Morgan, la promesa de un otoño mejor

Un momento que aguarda en sí mismo muchos momentos, añado yo. Incisos de tiempo, lapsus de reloj, correrías de una amalgama de atmósferas que se compenetran entre sí para fusionarse en un solo cosmos, pero con infinidad de aristas desde las que sentarse a contemplar y a escuchar. Perderse en ellas.

La banda madrileña, que lleva impactando en la escena con su folk rock en clave soulera desde el año 2012 y aquel todopoderoso North que llegó cuatro años más tarde, arrampla en la etapa más convulsa e incierta de la era contemporánea con un alarde de virtud como pocos últimamente. 'Alone' es esa majestuosidad sonora que lo mismo impone que sobrecoge, dulce y demoledora a la vez; con un carisma y una fuerza capaz de vislumbrar con certeza el futuro, sin perder ni un ápice de esa identidad que ya todos atribuimos a Morgan cuando pensamos en ellos y en su obra.

«Nos gustó mucho cómo había quedado esta canción, cuando la escuchamos nos sentimos muy satisfechos con el resultado. Es muy representativa de nosotros, del propio disco incluso y, como todavía toca esperar un poco hasta su llegada, pensamos que era el mejor tema para allanar la espera», afirma Nina cuando le pregunto por qué "Alone" fue la elegida de entre todas las canciones del álbum para abrir la veda.

Una composición que abruma por su sonido, sus detalles, su complejidad y al mismo tiempo su sencillez, en siete minutos gloriosos que parecen haber llegado para recordarnos a todos que la música existe para complacernos y acompañarnos. Para que nos recreemos en ella, para disfrutar de todas sus formas y asentarnos en el esparcimiento del sonido y en la rotundidad de una voz con letra. Que la vida va rápido, y nuestras pulsaciones todavía más; por eso, detenernos en canciones que son toda una historia, nos permite encontrar refugios y oasis donde en realidad hay celeridad y prisa que nos terminan atrapando. La ciudad entra en calma cuando suena "Alone", el ritmo se contiene con sus primeras notas. Nuestra forma de escuchar música cambia con piezas como esta porque el tiempo pierde su importancia y aprendemos a cuestionar de nuevo nuestra propia velocidad de consumo. Sin embargo, Nina asegura que tampoco crearon esta canción con esas intenciones, que fue un asunto mucho más pragmático, sin premeditación, pero al mismo tiempo decisivo: «A medida que íbamos haciendo el tema, nos dábamos cuenta de que cada parte que lo conforma era indispensable. Terminamos de grabarlo vimos que duraba lo que duraba y, como todas las partes nos parecían necesarias e imprescindibles, no quisimos reducirlo». Celebramos que no lo hicieran.

Grabado a principios de este año en los estudios Le Manoir de León, en Francia, junto al productor Carles Campón, 'The river and the stone'; se convierte sin haber nacido en esa promesa post-vacacional que hará más sencilla la vuelta a la inercia. Pero ¿por qué decidieron Morgan ir a darle vida al país vecino? Nina nos lo cuenta: «Estábamos mirando estudios y teníamos claro que queríamos que fuera un estudio/residencia. Aquí también los hay, pero es cierto que por fecha nos venía mejor este de Francia. Fue una decisión prácticamente logística. Aquel lugar es estupendo, tenemos compañeros que ya habían grabado allí y habían traído muy buenas sensaciones; y la verdad que nuestra experiencia también ha sido muy positiva».

Cuando al alumbramiento de una obra de arte, como en este caso un disco, se suma una experiencia de convivencia, de viaje y de aventura, el poso resultante es de un calado todavía mayor. Tras él, además de habitar canciones perdurables en el tiempo, habitan recuerdos y anécdotas de sus alma máter que, de alguna manera, se transmiten por las ondas y la frecuencia hasta llegar a nosotros. Al final, es como si todos, de algún modo u otro, hubiéramos asistido a ese parto.

Un acontecimiento este 'The river and the stone', el tercer álbum de estudio ya de los madrileños y el cuarto si contamos el disco de directo 'Home. Live at Circo Price', al que la banda asiste con los nervios habituales por la expectativa y la acogida que pueda tener por parte del público, pero sin demasiada presión: «El público que nos ha acompañado todo este tiempo siempre nos da la libertad para hacer lo que creamos conveniente. Y eso lo agradecemos mucho. Tenemos ganas de enseñarlo ya, de ver como lo acoge la gente, de ver por dónde respira... Estamos asistiendo a este previo con esa emoción, esa alegría, esa incertidumbre y ese gusanillo en el estómago que hacen de cada uno de los trabajos un momento especial y único».

Y mientras llegan sus nuevas canciones, y seguimos balanceándonos en el trance orgánico, dulce y sugerente de 'Alone';, Nina nos advierte que el disco puede sorprendernos porque han trabajado en él con elementos y factores diferentes; pero puede que no porque, al fin y al cabo, ellos son quienes son y la identidad prevalece siempre. Y menos mal, porque la evolución y la experimentación son necesarias para seguir adelante, pero sin perder el horizonte de quiénes somos a un lado y al otro del sonido. Precisamente por eso comenzamos a querer a Morgan una vez; por eso y por otras tantas razones.

«Desde que empezamos nos han pasado cosas increíbles, ojalá nos sigan pasando», concluye Nina su conversación conmigo. Y así será. Somos muchos los que estamos seguros de ello. Mientras tanto, seguiremos poniendo la mirada en The river and the stone como el augurio de un otoño que no sabemos cómo vendrá, pero para el que ya sabemos que contaremos con un puñado de grandes canciones en las que acomodarnos.

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