Artistas y festivales entonan el «habrá que inventarse una salida»

Hemos cambiado palabras como solape, token o escenario principal por otras como fases, repunte o fuerza mayor. Expresión esta última que, hasta marzo de 2020, solo podía sonarle a un fan de la música si hacías referencia al primer álbum de Viva Suecia. Ahora es casi de uso cotidiano. Porque, semana tras semana, vemos cancelaciones de conciertos y festivales españoles. BBK Music Legends, Azkena Rock, Portamérica, Tomavistas, Low, Primavera Sound, Sonar han ido cayendo del cartel, con un aluvión de aplazamientos y cancelaciones en las dos últimas semanas. Casi todos se refieren a esa causa de «fuerza mayor» que, sin embargo, el Gobierno se resiste a amparar de cara a los seguros y contratos. Y mira que las peticiones / alaridos del sector musical resuenan cada vez más fuerte. Como el ministro de Cultura es fan de La Unión, y se acaban de separar, no debe de tener mucho interés en el asunto.

En realidad la gran pregunta ya no gira en torno a este verano. La verdadera incógnita es ¿cómo y cuándo regresará toda esta escena festivalera? Es más… ¿regresará? Fernando Simón y el resto de epidemiólogos deben de tener escalofríos solo de pensar en un evento con decenas de miles de personas, muchas de ellas llegadas de otras provincias o países, cruzándose durante horas y días entre barras, camping y baños, tratando de cruzarse aún más (no entraré en detalles…) y todo ello aderezado con un mayor o menos descontrol etílico.

La depresión es generalizada en el mundo de la música, aunque respecto a los festivales no todo el mundo guarda luto.

Frente a este contexto tan adverso, hay quien no se resigna y empiezan a cristalizar propuestas e ideas para mantener vivo el directo. DMúsica ha charlado con tres de sus impulsores. El primero en abrir el fuego fue Josan Serrano, fundador y director del Montgorock Festival de Jávea. Ha lanzado (e incluso patentado) la propuesta llamada Sistema Marko.

Buscando ese control y distanciamiento social, este sistema divide todo el espacio frente al escenario en pequeñas parcelas de 150 metros cuadrados acotadas por vallas, con acceso único cada una y limitadas a 50 personas. Complementan esta idea una barra central para bebida, servicio de comida, controles de acceso general con temperatura y baños exclusivo para cada parcela.

Le han llovido los memes y críticas en Twitter, pero Josan Serrano no se arruga. «Tenemos que mirar por nuestro futuro. El de los artistas y, sobre todo, el de quienes están detrás del escenario. Todos esos técnicos y proveedores. He leído a mucha gente decir «buah, no voy ni en broma»… bueno, de primeras entiendo prefieras el formato habitual, pero si te dicen que en un año o dos no va a haber festivales y al final con este sistema puedes ver un gran concierto desde un espacio cómodo y seguro… a lo mejor no te parece tan mal».

¿Por qué 50 personas por parcela? «Cuando lo ideé, en el BOE se nombraba bastante la cifra de 50 personas como unidad para reabrir restaurantes, etc… mi argumento principal es que, si se dejan reabrir otras actividades como los bares bajo parámetros de control, ¿por qué no los festivales? La solución yo no creo que sea reducir aforo a la mitad o menos, sino plantearlo de otra manera. A nosotros este Sistema Marko nos permite mantener casi el mismo aforo (con un escenario menos) y no nos incrementa de manera insostenible el coste de producción».

¿Qué respuesta institucional ha obtenido? «Tengo una reunión fijada en breve con la Generalitat porque sé que se ha visto con interés esta solución». Pronto conoceremos si el Sistema Marko sobrevive a los memes de Twitter y se convierte en realidad festivalera.

Esta misma semana, la comunidad veía la cara y cruz de esta realidad impuesta. Por un lado, y tras anunciar un cambio de calendario que lo trasladaba de julio a septiembre, el festival Música en Grande anunciaba su aplazamiento a 2021 siguiendo la tónica general. El director del evento, Guillermo Vega, de Mouro Producciones, adelantaba que se mantendrá el mismo cartel con algunas incorporaciones y se preparan otro tipo de formatos de cara a un verano huérfano en lo musical en Cantabria. Reconocía de la Vega que ve poco probable que salgan adelante los conciertos de la Campa, parte de la programación de la Semana Grande, si bien aún no hay confirmación oficial. Tampoco se sabe nada aún del Santander Music Festival, apurando fechas hasta la segunda quincena de agosto, cuando está previstas su celebración este año.

La nota positiva llegaba bajo el épico nombre de La Cultura Contraataca. Los días 29 y 30 de mayo, esto es, la próxima semana, Cantabria recupera la música en directo. Será, salvo novedad, la primera comunidad autónoma en hacerlo. Cinco conciertos en dos días y en tres recintos diferentes. Vicky Gastelo abriendo el viernes en Torrelavega, para dar paso el sábado a Repion en Muriedas y Deva, Billy Boom Band y Rulo en el Palacio de Festivales de Santander. Una propuesta desarrollada por el área de Cultura del Gobierno de Cantabria en una apuesta por reactivar el sector cultural. Aunque los aforos serán reducidos, el público ha dejado claras sus ganas de recuperar la música; apenas diez minutos han durado las entradas a la venta antes de agotarse.

Marcos Cao, vocalista de la colorida banda de rock para niños y mayores, reconoce que están viviendo la vuelta a los escenarios con mucha emoción. «Volvemos después de un largo parón en el que hemos tenido que suspender muchos conciertos, así que el que vamos a ofrecer el día 30 va a ser muy especial, aunque no deja de ser algo simbólico porque no tenemos más actuaciones de momento. Así todo supone un empujón para volver a la normalidad. Después de tantos conciertos online creo que tanto nosotros como el resto de los músicos estamos deseando volver a interactuar con el público».

Al autocine, pero no con Danny Zuko y Sandy Olsson. Al autocine, pero para ver a un grupo de rock y punk en directo. Para sorpresa general, la banda vasca Belako ha confirmado que presentará su nuevo disco, 'Plastic Drama', en una originalísima gira por autocines. Madrid, Denia y Getxo son las tres ciudades que acogerán en junio este acontecimiento, al que se podrá acudir en coche o en bicicleta. Los conciertos se celebrarán los días 25, 26 y 27 de junio, respectivamente.

Desde Belako explican a DMúsica: «Cuando nos vimos en esta situación peliaguda para la salida del disco, comenzamos a idear plan A, plan B, plan C, y pese a no existir una solución mágica, aparte de tener de retrasar la salida del disco y la gira al uso, surgió lo del autocine. Nos pareció la única manera de sacar a flote un espectáculo en directo con público garantizando la distancia de seguridad en el aforo».

«Por ahora son estas tres fechas, pero ojalá salgan más para este período de transición hasta que podamos tocar en salas o festival, aunque parece difícil imaginar una vuelta a la vieja normalidad a corto plazo. Prometen ser unos conciertos muy especiales y emotivos tanto para nosotras como para el público. Además, vamos a registrarlo en un documental sobre toda la experiencia de la gira y el momento en el que se sitúa Plastic Drama». Cabe recordar que Belako han sido estudiantes de Bellas Artes y protagonistas del espectáculo Zelako (Zinea & Belako) para el Festival Zinebi de Bilbao.

Ir a un festival parcelado. Ir al autocine para ver un concierto desde tu coche. O, directamente, no ir a ningún lado y ver en pijama (o como gustes) un concierto de pago en streaming. La tercera propuesta se intuye inminente como modelo (al menos temporal) de negocio. Tras el aluvión de acústicos que hemos vivido a través de Instagram durante el confinamiento, comienzan a ponerse en marcha formatos de más calidad y con visión profesional.

Es el caso de Triángulo de Amor Bizarro. El respetadísimo grupo gallego ha presentado su nuevo disco de título homónimo en un concierto vía streaming en colaboración con SON Estrella de Galicia. Un arranque atractivo, sonido e iluminación muy por encima de la media, varias cámaras… en definitiva, han ido más allá del clásico «Hola, aquí estoy con mi guitarrita y os voy a amenizar la tarde, muchachada».

Y han obtenido su recompensa. «Esperábamos una buena respuesta, pero está siendo mágico. Le está gustando mucho a la gente. Al final es un trabajo de varias semanas, haciendo pruebas, transformando las canciones para que se adapten al medio, que tengan una entidad acorde con el formato y el momento…», es el balance que realiza para Dmúsica Rodrigo Caamaño, cantante y guitarrista de Triángulo de Amor Bizarro.

Además del patrocinio como el que han tenido en este caso, ¿se puede lograr que los fans paguen por estos streaming? «Este concierto creo que es un paso en esa dirección. Desde luego, tiene que pasar por hacer algo con la calidad suficiente, con un sentido artístico y contando con todos los agentes del sector para que no se queme el formato antes de empezar, como pasó con los festivales online. Es importante que la gente sepa que está pagando por algo que sobrepase sus expectativas, que los sorprenda».

También remarca: «Es una vía de ingresos que necesitamos. Creo que se van a ir haciendo cosas, conciertos más pequeños, tal vez formatos mixtos con público y streaming. Tal vez a partir de julio o agosto, en salas adecuadas o exteriores. Va a haber mucha experimentación con los formatos».

El Zero Music Fest navarro, con grupos tocando en streaming desde la Sala Zero del Baluarte, se prolongará hasta el 20 de junio, fecha en la que toca un grupo tan insigne como es El Columpio Asesino. El precio por seguir en directo cada actuación de cada concierto es de 1,99 euros y el abono para los diez conciertos es de 9,99 euros.

«La explosión de los festivales musicales españoles no tiene tanto que ver con la cultura como pensamos. Muchos nacieron del entusiasmo genuino, pero crecieron tan brutalmente porque son un complemento deseable de la burbuja inmobiliaria que marca la economía de nuestro país. No quiero pintar a los festivales españoles como si fueran un brazo del imperio del mal, pero tampoco como paraísos culturales, que es como les suele definir la prensa más cool. Desgraciadamente, lo que eran espacios culturales donde escuchar música distinta se han convertido en centros comerciales donde se vende a las marcas un contacto privilegiado con un público joven y muy influenciable a los mensajes de consumismo premium».

Quien habla con DMúsica es Víctor Lenore, una de las referencias de la crítica musical española. ¿Soluciones de futuro? «El modelo de festivales debe cambiar hacia aforos más razonables, condiciones óptimas de escucha y perspectiva netamente cultural. Encuentros como el LEV, Rototom y La Mar de Músicas me parecen buenas casillas de salida para este debate. Otros, como el Mad Cool, representan para mí todo lo que está mal con este modelo» analiza Lenore.

Esa «desescalada» que reclama Lenore ya se intuye este mismo verano en festivales masivos como son el Cruilla de Barcelona o el Sonorama Ribera de Aranda de Duero. El festival barcelonés incluirá 200 actividades durante el mes de julio, en espacios emblemáticos de la ciudad, con un aforo máximo de 400 personas y las medidas de higiene y seguridad necesarias. El evento arandino por excelencia, por su parte, ha dado algunas pistas sin desvelar del todo las novedades de esta edición, que, por el momento se mantiene.

Carlos Cancho afirmaba hace varias semanas que «A lo mejor no hacemos conciertos hasta el año que viene», reconoce, porlo que será necesario esperar y, según cómo quede el panorama tomar decisiones.

Booker de Sidecars, Mastodonte, Drexler, Leiva o los cántabros Los Estanques cree que ese futuro posible no estaría, en principio, en el verano. A su juicio, será «complicado, no ya por el Gobierno y sus medidas, sino por nosotros mismos como ciudadanos». «Cualquier persona va a ver un peligro en mezclarse en un mismo espacio», explica.

Carmen Zapata, presidenta de MIM comparaba la situación con la de otros sectores; «Si tiene sentido ir a un centro comercial, ¿es lógico pedir mantener medidas en una sala?», planteaba. Aún con las reducciones de aforo de las grandes salas a 300 personas, por ejemplo, Zapata cuestionaba la distribución interior; «la gente no va a estar separada y estática dentro del local». A esto se añade la propia incertidumbre por la salud; «Ninguno de nosotros tiene ganas de jugarse el pescuezo por tomarse una cerveza y ver a alguien sobre un escenario, pero estar separado en una sala cuando has ido en bus o en metro sentado al lado de otra personas con total normalidad, supone estar estigmatizando una actividad sobre las otras».

Raúl Valera, director de seguridad, emergencias, eventos y autoprotección considera que será más fácil adaptar la nueva normativa a eventos con el público sentado. «Se podrám establecer horarios de entrada y salida, reducir los tiempos del show haciendo diferentes pases, crear pasillos únicos de entrada o salida, con sistemas de aviso, quizá sectorización para las barras...», expone, aunque a su juicio, la falta de una legislación concreta lastrará la puesta en marcha de cualquier iniciativa. Experto en la materia, que ha trabajado en Mad Cool, Sonorama o el FIB, asegura que «Va a haber que estudiar mucho y vamos a tener que ponernos las pilas para esta situación novedosa».

Veremos hasta donde alcanza esa reconversión y si es temporal o definitiva. De momento, muchos cálculos en torno a las fases y muchas incertidumbres.

Y así, un sector que como dice el guitarrista de Triángulo «ya ha pasado por muchas crisis», busca soluciones ante este tremendo desafío. A algunos amantes de la música les suenan a capítulo de Black Mirror. A otros, a luces para atravesar el túnel. Al final del mismo espera la salida. Que el destino no nos tome las medidas.

Facebook y Twitter