«La música sinfónica es uno de nuestros mayores logros como civilización»

-Ha participado por primera vez en el Encuentro de Música y Academia. ¿Cómo ha sido la experiencia?

-Ha sido una muy grata experiencia, y a pesar de que he estado apenas unas horas en Santander, y disfrutado mucho del ambiente musical, así como de las personas que hacen todo esto posible. También me alegré de conocer personalmente a Paloma O'Shea. Una mujer que ha hecho tanto por la cultura en nuestro país, y que sigue contagiando entusiasmo y pasión en cada proyecto que realiza.

-¿Cuándo sintió la necesidad de escribir sus propias composiciones y por qué?

-De niño, mucho antes de aprender notación musical, me gustaba improvisar al piano e incluso me creaba mi propios símbolos para poder anotar vagamente algunas ideas. Sin embargo, no fue hasta los 12 años, cuando empecé a escribir mis primeros intentos compositivos. Fueron años de experimentación hasta que a los 19 años decidí escribir mi Opus 1, que titulé 'Aqua Cinerea', la cual ha sido grabada en CD recientemente por la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo y Gustavo Gimeno.

- En el caso de la literatura muchos autores aseguran que trabajan cada día hasta terminar un libro mientras que otros son fruto de la inspiración momentánea. ¿Cómo se plantea usted una composición, qué método de trabajo sigue?

-No tengo la sensación de seguir un método de trabajo o rutina. O tal vez pueda decir que mi método de trabajo consiste en escribir música todos los días del año, ya que no doy clases. Con un método así, inevitablemente al final van surgiendo obras.

-Tengo que preguntarle por Thomas Adès, su maestro, y al que considera el compositor más completo de la actualidad. ¿Cuál ha sido la enseñanza, de las muchas que le ha dado, qué más le ha servido?

-Conocer a Thomas Adès significó un antes y un después en mi vida, tanto a nivel musical como personal. Me resultaría muy difícil quedarme con una de sus enseñanzas, ya que fueron muchas, pero tal vez la más importante fue cuando me animó a ser desvergonzado ( 'shameless' en inglés ) a la hora de escribir música, ya que ello me empujó a escribir la música que yo quería escuchar, sin importarme las consecuencias. Por ello me sentí muy identificado cuando recientemente la revista francesa 'Diapason' dijo que «Coll es un compositor que juega con fuego, sin llegar a quemarse las alas».

- ¿Con qué compositor de siglos pasados le hubiera gustado aprender?

-Entiendo lo que me pregunta, sin embargo debo decir que prácticamente todo lo que sé lo he aprendido de los compositores del pasado. Mi relación con algunos de ellos es tan intensa (Victoria, Debussy, Ligeti,... ) que incluso tengo la sensación de conocerles a nivel personal.

-A día de hoy posee un extenso catálogo de obras y, en todas podemos encontrar un amplia versatilidad, ¿cómo describiría su estilo compositivo y qué busca transmitir con cada obra?

-Me siento más cómodo cuando son otros los que hablan sobre mi propia música. Yo personalmente intento evitar etiquetas, ya que como bien dice, suelo escribir una cosa y su contraria. Tal vez ese sea uno de los aspectos más importantes de mi obra; dejar el campo de posibilidades lo más abierto posible.

-Las artes plásticas son otra de sus formas de expresión, ¿en qué medida influye la pintura en la música o viceversa?

-Mi relación con la pintura y la música es muy intensa. Además se trata de algo que llevo haciendo desde niño, por lo tanto es parte troncal de mi personalidad, de mi estar en el mundo. Cada vez que compongo una pieza musical, pinto un cuadro relacionado con los colores y texturas de esa pieza en paralelo. Ambas se retroalimentan, y ambas me ayudan a ver aspectos que de otro modo no llegaría a percibir. Por ello, en mi caso música y pintura se fusionan, llegando a percibirlo como una única actividad.

-Hemos hablado de música, y de pintura... Usted trabaja y vive en Suiza. ¿Cree que en España se trata bien a la gente de la cultura?

-Mi mujer es suiza, y por ello vivimos actualmente allí. En cuanto a su pregunta, solamente puedo hablar por mí mismo, para decir que a pesar de que me gustaría que las cosas fueran en ocasiones diferentes -por ejemplo percibo una profunda crisis de gerentes en las principales orquestas a nivel nacional- yo tengo la gran suerte de poder desarrollar mi actividad profesional fuera de España, y por lo tanto España simplemente se suma, o no, a mis proyectos internacionales.

-En lo que respecta a música clásica y ahora que ha estado con jóvenes intérpretes, ¿cree que tienen más facilidades que los de hace años?

-El martes pude percibir la gran admiración y gratitud, por parte de los jóvenes músicos de la orquesta hacia Paloma O'Shea. Vivimos tiempos turbios, y proyectos como el Encuentro de música y Academia de Santander son fundamentales para el futuro de nuestra sociedad. La orquesta y la música sinfónica son algunos de nuestros mayores logros como civilización. Algo de lo que tendríamos que sentirnos muy orgullosos, y que tendríamos que cuidar con el amor que se merece.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-La próxima temporada tengo proyectos muy ilusionantes, como la gira que Patricia Kopatchinskaja hará de mi 'Concierto para violín' por Seattle, Toronto, Londres, Bamberg y Ámsterdam. También dirigiré el estreno holandés de mi pieza 'Invisible Zones' con el Cuarteto Casals y la Amsterdam Sinfonietta, así como el estreno de Lilith con la Orquesta de Valencia. Pekka Kuusisto interpretará mis 'Four Iberian Miniatures' en Helsinki y Gustavo Gimeno y la Orquesta Sinfónica de Toronto estrenará mi nueva obra sinfónica, que he titulado 'Elysian', entre otros.