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Delante del ordenador, haciendo gestiones y terminando de hacerle la comida a su niño, Anna Colom (Barcelona, 1985) se ocupa de «todo» lo que no se ve tras los escenarios. Escenarios a los que la música, cantaora, compositora y arreglista licenciada en cante flamenco ... se sube para presentar su disco debut, 'Cayana'. Esta noche estará en Santander, con su banda, en el ciclo Música Abierta del Centro Botín
Detrás de los nueve palos que se incluyen en 'Cayana' está «el trabajo de toda una vida, en verdad», dice tras pensarlo. «Hemos ido a buscar todos esos orígenes e influencias que ha tenido cada uno de esos palos. Hay una parte de investigación y luego hay otra de composición y un poco de imaginación». La siguiente, muy potente, sería la de los arreglos musicales, corales, instrumentales... Y sobre ese resultado afirma que suma toda una vida «porque nada es porque sí y cuando decidí hacer esto, sentí que era lo que quería hacer desde siempre. Reunir músicas de raíz, de los pueblos, que tenían un denominador común, pero que además me han movilizado».
Reconoce una parte de sí misma en los estribillos inventados, por ejemplo, pero hay otra que representa la búsqueda, en la que el motor era a la vez el hallazgo.
Esa música de ida y vuelta que bañó los dos lados del Atlántico, moviéndose al mismo ritmo que las personas y sus culturas, es también la metáfora del viaje vital que realizó la propia Colom. De Cataluña a Andalucía, donde se formó en la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco y donde vivió varios años y más tarde, de regreso a Barcelona para titularse en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC). «Creo que vivir en Sevilla y Cádiz, cuna y puerto de la ida y vuelta de las músicas históricamente me ha influido mucho». El flamenco que ella interpreta, ha bebido de todo tipo de folclore y de todos los cantos populares. En 'Cayana' hay cantos de trabajo, de arado, de tierra «que se han influenciado unos a otros».
Colom querría transmitir con su disco que «todas las músicas son una y vienen de un origen común». Un mensaje que extrapola a las personas, los pueblos, a «una hermandad real, de la que la música es un reflejo». En su particular hermandad tiene un peso determinante Exequiel Coria, coproductor de 'Cayana' que «sabe un montón de todo». «Gracias a él, a su guitarra y sus arreglos, claros aunque difíciles de tocar, suena tanto a tierra y a Latinoamérica». Esa producción transmite ligereza. «Buscábamos la sencillez y lo orgánico, porque nos enamora esa parte de la música».
La cantante reivindica los años que ha pasado tocando a pie de calle. Una década de acumular experiencia, sin la que el resultado actual habría sido otro. «No sé si me estaría dedicando a la música si no fuera por haber estado tocando en la calle. Significa querer vivir de la música, haya o no contratos». Respecto a los contratos, tras trabajar con Silvia Pérez Cruz, Las Migas o La Tana, en su momento le llegó la oportunidad de trabajar con Rosalía, con la que había compartido clases en ESMUC y con quien giró como corista por todo el mundo. De la también catalana afirma que «le está regalando al flamenco un viaje; gracias a ella está tomando valor y hay quien lo descubre ahora».
En cuanto al viaje que significa 'Cayana', y la oportunidad de escucharlo en directo, Anna Colom invita a sumarse a su sonido «porque es muy bonito, te guste o no el flamenco y reúne muchas otras cosas que tienen que ver con ese estilo y se desconocen».
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