![«La música tradicional no va a desaparecer nunca, a pesar de todos los escollos»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/12/vanesamuela-rodrigojimenez.jpg)
Vanesa Muela
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¿Cómo se da una masterclass con instrumentos de cocina? La respuesta la ofrece la folclorista Vanesa Muela, que lleva una vida dedicada a la interpretación y enseñanza de la música tradicional. Con ese bagaje regresa hoy (19.30 horas) a Vioño de Piélagos, donde se celebrará la Noche del Romancero -patrocinado por Cantabria Infinita- que compartirá con Miguel Cadavieco y Re^pande.
«Es muy fácil porque son los instrumentos que hemos tocado toda la vida. Son nuestro patrimonio inmaterial», explica. Las mujeres, los domingos por la tarde, hacían la música y el baile con lo que tenían. Muchas veces instrumentos de parche de piel, panderetas o panderos, pero también instrumentos de cocina. Sartenes, tapaderas de cazuela, cucharas… «Tenemos ese legado, con mucho repertorio tradicional, muchos ritmos, que podemos cantar y que son comunes a toda España», dice Muela. En sus cursos enseña a dominar individualmente cada instrumento, para poder adaptarlo al repertorio local. Cuando era joven, tocaba el rabel. También la guitarra y «todos los instrumentos de percusión que te puedas imaginar». Se especializó en ellos porque le permitía cantar a la vez.
Muela comenzó a cantar con apenas 4 años. «En casa, mis padres bailaban música tradicional y he estado siempre dentro de este mundo», dice. Eliseo Parra o el Nuevo Mester de Juglaría eran la banda sonora de la época, que le abocaron a dedicarse a ello. «Soy carne de escenario, es mi hábitat natural», incide. Aprendió a cantar de quienes vivían el folclore en primera persona. Pero una realidad se fue imponiendo con el tiempo: «Las fuentes se van muriendo y ya no es fácil aprender». Se cortan los caminos de acercamiento a las raíces. Sobre todo las manos femeninas que tañen y rasguean. Por eso Muela decidió empezar a enseñar ella misma. Así lleva impartiendo cursos desde los 18 años –tiene 46– y pone énfasis en que «es muy divertido y la gente se lo pasa en grande». Además de trabajar con la tradición, se ríen, aprenden destrezas nuevas, «casi como una terapia». Los resultados se ven además rápidamente y ese alumnado queda muy contento.
Esos referentes que se pierden no generan lamentos oficiales. «He vivido muchas modas y creo que ahora estamos en un buen momento», con formaciones jóvenes que reivindican estos sonidos, pero, advierte, «he visto muchas veces estas montañas rusas y no sé si creerme que hay un interés real por parte de las instituciones». Resalta que es muy diferente cómo se tratan las músicas en las distintas comunidades españolas. En la suya, Castilla y León, «es menospreciada o casi invisible». Por eso, dice, los músicos castellano leoneses tienen que salir fuera de sus lugares para ser valorados. «Siempre es por ignorancia y desconocimiento, porque cuando ven los espectáculos se dan cuenta de que vale la pena».
Propuestas como la Noche del Romancero se convierten en «puntos de encuentro», abiertos a todas las generaciones en torno a una música que no caduca. «Si nos ha llegado hasta hoy es porque ha sido muy válida siempre; práctica, divertida, con letras bonitas», enfatiza. «Yo no me he inventado nada, solo lo he puesto en valor y lo he dado a conocer».
La folclorista tiene entre sus cursos propuestas destinadas a educadores. ¿Qué se enseña a quien a su vez enseña a otros? «Solemos utiliza repertorio de música tradicional infantil, que hay muchísimo, y sobre todo que les hagan ver que todo lo que tienen en casa pueden ser instrumentos con otra mirada y pueden adaptar la música moderna a ellos». Quiere pensar que está contribuyendo a preservar un legado «con calidad, calidez e ilusión» y aunque solo sea para «picar la curiosidad» y borrar perjuicios, ya se siente recompensada.
La inteligencia artificial «muy práctica y también sobrevalorada», no podrá sustituir al ser humano ni a esas músicas que llevamos en el subconsciente colectivo. «Esta música no va a desaparecer nunca a pesar de todos los escollos».
«Hay veces en que viajas por muchos lugares y no te sientes como en casa, pero en Cantabria sí», destaca. En esta tierra, donde siempre se siente a gusto, tiene multitud de amigos con los que ha compartido vivencias y escenarios y a los que quiere «con locura». Menciona a Miguel Cadavieco, con quien tocará en la Noche del Romancero, pero también a Mimi Sanemeterio, la panderetera Soltxu, Mariano de Saltabardales… «Y qué decir de Chema Puente, que fue quien me enseñó a tocar el rabel cuando era adolescente y he sentido muchísimo su pérdida». Considera que «se valoran más las raíces que en Castilla, aunque menos que en Asturias o Galicia, teniendo la riqueza que tenéis».
Vanesa Muela tiene muchos planes por delante y muchos viajes. Suma unos 80 conciertos al año, dentro y fuera de España, pues en septiembre, por ejemplo, visitará México y también Costa de Marfil. Sacará un nuevo disco con Rodrigo Jarabo y seguirá dando sus clases. «Me gusta experimentar e ir creciendo como artista, no quedarme haciendo lo que ya sé», concluye.
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Ana del Castillo
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