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La de ayer fue una de las grandes noches del Sardinero. Uno de esos días que mucha gente recordará durante décadas. Muse, el equipo visitante, demostró que juega en la primera división de la industria musical y dejó claro que lo suyo es de otra ... galaxia: defienden sus canciones a la perfección, saben sorprender y marcar goles y, sobre todo, son capaces de hacer estallar a los aficionados. En Santander, agotaron, vendieron nada más y nada menos que 23.000 entradas.
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Laura Fonquernie, Ana Gil Zaratiegui y Álex Gómez Magaldi
Los japoneses One Ok Rock, que alternan letras en inglés y en japonés, se encargaron de abrir el marcador y demostraron que son uno de esos equipos pequeños que cada cuatro años dan la sorpresa en el Mundial de fútbol y se ganan la simpatía de todos los aficionados: son estrellas en su país, aguerridos, directos y capaces de competir en los grandes torneos sin desentonar. Lo mismo pasó con los británicos Royal Blood, que actuaron justo después de ellos y que, en la última década, han tocado por escenarios de todo el mundo. Sólo eran dos personas sobre el escenario, pero, en todo momento, dieron la sensación de estar jugando en superioridad numérica. Lo suyo fue una grata sorpresa, al igual que lo de los japoneses, que sonaron incluso mejor.
La primera vez que vi a Muse en directo, en Madrid, hace once años, me impresionaron: la suya fue una de las mayores exhibiciones musicales que he visto en mi vida. Ayer volví a pisar uno de sus 'shows', enmarcado dentro de las celebraciones del Año Jubilar Lebaniego, en el que dejaron claro que siguen jugando en la élite y que tocan muy bien el balón, regatean, hacen todo tipo de piruetas y, sobre todo, marcan goles y hacen que el público enloquezca.
Anoche fueron alternando algunas de las últimas incorporaciones a su discografía, como 'Compliance' y 'We are fucking fucked', con sus temas más conocidos, aquellos que no pueden faltar en sus partidos. Desataron la 'Hysteria' colectiva casi al principio de su concierto, hicieron temblar los cimientos del Sardinero con 'Time is running out' y 'Plug in baby' y dejaron claro que lo de 'Starlight' es de fenómeno ultra.
Anoche, sobre un escenario gigante que sobresalía por encima de los Campos de Sport, hubo mucho fuego, máscaras, una mano de un tamaño colosal, guitarras atronadoras y mil serpentinas. En definitiva, una fiesta. Como comentaba al finalizar una asistente al concierto lo de Muse fue «fantasía pura, una brutalidad».
Los ingleses terminaron su exhibición tocando 'Knights of Cydonia' y los espectadores enloquecieron, como si su equipo hubiera marcado un gol en la prórroga de una final de Champions. Terminaron vitoreados entre miles de 'Oe oe oe oe'. Los ingleses son historia de la música moderna.
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Laura Fonquernie
La próxima temporada, el Racing de Santander volverá a jugar en la Segunda División del fútbol español, donde luchará por mantener la categoría y peleará por no volver a caer a los abismos del fútbol no profesional. Lejos quedan aquellas noches para el recuerdo, en las que el equipo fue capaz de lograr gestas históricas, como cuando ganó al Manchester City en la Copa de la UEFA o cuando le metió una manita al Barcelona. Al menos, anoche, por un día, los Campos de Sport de El Sardinero volvieron a vestirse de gala y vivieron una exhibición de las que hacía tiempo que no se recordaban y que quedará para siempre registrada en las crónicas de la época.
Muse ganó el partido: Muse 1 - David Guetta (que nunca apareció por Santander) 0.
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