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Dominar el escenario es sentirte cómodo en cualquier parte del mismo, algo fácil cuando te rodeas de una banda que, durante la actuación, no te sigue rezagada, sino que avanza contigo a la par.
Anoche la artista mallorquina Maika Makovski y su banda fueron una ... reunión de cinco amigos sobre el escenario que al tocar, con mucho groove, explotaron con gusto su propuesta rendida al 'savoir faire' y a una puesta en escena azulgrana -connotaciones futbolísticas al margen-.
Las canciones de 'MKMK' (2021), el disco más reciente de la artista, sonaron en los jardines del CN Photo de Torrelavega haciendo gala de la facilidad, por parte de la banda, de entrelazarlos sin pensar en cuál es la nota que está por venir.
La jornada, intensa, recogió a las 22.45 el primer dardo que la cantante lanzó a través del micrófono a una figura controvertida dentro de la industria musical: los managers. Para ellos fue 'Bulldog' (2016).
Minutos después, y sin mirar de reojo las agujas del reloj -anoche en Cantabria desapareció el toque de queda- el discurso encima del escenario fue en favor a los sanitarios y a quienes ya no están entre nosotros a causa de la covid. Un momento emotivo que sumado a la calidad vocal de Makovski, parecía diseñado para vivirlo en silencio. Casi lo conseguimos.
El medio millar de personas que compraron una entrada para la tercera jornada del festival Soundcity disfrutaron de un espectáculo instrumental y, atendiendo a los asistentes, «de uno de los más bonitos de toda la edición». Si a eso le sumas que el técnico de sonido, Pablo, trabajaba por primera vez con el grupo, la sensación de haber hecho una buena inversión se multiplica por dos. Recuerden que muchos empleos culturales viven de la venta de entradas.
El bis -siempre hay un bis- llegó con los acordes de 'Love you till I die', uno de los singles adelanto que la artista anunció con anterioridad a la salida del disco. Lo que también sonó con anterioridad, pero esta vez a Maika, fueron Unidad y Armonía, encargados de romper el hielo, no con demasiado éxito.
El «hasta pronto», esas palabras que nunca se quieren escuchar en un concierto, sonó a ritmo de 'I live in a boat'.
Mejor vivir en un bote que en un yate, pero eso ya son otras polémicas musicales en las que no merece la pena entrar.
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