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Cerca de cuarenta registros sonoros, la compilación y correspondiente transcripción de textos, músicas y testimonios acompañan e integran la casi totalidad de músicas y cantos de tradición oral grabados en los años cincuenta por el etnomusicólogo norteamericano Alan Lomax en zonas altas de las montañas ... de Liébana y Polaciones. El Centro de Estudios Montañeses, en su serie de Monografías, con la colaboración del Instituto de Estudios Agropecuarios, ha editado este trabajo del etnógrafo cántabro Fernando Gomarín (Santander, 1950).
El Centro de Estudios Montañeses va camino de superar el centenar y medio de ediciones monográficas, en solitario o coeditadas con otras entidades en casos concretos, sin contar las publicaciones seriadas, como los volúmenes de Altamira y de otras revistas especializadas que suman otro centenar largo de volúmenes.
Bajo el epígrafe 'Alan Lomax por las montañas de Cantabria: La Liébana y Polaciones', esta entrega rescata del olvido una labor fundamental que el investigador tejano realizó en las calles de las comarcas cántabras. Las canciones, transmitidas por la tradición oral a través de varias generaciones, se conservan desde hace cerca de veinte años en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y, desde hace una década están disponibles en internet. Las voces de Araceli Garrido, Carmen Gómez, Angelines Soberón y Ramón Soberón, de Potes; Juana Morante, Catalina Morante y Ángel Roiz, de Uznayo; o Aurelia de Caso, de Tresviso, y otros parroquianos anónimos de Liébana y Polaciones, pasaron a la posteridad gracias a la labor de Lomax (1915-2002). Tal como se divulgó, la BBC envió a Mallorca a documentar un certamen de folclore al investigador americano, famoso por grabar por primera vez al padre del blues de Chicago, Muddy Waters; o presentar al gran público a leyendas como Pete Seeger o Woody Guthrie. Lomax recorrió España durante seis meses y sus grabaciones,más de los demás viajes por el mundo, quedaron custodiadas en la fundación que él mismo constituyó para difundir la cultura de los pueblos, Asociación para la Equidad Cultural, ACE, hasta 2004, cuando fueron adquiridas por la Biblioteca del Congreso de EEUU.
Lomax llegó a Cantabria en noviembre de 1952, en un breve paréntesis en sus recorridos por Asturias. Según lo relatado en su día por Gomarín, «sus referencias sobre la música montañesa procedían de lo que había escuchado pocos días antes en las fiestas del Pilar, en Zaragoza, donde vio a un grupo de Cabezón de la Sal bailar la Danza de las lanzas (o de Ibio)». Con la mediación del catedrático asturiano Juan Uría y el historiador cántabro Fernando Barreda, Lomax contactó con dos lebaniegos que le guiarían en su exploración musical de Liébana y Polaciones: el fotógrafo Eusebio Bustamante y la responsable de un grupo de folclore de Potes, Angelines Soberón, que cantó para él junto a sus compañeros.
Gomarín, ex director del Aula de Etnografía de la Universidad de Cantabria -que documentó el viaje de Lomax por Liébana y Polaciones para la responsable de la serie 'España' de su colección musical, Judith Cohen-, cree que lo más interesante de aquel trabajo en Cantabria se encuentra en sus breves excursiones a Tresviso y a Uznayo, «dos pueblos en los que su magnetófono graba a la gente común, no a un grupo folclórico estable, como el de Potes».
La monografía abordada con la colaboración del músico Basilio Gomarín Píriz (Santander 1962), aunque ultimada en 2019 (fue frenada por la pandemia) inicia ahora su verdadero alumbramiento y distribución. Fernando Gomarín resalta que otros investigadores nacionales y extranjeros se encontraban por entonces realizando similares tareas de carácter musicológico, caso de Manuel García Matos, Constantin Brailoiu, Kurt Schindler o Marius Schneider, circunstancia que, lejos de suponer para Lomax ayuda y colaboración, «entorpecería de diversas formas su trabajo, incluso con la presencia de la Guardia Civil, que vigilaba de cerca a nuestro hombre en sus desplazamientos hasta en las poblaciones rurales más apartadas, caso de su estancia unos días de noviembre en zonas altas de las montañas de La Liébana y Polaciones».
El trabajo que ahora ve la luz, ofrece esa transcripción de la casi totalidad de las músicas y cantos de tradición oral grabados por Lomax y «rescata del olvido una pequeña pero valiosa parte de nuestro patrimonio inmaterial que permite documentar el estado en que se encontraban ciertas costumbres a mediados del siglo xx».
El escenario, el paso detallado de Lomax por Cantabria, el repertorio y un anexo de cartas, donde asoman nombres como Julio Caro Baroja, Angelines Soberón, o José Alonso García, entre otros, completan el volumen.
Tonos e instrumentos
En las músicas registradas por Alan Lomax en Cantabria se observa un predominio de ritmo binario en las canciones. En las ejecuciones se utilizan tonos mayores, que les confieren «alegría y brillantez, frente a otros cantos unipersonales donde el empleo de los tonos menores los dota de una cierta melancolía e intimismo». Un CD con 35 registros sonoros completa esta edición. Son cantos de mocedad, cantos, trovas, nanas, villancicos, coplas, danzas...En las canciones entonadas por hombres no se utilizan instrumentos, ejecutadas siempre a capella; las interpretadas por mujeres, por el contrario, se realizan con el acompañamiento de instrumentos diversos: una o varias panderetas, panderos con sonajas, tarrañuelas y triscos. Tampoco faltan ni el almirez, ni el vejigo.
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