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En 1912, las carreteras que recorrían Estados Unidos, apenas podía decirse que llevaran a lugar alguno. Un años después, Carl Fisher comenzó un faraónico proyecto que conectaría ambas costas del país, costaría diez millones de dólares de la época y sería la primera vía transcontinental ... con 3.000 millas de recorrido entre Nueva York y Estados Unidos.
En 1947, Jack Kerouac haría el primero de los viajes que durante tres años le llevarían a recorrer su país y plasmar las impresiones de aquellos trayectos en 'On the road', la novela que contribuyó a definir la generación beat, con sus dosis de bohemia, drogas, jazz y poesía.
En 2023, el cántabro Jimmy Barnatán, se embarcó en su propia aventura vital, para seguir los pasos que inspiraron a Kerouac. De costa a costa.
Todo surgió cuando un amigo, Mike Invierno se inventó un proyecto: un documental en el que actualizase e ilustrase el recorrido que el escritor consagró, con etapas por los mismos estados, tal y como aparecen en 'On the Road'. Una biblia posmoderna de la que seguir enseñanzas con fidelidad. Sobre esa idea inicial, Barnatán escribió un guión y comenzaron a sumar kilómetros.
A Kerouac le llevó varios años. A ellos un mes. El autor escribió su obra en 22 días en un rollo de papel continuo kilométrico, en un apartamento de Chelsea, situado en la calle 20 de Manhattan, «una de las más bonitas de la ciudad», detalla. «Creo que solo bajaba a por whisky… y yo también le he dado buena cuenta», bromea.
Una experiencia que define como «absolutamente alucinante». Han tenido la oportunidad de conocer un país «inabarcable», con muchas preguntas en las maletas y «6.000 kilómetros para encontrar las respuestas». En torno al sueño americano «del que tanto se hablaba en la novela», aún le quedan cuestiones que resolver. Barnatán se reconoce como proamericano y ahora que ha conocido un paisaje muy distinto a esa Nueva York en la que tan cómodo se siente, «lo soy mucho más», afirma.
'On the road' tardó en ser reconocido como aquella referencia en la que se convertiría con el tiempo. A juicio del cántabro, «uno de los libros más importantes de la literatura norteamericana y de la mundial; cambió la manera de narrar». También cambió la idea de ese concepto de sueño y es lo que han tratado de contar; la evolución de esa ensoñación. «Hemos hecho un camino iniciático también, adoptado parte del libro para hacer nuestro propio camino».
En este viaje ha habido música. «Mucha música». A lo largo de esas cuatro semanas han compuesto un disco y se han dejado seducir por los sonidos que cruzan Estados Unidos y sus diferentes matices. El resultado compuesto es folclore americano. «Es blues, desde luego, pero también suena a country, a toda esa imaginería genial musical de la que he bebido desde crío», dice. También hay jazz y «aunque pueda parecer un tópico, suena a libertad». Eso es lo que han percibido como más determinante.
El documental se estrenará antes de que acabe el año, se publicará el disco y además habrá un libro. Una especie de cuaderno de viaje que Barnatán hace siempre que viaja a Estados Unidos. Ya publicó uno centrado en Nueva York, un lugar que reconoce como propio, pues lo mismo viajaba a la gran ciudad que venía a ver a su familia a Santander. Pero «esto va a ser una ruta bastante potente», enfatiza.
El viaje en sí le ha dado «mucho» y reconoce que no sabe si puede quedarse solo con una cosa. «Adentrarnos en América, conocer su parte más heavy, estar en lugares con personas armadas… De repente, hemos materializado un sueño». Poder pasear por Wyoming, por Colorado. Visitar una ciudad como Denver y sentirse en casa, «aunque no había estado allí en mi vida». Sentirse acogido. «Lejos de lo que cuentan de los estadounidenses, me ha parecido un pueblo acogedor». Llegar a Chicago, «el lugar donde nace todo lo que a mí me gusta». Reconocer los sitios como propios. Todo el cine. Todo el western estaba ahí. «Todo lo que hemos leído lo hemos visto con nuestros propios ojos».
El proceso, en conjunto, ha sido un descubrimiento extenso, pero también la constatación de lo mucho que queda por descubrir. Trece estados de cincuenta y uno. «Una barra de toda la bandera». Kerouac afirmaba que la vida es un país extranjero. Para el cantante, compositor y escritor, la vida se extiende también ya por esos 5454 kilómetros.
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