«El mensaje de Lorca, un adelantado a su tiempo, es el de la libertad»

-Versos de Lorca, música de Falla y Granados, el flamenco revoloteando en escena... ¿Qué puede salir mal?

-Pues nada, evidentemente (ríe). Yo crecí con estos genios, de los que tenemos la suerte de poder disfrutar. Con una generación tan fantástica nada puede ir mal, seguro.

-¿Cómo explicaría en qué consiste una propuesta como 'Poema del Cante Jondo'?

-Es un homenaje al poemario de Lorca que se apoya en piezas musicales de coetáneos como Falla, de quien voy a interpretar la pieza 'Amor brujo'.

-Es usted un referente internacional en esa pieza.

-Empecé a hacerla cuando era muy jovencita, en 1991, año en que se grabó. En ese momento fui la primera cantaora que rescataba la versión de 'Amor brujo' de 1915 después de que la hubiese interpretado en su estreno Imperio Argentina. En los 90 los responsables de la discográfica Harmonía Mundi nos contactaron para grabarla, y desde entonces he interpretado tanto la versión de 1915 como la de 1925.

-La obra se basa en el poemario del mismo nombre de Federico García Lorca. ¿Qué mensajes encierra y transmite este título del ilustre y malogrado poeta?

-En mi caso como cantaora y flamenca, el mensaje que nos lanza Lorca es el de la libertad, porque él es un personaje libre, un adelantado a su tiempo que acabó como acabó precisamente por eso. Lorca es el poeta de referencia tanto para los flamencos como para los gitanos, así que en este caso me toca de lleno.

-Actúa usted con la Oscan, que interpreta obras de Falla, Granados y Turina, y también con dos actrices. ¿Qué retos supone para usted una actuación tan coral?

-La verdad es que siempre es un reto pero a la vez también una ilusión. Siempre que afronto conciertos que no siguen las pautas habituales, como éste en el que no solo hay música sino también interpretación, lo hago muy ilusionada porque la música tiene mucho que ver con la actuación y los cantantes tenemos mucho de actores. Cuando te subes a un escenario siempre estás actuando, y si a eso se suma una escenografía como la que ha planteado Anabel Díez, para mí es una satisfacción y un orgullo participar en un espectáculo así.

-El flamenco es un género cada vez más reconocido, aunque el debate entre puristas y quienes lo han abierto a otras músicas continúa. ¿Cómo ve la salud de esta música, y en qué lado de la mesa se queda en ese debate?

-Qué pregunta más difícil (ríe). A ver. Siempre me he definido como amante del flamenco y de la música. Para todos aquellos que amamos la música, es fundamental tener el sentido común para identificar dónde está precisamente la buena música.

-¿Eso implica aceptar la fusión?

-Esto del 'nuevo flamenco' o del 'flamenco fusión' se puede interpretar de muchas maneras. Si interpretamos que puros eran Enrique Morente y Camarón, creo que en esos casos la fusión estaba más que justificada. A partir de ahí el flamenco siempre está en continua evolución, pero el flamenco de raíz no puede evolucionar porque ya está establecido. Una soleá siempre va a ser una soleá, una seguidilla siempre va a ser una seguidilla, una bulería lo mismo... Después, lo que cada artista pueda crear y recrear sobre algo aflamencado es otra cuestión que no es flamenco.

-Ya no hace falta que le pregunte por sus referentes...

-Los que más hicieron por el flamenco, para que esta música estuviera en el lugar en el que está ahora mismo, fueron Enrique Morente, Camarón de la Isla, Paco de Lucía... Y te voy a decir más: por el norte también podríamos hablar de Sabicas, que en su momento revolucionó la guitarra siendo un gitano de Pamplona.

-Actúa en el Palacio de Festivales. ¿Es su primera vez en el escenario cántabro?

-Hace como ocho años que no actúo en Santander, así que después de la pandemia y de tanto tiempo sin ir por Cantabria la verdad es que me hace una ilusión tremenda.

-¿Cómo ha vivido este paulatino retorno a los escenarios tras la crisis sanitaria?

-Ha sido algo muy especial, fundamentalmente por la respuesta del público. Si los espectadores tenían antes la oportunidad de asistir a un concierto y de emocionarse y vibrar, hoy por hoy comparten muchísimo más si cabe esa pasión y esa emoción. Es una percepción y una recepción desde el cariño que es mutua, del público hacia los artista y viceversa, porque nosotros les recibimos con un amor tremendo.

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