Borrar
Estrella Quiles y Patricia Pastor, fans de Pablo Alborán y Malú, esperan en el exterior de El Malecón para entrar las primeras. Luis Palomeque
Ocho días de acampada por Alborán y Malú
Música en Grande

Ocho días de acampada por Alborán y Malú

Un grupo de fans se relevan desde la semana pasada para ver en primera fila el jueves el concierto de sus ídolos en El Malecón

Candela Gordovil

Santander

Martes, 27 de junio 2023, 07:12

En los exteriores del estadio El Malecón, en Torrelavega, ayer había mucho traqueteo. Entre los jóvenes que acudieron al instituto Miguel Herrero, pegado al campo, a recoger las notas de fin de curso y los operarios que entraban y salían del recinto deportivo para la puesta a punto del festival Música en Grande, que arranca este jueves, el vaivén de gente era contínuo. En medio de este barullo, había dos chicas sentadas en una silla de camping. Por la edad podían parecer también estudiantes, pero su indumentaria no era la de un escolar precisamente. Mantas, neveras, almohadas de viaje... Estrella Quiles y Patricia Pastor, dos amigas de 18 y 20 años, residentes en Elche y Madrid, acamparon el domingo junto a El Malecón para poder ver en primera fila el concierto de Pablo Alborán y Malú, este jueves. «Allí se vive la experiencia al máximo. No puedo explicar lo que se siente», explica Patricia. Ellas han tomado el relevo a otro grupo de amigos que llegaron a la capital del Besaya el pasado miércoles. Se guardan el sitio unos a otros. En total, son veinte personas de diferentes puntos de España que recorren el país junto a sus artistas favoritos. Van desde los 18 hasta los 40 años. Con una misma pasión: las baladas del artista malagueño y de la cantante y compositora madrileña.

Esta no es su primera experiencia. De hecho, es una práctica más que habitual. Siguen a sus ídolos en todas las paradas que hacen en sus giras nacionales y se compran la entrada VIP para que así sea más sencillo conseguir la ansiada primera fila. Pero, en esta ocasión, no ha salido todo según lo previsto. Todos los miembros de este grupo, que se conocen de otros conciertos, trajeron tiendas de campaña y colchones para pasar las noches de la forma más «cómoda» posible. Pero, según cuentan, la Policía Local no les permite utilizar allí estos útiles. «Nos han pedido el DNI y nos advirtieron de que si nos veían sacar la tienda nos multaban», comenta Estrella, una de las más jóvenes del grupo. «No lo entiendo. No hacemos nada malo a nadie», añade. Y recuerda que, además de Torrelavega, la única ciudad en la que les han puesto trabas por acampar ha sido en Bilbao. «Allí terminamos durmiendo en el suelo. Literalmente», comentan.

Las dos fans, dentro del estadio El Malecón, observan y fotografían la distancia que les separará de los artistas. Luis Palomeque

La primera pregunta que le viene a uno a la mente al verlas sentadas en la silla –esa será su cama en los próximos días– es si realmente merece la pena el frío y el cansancio que ellas misma reconocen tener, por ver unos metros más adelante a sus artistas favoritos. Sobre todo, teniendo en cuenta que han escuchado su repertorio en directo en repetidas ocasiones. Su respuesta es rotunda: «Pues claro. Y lo seguiremos haciendo», relatan.

Su «pasión» llega hasta tal punto que ya han medido cuánto tardarán en llegar hasta la primera fila. «Hemos calculado y desde la entrada al foso no hay más de dos minutos corriendo. Pero tenemos que hacerlo lo más rápido posible porque hay más grupos que, igual que nosotros, quieren la primera fila y en el trayecto nos pueden adelantar», explican las amigas.

Las comidas y duchas

Aunque en este periplo hayan tenido «mala suerte» al no poder acomodarse todo lo que les gustaría, no se irán de Cantabria con mal sabor de boca. Y es que un responsable de la bolera Severino Prieto, que se encuentra junto a El Malecón, les ofreció ducharse en los baños de las instalaciones. «Incluso nos dijo que si nos echaban, nos acogía en su casa», cuentan muy «agradecidas». Para comer, lo tienen sencillo. Hay un Mercadona muy cerca y allí se desplazan por turnos. Algún día también piensan darse un «capricho» y comer en algún restaurante de la ciudad. Se lo pueden permitir. Gracias a los descuentos del Ministerio de Transportes les ha salido el viaje «tirado». Patricia ha pagado tres euros por un autobús Madrid-Torrelavega.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Ocho días de acampada por Alborán y Malú