Secciones
Servicios
Destacamos
Lo diga Bob Dylan, lo diga Agamenón o lo diga su porquero, los tiempos siempre cambian. El tío Bob estuvo de cumpleaños hace unos días (24 de mayo) y a sus 82 parece ser de lo poco inmutable en el panorama musical. Una de las cosas que también parecía inamovible era el estilo de los festivales españoles «indies». Siempre me ha llamado la atención el contraste entre los eventos nacionales y el icono y rey de los festivales: Glastonbury. En España, tradicionalmente, hemos tenido a Vetusta Morla, Love of Lesbian, Lori Meyers e Izal a la cabeza… y, más abajo del cartel, a muchos grupos parecidos a los cuatro.
En Glastonbury no. Allí, en la granja, en el festival que en teoría sirve de inspiración al resto, siempre comparten protagonismo estilos y generaciones muy diferentes. Allí está el número uno de Los 40 Principales (Ed Sheeran, Dua Lipa…) compartiendo cartel con el número uno alternativo (Radiohead, The Cure…), con los grandes raperos sajones y con un gran icono del género que sea, como Paul McCartney, Tom Jones o Dolly Parton.
Y siempre he visto esta mezcolanza de géneros como más fiel a lo que debería indicar la palabra FESTIVAL de música. Una fiesta donde descubrir y disfrutar de estilos muy diferentes. Desde el año pasado, creo notar que los festivales españoles dan pasos importantes hacia ese mismo modelo de fiesta diversa de la música.
Claro que todo esto es muy fácil decirlo y escribirlo cuando no te juegas tu dinero. Hablamos con dos directores de festival españoles, Santander Music y Río Babel en Madrid, para contrastar si detectan estos cambios y movimientos en los festivales y en el propio público.
La excepción ibérica… en la música
«El concepto de festival, que ha existido siempre en casi todo el mundo desde el arranque a finales de los 60, en España creció en la segunda década de los 90 al abrigo de un estilo muy centrado en estilos pop-rock, pero siempre entorno a ese halo «independiente» que realmente nunca fue tal», expone a DMúsica el director del Santander Music, Alberto Zubizarreta.
«No tenía sentido que fuese un entorno tan sectario. Empresarialmente no había razón para cerrarse a que sólo una parte de la población que consumía conciertos pudiese disfrutar de lo que supone una fiesta de ese tipo. Ésa es la clave de la evolución estilística. La necesidad de abrazar más cantidad de público. Y, desde nuestro punto de vista, tiene todo el sentido», señala el responsable de la cita cántabra. El Santander Music 2023 es ejemplo de esta variedad de estilos y generaciones. Del pop-rock de clásicos como Second y Viva Suecia al post punk con Depresión Sonora, el rap de Ana Tijoux y SFDK o el género en sí mismos que son Alice Wonder o Ladilla Rusa.
Por fin hay un mercado unido latinoamericano
Hace años, por ejemplo, era casi impensable ver a los artistas y a la música con influencia latina protagonizando los festivales nacionales. Pero por fin parecen consolidados los tan nombrados puentes entre un lado y el otro del charco. Seguramente el máximo exponente sea el Festival Río Babel (30 junio, 1 y 2 julio, Madrid).
«Uno de nuestros objetivos es unificar la cultura española y latinoamericana. En los últimos años, ha habido un aumento en la diversificación de géneros musicales en los festivales españoles. Los gustos musicales del público están evolucionando y ha aumentado la popularidad de géneros como la electrónica, la música latina y otros géneros alternativos, por lo que se ha empezado a incluir a este tipo de artistas de estos estilos en los carteles. Gracias a esto, también se empieza a atraer a personas de todas las edades», comenta a DMÚSICA Chema Fernández, director de Río Babel. Jamiroquai comparte gloria en su cartel con Álvaro de Luna, Julieta Venegas, Morat y ese dios de la bachata y el merengue que es mi amado Juan Luis Guerra (y 4.40).
¿Tribus urbanas? Qué antiguo eres, papá
«Los jóvenes son más abiertos a la hora de escuchar música, quizás por tener una mayor accesibilidad a ella a través de plataformas de streaming y redes sociales. Entonces, este cambio de mentalidad del público y de forma de consumir música, anima a los promotores a programar carteles más diversos. Además, las fronteras del urbano, al igual que las del indie, están muy difusas desde hace años… ¿Sen Senra y Alizzz son artistas indies o urbanos?
El director del Santander Music coincide en esta apertura generacional. «Nuestra generación ha crecido disfrutando aún de la existencia de las tribus urbanas en torno a los estilos musicales. No somo Brighton, pero también vivimos en Santander la rivalidad entre mods y rockers en los 80… Eso, inevitablemente, te colocaba en un lugar y te excluía de otros».
«Tenemos la sensación de que esos prejuicios que antes comentábamos ya no están (al menos tan) presentes en generaciones posteriores. Nuestros hijos protestan por escuchar en el coche o el salón de casa ciertas cosas, pero empatizan lo mismo con un tema de los Hombres G que con uno de los Chemical Brothers, de Mumford and Sons o de Ramones y lo incluyen en sus listas junto con sus estilos simplemente porque les gusta».
Hablando de apertura de miras, Alberto Zubizarreta reivindica el Santander Music ha iniciado ese proceso antes que otros grandes eventos musicales. «Llevamos ya varias ediciones intentando desdramatizar eso de que 'en un festival sólo puede actuar…' y 'no hay cabida para…'. No es ser ventajista. Es una realidad. Hay mucha gente que igual no sabe que el viernes que actuó C. Tangana en 2018 compartió cartel con Kase O., Rufus T. Firefly y el Instituto Mexicano del Sonido, es decir, un cóctel de géneros más allá de ninguna etiqueta de línea editorial de un festival».
Los colosos con mayor poderío económico también son fiel reflejo de este mezcolanza de estilos y generaciones. Ahí está el Mad Cool con puretas del rock como The Black Keys y Red Hot combinados con Lizzo o con Sam Smith. El Primavera Sound con Pet Shop Boys, Kendrick Lamar, Rosalía, Bad Gyal y el regreso de Blur. O el Sonorama Ribera, meca del indie pop clásico nacional, cada vez con más presencia de artistas urbanos como Hens o Xavibo, de pop de corte más conservador como Marlon o del rap con Toteking y Ajax y Prok.
El factor caché también influye
¿Es todo obra del amor al arte? El responsable del Santander Music se sincera añadiendo otro factor clave: lo que puedes (o no) pagar por un artista. «Año a año, se puede leer o escuchar cómo van evolucionando los cachés de los artistas. Nos gusta nuestro festival. Queremos que siga adelante. Siempre hemos necesitado mantener los pies en el suelo y eso nos ha llevado a explorar otras vías, últimamente apostando por bandas que entendemos que deberían enganchar a otra generación lo que, en nuestro caso, implica buscar mezclar artistas consagrados con bandas emergentes. Ahí encontramos el equilibrio para poder mantener vivo el festival».
¿Hay algún estilo de música que realmente ven incompatible con un festival español? Los dos directores aquí consultados coinciden: NINGUNO. A priori, suena fantástico. Pero aún quedan muchísimos estilos (y continentes) por incluir en las programaciones. De momento, soñamos con que nuestro bolsillo y el de los festivales (y salas, nunca se olviden de ir a las salas) nos permita seguir disfrutando de muchos estilos y de los pequeños, medianos y grandes de la música.
Buscamos visa para un sueño.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.