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Siempre crecí pensando que tenía una mala voz, que la genética no había sido muy agraciada conmigo y que nunca podría ser una estrella de la música. ¿Hasta qué punto alguien puede llegar a cantar con éxito incluso si ha nacido sin el talento necesario? «Hay gente que nace con una facilidad pasmosa para cantar bien, pero también hay personas que al principio son incapaces de afinar una sola nota y que, después de entrenar muchísimo, han acabado interpretando cosas de manera exitosa».
Lo cierto es que, «cualquier persona, si se lo propone y trabaja muchísimo, puede llegar a cantar bien», como indica Pedro Montero, que recientemente ha montado una academia de canto en Santander que lleva su nombre. «Llevaba bastante tiempo queriendo montar mi propio centro, ya que, en Cantabria, no hay mucha gente que tenga estudios superiores de canto moderno, los profesores suelen estar más enfocados hacia el mundo de la música clásica».
«Animo a todas las personas que no tengan claro que puedan llegar a cantar bien a que prueben a dar una clase: a una de mis alumnas siempre le habían dicho que no valía para cantar, pero nunca dejó de perseguir su sueño y la verdad es que cada vez afina mejor y hace las cosas de una mejor manera. Muchas veces, el problema no es que tú no vayas a ser capaz de acabar cantando con éxito en el futuro, sino que la persona que te tiene que enseñar considera que va a ser muy complicado que aprendas y no quiere perder demasiado tiempo contigo».
«Me preguntan muchísimo si cualquier persona puede aprender a cantar: mucha gente, no se anima a dar clases porque piensa que no va a llegar a ser Beyoncé, pero es que tampoco hace falta llegar a ser como Beyoncé», comenta por su parte Inés Pardo, que lleva más de diez años dando clases en Musiquea, una escuela santanderina que, en 2017, recibió un premio nacional a la excelencia educativa. Inés estudió en el Conservatorio Jesús de Monasterio de Santander, tiene una larga carrera musical a sus espaldas y, actualmente, da clases, «tanto a músicos que tienen una banda de rock, como a niños pequeños a los que les apasiona el pop». «Musiquea es una escuela que busca que la gente se acerque a la música por diversión y sin ningún tipo de presión. En un conservatorio, tienes exámenes y le tienes que dedicar muchísimo tiempo a todo, mientras que aquí puedes aprender sin tanta presión».
«Alguien que desafina mucho, si trabaja duro, puede llegar a no desafinar, de la misma manera que una persona puede mejorar su flexibilidad yendo al gimnasio. La primera vez que hice deporte era como un tronco, pero ahora creo que me doblo bastante bien, porque he entrenado muchísimo y porque nunca he tenido expectativas de convertirme en Rafa Nadal».
Lo cierto es que, para triunfar en la música, hace falta algo más que una voz bonita. Por ejemplo, Joaquín Sabina o Melendi son músicos que «tienen una voz que podríamos calificar como fea, pero que han sido capaces de conectar con muchísima gente». «Si vas a un karaoke, te vas a encontrar con personas que tienen unas voces espectaculares, pero que podríamos decir que no cantan nada bien, ya que no son capaces de conectar con el público. Yo siempre digo que una cosa es tener una buena voz y otra cantar bien».
Eso sí, como señala Pedro, también hay artistas que tienen grandes voces y encima cantan genial: «El pasado verano, estuve viendo a John Legend en Portugal y salí maravillado, tanto por lo bien que lo hace todo, como por su manera de conectar con el público». «Rosalía tiene una voz espectacular y un estilo propio, es un monstruo en todos los sentidos: te podrá gustar más o menos lo que hace, pero no se puede negar que lo tiene todo», añade Inés.
La verdad es que tener una buena voz es igual de importante que ser capaz de transmitir cosas cantando. De hecho, Pedro e Inés no sólo enseñan a sus alumnos a mejorar su voz, sino también a curar sus inseguridades y a labrarse una personalidad. «Todos los meses, hago conciertos con mis alumnos para que vayan soltándose: las primeras veces que se suben a un escenario están como un palo, pero, con el tiempo, ves cómo se van soltando», comenta Inés.
Aprender a cantar «es una carrera de fondo»
Hay gente que ha nacido «con un talento natural» para aprender a cantar bien, pero eso no quita que cualquier persona que quiera sacarle todo el partido a su voz tenga que trabajar muchísimo. «Nadie va a acabar cantando bien con cuatro trucos: esto es una carrera de fondo». «Yo he tenido los mismos problemas con los que vienen mis alumnos a mis clases y, al final, lo que tengo claro es que muchos de ellos se solucionan con práctica y constancia», indica Pedro.
Lo cierto es que, hasta los artistas más reputados, siguen entrenando a diario y siguen dando clases de canto, como Eva Amaral, que está considerada como una de las grandes vocalistas españolas de las últimas décadas. Alguien que dé muchos conciertos al año, va a tener que entrenar muchísimo para que no se le funda la voz y va a tener que estar en una buena forma física, «porque se va a estar moviendo sin parar durante dos horas cada vez que se suba a un escenario». «Quiero llevarme una bicicleta estática a mis clases para que mis alumnos canten mientras pedalean: creo que tienen que ser capaces de aguantar cantando mientras se están moviendo o saltando sobre un escenario», comenta Inés.
«Si no trabajas lo suficiente y no tienes una buena técnica vocal, corres el riesgo de lesionarte. Yo tengo alumnos a los que, al principio, les recomendé que no hicieran nada en casa por su cuenta, porque aún no tenían una base y se podían hacer daño», indica por su parte Pedro.
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