Filosofías, desórdenes y toda una vida con Manic Street Preachers
DMúsica ·
Acaparan de nuevo la actualidad con su nuevo álbum, 'The ultra vivid lament'. El decimocuarto de una carrera intachable que convierte a los de Gales en uno de esos grupos de siempre y para siempre. Repasamos algunos de sus himnos
Recuerdo aquel febrero de 1995. El locutor de un programa de radio que traía lo más sonado en Europa anunciaba desconcertado la desaparición de Richey James Edwards, miembro fundador los Manics, su guitarrista rítmico y principal compositor. Un tipo díscolo y atormentado; una de esas personalidades que regalan a la circunstancia el aura, la imagen y el misterio necesarios para atrapar de lleno a los devotos, al tiempo que se convierten en ídolos a la sombra elegida, sin quererlo.
La banda, que había debutado por todo lo alto en 1992 con un disco brillante como 'Generation terrorist' y canciones inmortales de Richey como 'Motorcycle emptiness', andaba entonces por su tercer trabajo, 'The holy bible', publicado al final del verano de 1994 cuando nada hacía presagiar que la oscuridad y el desconcierto iban a marcarlos de por vida. Un álbum clave para comprender el rock de los noventa, para asimilar los tintes alternativos que iba asumiendo la escena de cara al nuevo milenio y para la carrera del propio grupo como tótem permanente de su catálogo.
Aquel fue el último disco de Richey, alma sombría y angustiada con aires de rockero lunático que escribía frases sangrantes en su piel con una cuchilla y versos, más sangrantes todavía, en estrofas eternas.
Fue el día de antes de arrancar la gira de promoción de aquel 'The holy bible' cuando Richey se esfumó sin dejar rastro. En un hotel de Londres, mientras el resto del grupo se preparaba para emprender un vuelo, sencillamente desapareció de su habitación. Jamás se volvió a saber nada de él. Meses más tarde las autoridades británicas dejaron de buscarlo y en el año 2008 se le dio oficialmente por muerto a pesar de que su cuerpo nunca apareció. A James Dean Bradfield (vocalista y guitarrista principal), Sean Moore (batería) y Nicky Wire (bajista y también compositor), sus compañeros y amigos, les costó asimilarlo; tanto que durante años continuaron poniendo un cuarto micrófono en los escenarios durante los conciertos, como si la presencia de Richey se mantuviera intacta con ellos a pesar del vacío. Tanto que siguieron repartiendo las ganancias del grupo entre cuatro durante décadas.
Esta tragedia incomprensible, saldada con una ausencia angustiosa y una pérdida irreparable, no frenó el éxito de una banda que nació prometedora e iba cumpliendo expectativas a cada paso que daban. De esta manera, el referencial 'The holy bible' logró alzarse como uno de los mejores discos de aquel año y, al siguiente, el trío que quedó -con esa tristeza y desesperanza a cuestas- publicó otra de las joyas más veneradas de los Manic Street Preachers, 'Everything must go', con temas imperecederos como 'A design for life'.
Todavía hoy hay una facción de fans de los Manics muy unida y leal a Richey. Pero la elegancia, la discreción, el saber estar y la calidad creativa de los miembros restantes han logrado, pese a la desgracia, alzarlos como imprescindibles de los últimos cuarenta años con discos que, en ocasiones gloriosos y en otras menos acertados, continúan engrosando su propia leyenda como banda. La prueba está en el quinto trabajo con el que sorprendieron al mundo en 1996, 'This is my truth tell me yours', un álbum que volvió a llevarlos hasta lo más alto gracias a pasajes como 'The everlasting'; 'You stole the sun from my heart'o 'If you tolerate this your children will be next', inspirado por cierto en la Guerra Civil española.
Y es que, el repertorio de los galeses siempre ha estado salpicado de reivindicaciones de clase y proclamas políticas que, unidas a una estética muy personal y un sonido definido en voz de Bradfield, levantan una de las obras musicales con mayor conciencia social de la historia moderna. Con aquel 'The masses against the classes', del 'Know your enemy' de 2001 volvieron a demostrarlo. Y aunque sus inicios en 1986 parecen tomar forma en un punk desoxigenado de dejes glam e incluso britpop, con los años y ya sin Richey, se han asentado como padres todopoderosos del rock alternativo. Una propuesta sonora tan definida y personal que, por muchos años que pasen, es reconocible en mitad de la algarabía que trae consigo la actualidad de turno e incluso sus ganas de experimentar como banda. Recordemos cuando se unieron a Nina Persson, de los Cardigans, para levantar un sencillo pegajosísimo como 'Your love alone is enough', con toques de pop electrónico a base de sintetizadores y con el que volvieron a conquistar al mundo en el año 2007.
Desde entonces, ha pasado una década y media y otro buen puñado de discos memorables: 'Journal for plague lovers' (2009) con un tracklist compuesto en su totalidad por canciones que dejó escritas y sin publicar el malogrado Richey, 'Postcards from a young' (2010) con el que protagonizaron una de las giras más sonadas del Reino Unido hasta la fecha, 'Rewind the film' (2013) para el que contaron con colaboraciones como las de Richard Hawley, Cate Le Bon o Lucy Rose; 'Futurology' (2014) que se colocó en cuanto vio la luz en los primeros puestos de los charts británicos y 'Resistance is futile', para el que hubo que esperar cuatro años, pero con el que también lograron ganarse a la crítica y a los oyentes.
Hoy los Manics, que continúan tan sembrados e inspirados como siempre, nos abordan con un nuevo álbum, 'The ultra vivid lament'. Un disco que ya está en nuestras manos, que cuenta con aliados como Julia Cummings, de Sunflower, y Mark Lanegan, y cuyo sonido promete recordarnos a algunos de los mil Bowies que hubo, a Echo and The Bunnymen e incluso a ABBA. 'Orwellian', el single con el que nos abrieron el apetito de este nuevo trabajo hace meses, no hace sino recordarnos que siguen siendo ellos a pesar de las victorias y las derrotas de una historia que siguen escribiendo y haciendo sonar muy dignamente.
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.