«La música antigua, más allá de una época o un pretérito, es una actitud»

-El concierto con el que La Real Cámara llega al FIS está dedicado a Antonio Caldara. ¿Quien fue este compositor?

-La música antigua, como la literatura, anda muchas veces a golpe de conmemoraciones y este año se cumple el 350 aniversario del nacimiento de Antonio Caldara en Venecia. Y esa es una de las razones por la que hemos elegido este programa además de que es un compositor muy bueno que siempre ha quedado a la sombra de otros más notables.

-¿Qué es lo que más les ha interesado de este compositor?

-Independientemente de su obra, para nosotros tiene un gran interés el hecho de que estuviera al servicio del archiduque Carlos, Carlos III de Austria, un hombre súper aficionado a la música e incluso un buen compositor que durante los años que estuvo en España mantuvo una corte musical muy importante como muestra que las primeras óperas italianas que se mostraron en este país fueron de mano de este archiduque. También hizo que escribieran para él algunos de los mejores músicos de la época y uno de ellos fue Caldara, al que luego, cuando acabó la guerra de sucesión, se llevó a Viena.

-¿Cómo ha sido el trabajo de La Real Cámara con este compositor?

-El escribió óperas que se estrenaron en Barcelona y nosotros hemos recuperado obras que se escribieron para la corte española en aquel momento para, de alguna manera, reivindicar el valor del patrimonio histórico musical español, porque hubo otros músicos extranjeros como Boccherini o Scarlatti que vivieron aquí y no podemos decir que su trabajo porque fueran italianos de nacimiento no forme parte de la música española.

-Tengo la sensación de que los grupos de música antigua también son un poco arqueólogos, pues se dedican a recuperar obras y compositores enterrados en el olvido. ¿Se siente así?

-En parte sí, pero no del todo. La música no está tan escondida como para tener que cavar para recuperarla y reconstruirla. Las obras están ahí, aunque no puedes ir a una tienda y comprarla. Pero sí están en las bibliotecas. Es verdad que hacemos una labor de reconstrucción y de recuperación, pero tampoco tiene tanto mérito. Hay muchos grupos que tocan la que llamamos 'música canónica', como la de Bach o Vivaldi, que no necesitan ser expurgadas, pero todos tenemos curiosidad por tocar cosas maravillosas que hay y que no se conocen porque no están editadas. Nuestra responsabilidad es encontrarlas. Aunque no todo lo que se recupera es bueno como no todo lo que se toca es bueno. No todas las sinfonías de Tchaikovsky son maravillosas. Pero es cierto que los que nos dedicamos a la mal llamada música antigua tenemos ese carácter de recuperadores de un patrimonio que está ahí y que es una lástima que se quede en el polvo de las bibliotecas.

-Habla de la 'mal llamada música antigua' ¿Cómo la definiría?

-Hay muchas músicas antiguas, normalmente se llama así a la música que no es moderna y hay muchas maneras de interpretarla. La Real Cámara y yo nos hemos centrado en la que va entre los años 1600 a 1800 más o menos que cualquiera puede tocar, pero nosotros la hemos recuperado de manera que suene como sonaba tal y como los compositores y los músicos la estrenaron entonces.

-¿Qué diferencia hay entre cómo sonaba entones a ahora?

-Muchas, sobre todo, en los instrumentos. En la época de Bach o en la de Vivaldi el piano no existía. Apareció ya de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Así que tocar música de Bach con un piano, puede ser maravilloso, pero si quieres recuperar la música tal y como sonaba entonces no deberías usar ese instrumento.

-¿Cómo podría hacerse?

- Primero, estudiando cómo se tocaba esa música y con qué instrumentos. No es lo mismo una flauta de pico de madera que una travesera de metal, ni un clavecín, aunque tenga teclas igual que un piano. Nuestra idea es la de recuperación de la música del pasado pero intentando que suene como se compuso. Y esto se puede llevar también a la del siglo XX porque cuando Stravinsky escribió sus obras a principios de 1900, las orquestas tocaban de otra manera y los instrumentos no eran los mismos que ahora. Y es que la música antigua más que una música pretérita es una actitud ante la manera de sacarla adelante e intentar que el público la escuche con la mayor fidelidad a cuando se escribió. Es una actitud más que una antigüedad o una época.

-¿El público ya ha hecho oído a esta música?

-Sí, sí. Este movimiento de recuperación de los sonidos originales comenzó en los años 50 o 60 del siglo pasado. Al principio había una cierta curiosidad y recelo, pero hoy es lo más normal del mundo en cualquier temporada de conciertos y el público ya conoce y entiende. De hecho las orquestas tradicionales van dejando a los especialistas cada vez más este tipo de programas y ellos se centran más en repertorios posteriores como los del romanticismo.

-¿Cómo ha pasado estos últimos meses?

-Para mí el concierto de Castro va a ser un acontecimiento emocionante porque mi último concierto fue el 12 de marzo en Amsterdam. Hace cinco meses exactos. Entre tanto me han suspendido 51 conciertos. He reflexionado y estudiando mucho en el confinamiento. Ha sido positivo. Pero estoy emocionado porque los músicos vocacionales necesitamos hacer música y es algo que no se puede hacer solo.

Facebook y Twitter