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«Todos somos músicos y con la música podemos cambiar el mundo»
Proyecto Crece ·
Músico inquieto y docente de secundaria y educación superior, Matteo Conti expone en Crece el valor de la música como elemento de cohesión socialSecciones
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Músico inquieto y docente de secundaria y educación superior, Matteo Conti expone en Crece el valor de la música como elemento de cohesión socialDe madre pianista y padre artista, Matteo Conti comenzó sus estudios oficiales de piano en el Conservatorio Jesús de Monasterio. Lo que se inició como algo «extraescolar», acabó siendo su pasión, por lo que continuó con los estudios Superiores de Música. Con el paso del tiempo, otro amor iba entrando en su vida: la docencia. De ahí surgió la idea de realizar un Máster del Profesorado al que seguiría un Máster en Musicología.
En la actualidad, Conti alterna sus horas entre clases de Secundaria y universidad, como docente de Educación Musical en el Grado de Educación de la Universidad del Atlántico de Santander. Su tiempo libre lo dedica a tocar el piano y a leer, otra de sus pasiones. Por sus manos pasan obras de diversas temáticas desde filosofía a psicología, historia o los clásicos de la Literatura.
Por si fuera poco, también se ha embarcado en el mundo de la crítica musical, comenzando a escribir para la plataforma Bachtrack.
El polifacético creador considera que «Hemos degenerado el concepto de música». «Si miramos al pasado- señala- a los grandes filósofos, músicos, pensadores en general que han tratado el tema de la música, y el arte en general, podemos observar un abismo entre su idea de música y la actual». Una diferencia que se aprecio, sobre todo, en lo que concierne a la enseñanza de la música. «Algo que forma parte del ser humano desde sus inicios ha sido limitado a unos pocos. Todos somos músicos y todos tenemos derecho a una buena educación musical». Esta es la piedra angular sobre la que gira su visión y su discurso.
La segunda está íntimamente ligada a aquella frase que diría aquel príncipe Mishkin de Dostoyevski «la belleza salvará el mundo». En este caso, la belleza es sustituida por la música, entendida como sinónimo. «Realmente, en la obra del gran escritor ruso la frase aparece como una pregunta a la que no se da respuesta, por lo menos de manera explícita». Conti se atreve a dársela: «sí, la música puede salvar el mundo».
«La música tiene el poder de desenterrar, de mostrar la mejor versión de nosotros mismos», afirma con rotundidad. «Actúa como una especie de pegamento social, que une, a la que no importan todas estas diferencias y prejuicios que llenan nuestra sociedad. Nos iguala a todos y nos convierte, como nos pidió Beethoven en su Novena, en hermanos».
A todo esto considera necesario añadir los numerosos beneficios que proporciona la música y su práctica a nivel cerebral, «que repercuten en nuestras habilidades motoras, lingüísticas, emocionales y sociales».
Conti reivindica el papel fundamental que tiene la enseñanza musical en la educación, un papel troncal, fundamental y necesario en nuestra sociedad para que así todos podamos mostrar y compartir la música que llevamos dentro y colaborar para que este mundo sea un poco mejor.
Aquí puedes ver su intervención completa para el Proyecto Crece.
El ilustre Ludwig Van nació en Bonn hace justo 250 años y son muchos los lugares del mundo que se sumarán al homenaje al genial compositor. Entre ellos, Cantabria.
De la mano de los músicos y docentes, Matteo Conti y Gonzalo Silió se ha diseñado un ambicioso programa que se presentó en la Universidad Europea del Atlántico.
¿El objetivo? Unir a la comunidad educativa (y musical) en torno al genio y a diferentes eventos, el principal, un concierto que se celebraría el 22 de noviembre y en el que participarían alumnos de Secundaria de todos los institutos de la comunidad que quieran reivindicar esta celebración.
Como señalan desde la organización, todos los profesores de música consultados «han manifestado su interés por sumarse al proyecto y por ensayar en sus clases los 11 minutos de la parte coral del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía beethoveniana».
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