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En un concierto de Stanich todo son detalles. Detalles como, por ejemplo, que saliera al escenario con el 'Bandolero' de Juan Carlos Calderón como sintonía ... de fondo. O que se hubiese cortado el pelo para la ocasión, pero «solo las puntas, le dije al peluquero». O situar al batería en primera fila, en lugar de al fondo, lo que ofrece una idea clara de qué significa para el músico su Stanich Band.
Y más que detalle, detallazo el que fuera de cartel invitara a su lugarteniente, el guitarrista Víctor L. Pescador, a telonear el concierto. En su paso al frente como solista demostró que es mucho más que un secundario de lujo –para Coti, Marilia o Rubén Pozo, entre otros–. Con la única ayuda de guitarra y voz defendió un puñado de canciones propias –'Tus orillas', 'Querido altamirano' o 'Ven corriendo', aunque con un guiño a Antonio Vega, cuyo 'Esperando nada' se colaría de soslayo– que pronto espera publicar en disco. Entretanto, se pueden disfrutar en su cuenta de YouTube, Pescador.
Cerrando un círculo imaginario, el concierto empezó –y acabó– igual que el de diciembre de 2021 en el Palacio de Festivales; uno abría y otro cerraba la gira 'Polvo de Battiato'. Apenas algunos matices diferenciarían ambas actuaciones: esta vez no aparecería Quique González a cantar 'Carbura', pero el cambio de escenario pareció sentar bien a Stanich, que recorría el escenario con su ímpetu habitual, pero dando un plus en la mímica y en la interpretación vocal. Las canciones han ganado con el paso del tiempo, y las adaptaciones al directo se diría que las mejoran.
No sonaría 'Metralleta Joe', pero el sonido de la banda era pura dinamita. Y es que el arranque sería tan contundente que Stanich, habitualmente con tanta querencia al micro, estuvo muy contenido durante aproximadamente una hora. Como si hubiera querido poner toda la artillería al principio, con 'Una temporada en el infierno' o 'Nazario' se metió en el bolsillo al medio millar de fanáticos que se acercaron a Las Llamas, porque es una cuestión de fe acudir a Escenario Santander, mientras el ayuntamiento sigue sin iluminar el camino obligado por el parque.
El cantante hablaba poco, y era extraño. Hasta que lo soltó todo de golpe: una diatriba intensa y extensa –quizás demasiado– sobre Benito Pérez Galdós. Con cierto deje docente –dice la Wikipedia que Stanich, en la vida civil, es profe de Literatura, pero vaya usted a saber– glosó su figura y denunció lo olvidado que está en la que fue su casa, Santander. Una encendida defensa que terminó con una vuelta de tuerca, un inesperado mea culpa: «yo tengo pendiente leer cualquier libro que haya escrito ese señor».
Así, entre aguijonazo irónicos y guiños locales –sobre Juan Banderas, por ejemplo, apuntaría que sus rimas son «mejorables»–, dedicó un recuerdo a dos «auténticos faros de la cultura musical que nos han dejado este año: Pedro Fuentes, el Sabina de la calle Burgos, y Marcos, el del Rvbicón. Os queremos». Y tanto que había amor, porque acabaría tirándose al público, literalmente.
Detalles, todo detalles. Como abandonar el escenario mientras Jorge Sepúlveda cantaba 'Santander, eres novia del mar'.
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Ana del Castillo
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