos desarrollar diferentes actividades, talleres y conciertos. Nos viene muy bien este local a la espera de poder contar con un teatro con unas instalaciones adecuadas». Resalta el director.
La Sirenuca es un centro musical para grandes y pequeños. En Castro, cuenta Rivero, los ciudadanos muestran «mucho interés» por la música como parte de la personalidad, como algo que complementa al alumno en sus estudios, enriqueciendo su día a día. «Actualmente, casi nadie se plantea empezar música con el objetivo de dedicarse a ello profesionalmente. Eso llega después, cuando los padres ven a su hijo que se pasa el día tocando un instrumento, priorizándolo al resto de sus estudios. Es una minoría a la que le ocurre eso», señala Rivero, haciendo hincapié en que el interés por la música puede hacer que un grupo de adultos se reúnan para tocar una partitura o que personas jubiladas acudan a clases de música y trabajen su capacidad integral. «Utilizan la música para estar mejor y evitar la pérdida de funciones y capacidades y eso está genial», cuenta el director.
Además, a La Sirenuca ofrece conocimientos musicales a los más pequeños, logrando que se integren en un ambiente musical que les ayude a expresarse. «Estamos sacando partido al hecho de que los niños aprendan a tocar un instrumento, ya que conlleva trabajar la paciencia, la frustración y la constancia para poder alcanzar un objetivo», indica Rivero. Y es que, según el director, en el centro se imparte una formación «estupenda para personas de cualquier edad» y, para ello, oferta un amplio abanico de posibilidades «adaptadas a los intereses de toda la población castreña».
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