Hoy en día, podemos escuchar casi cualquier canción con sólo abrir una aplicación en el móvil o en el ordenador, pero, en una época en la que cada vez se escuchan más cosas a golpe de clic, los discos en vinilo han resurgido con fuerza. ¿ ... Cuáles son los motivos de su auge? Sólo en España, en 2021, se vendieron 1,6 millones de ejemplares, según PROMUSICAE, entidad que controla los datos de ventas de música a nivel nacional.
En nuestro país, en los últimos años, hemos pasado de no tener ninguna fábrica de vinilos abierta a tener tres que no dan abasto, entre las que se encuentra Mad Vinyl Music, que nació en Madrid en plena pandemia de la mano de Eugenio López —un enamorado del formato para el que tener su propia factoría era «todo un sueño»— y varios socios entre los que se encontraba el mítico comentarista deportivo Michael Robinson, que también era un enamorado de la música y que, por desgracia, falleció antes de que todo estuviera en funcionamiento.
«Cuando empezamos, pensábamos que nos encontrábamos ante un producto para nostálgicos, pero hemos ido viendo que también hay bastante gente joven que colecciona vinilos. Lo cierto es que, actualmente, estamos ampliando la fábrica porque la demanda es grande, pero también somos conscientes de que no podemos volvernos locos: no sabemos hasta cuándo seguirá creciendo el mercado», señala Eugenio.
- ¿En qué momento decide montar su propia factoría?
- En el año 2006, comencé a darle vueltas a la idea, porque no existían fábricas en nuestro país, pero, durante mucho tiempo, no pude hacer nada porque no se hacían máquinas de vinilos nuevas y las pocas de segunda mano que encontré eran casi chatarra. Por suerte, desde hace unos años, se han empezado a hacer de nuevo. La calidad de las máquinas nuevas no tiene nada que ver con las antiguas: antes se fabricaban discos de 110 gramos, ahora pesan más, tienen más estabilidad y se escuchan mejor. Nosotros no editamos nada que baje de los 140 gramos: el surco que recorre la aguja de los tocadiscos siempre es igual, pero, a partir de los 140 gramos, los discos tienen mucha más estabilidad.
- ¿Cuál es el primer trabajo que hicieron? ¿Qué sintieron al tenerlo entre las manos?
- 'I need rock and roll', de los madrileños Curly Mane. Abrir la fábrica fue algo mágico, pero es que encima, lo primero que hicimos fue trabajar con una formación para la que tener su música editada en vinilo era un sueño. Estaban alucinando, al igual que nosotros, pero desde el otro lado del mostrador. Lo normal es que, en muchos sitios, te digan que solamente hacen tiradas de más 300 o 500 discos, pero aquí el mínimo son sólo 100: hay mucha gente que está intentando sacar un proyecto adelante, que no tiene dinero para fabricar 300 unidades ni espacio para guardarlas en casa y que necesita que alguien le ayude. Hay que intentar echar una mano dentro de lo posible a toda esa gente que está intentando cumplir el sueño de tener sus canciones editadas en formato físico.
- Si alguien quiere publicar su música en vinilo, ¿qué debería hacer? ¿Cuál es el primer paso que tendría que dar?
- Si alguien nos escribe, preparamos un presupuesto, pedimos los archivos de audio en la mayor calidad posible y editamos un ejemplar de prueba, un 'test pressing', para que pueda escuchar con calma cómo sonaría todo. Si todo está correcto, sólo faltaría que nos mandara el diseño de las etiquetas del álbum, de la portada y la contraportada, de las fundas interiores y del resto de ilustraciones que irán incluidas y comenzar la fabricación.
- ¿Se encargan también de imprimir los cartones, las fundas interiores, las ilustraciones y el resto de materiales?
- Trabajamos con una imprenta que lleva toda la vida haciendo este tipo de cosas, ya que los lomos de las portadas son especiales y los cartones se tienen que doblar y plegar a máquina. Si no tienes experiencia ni los aparatos adecuados, es muy complicado hacerlo todo bien. Las etiquetas de los discos, por ejemplo, se tienen que hacer en un papel específico, ya que no van pegadas con pegamento, sino que se meten en un horno durante una serie de horas y se pegan mediante calor y presión. Lo cierto es que, antes de abrir al público, probamos a ver si se podían hacer las cosas de otra manera, pero el resultado fue pésimo.
- Nos encontramos ante un producto delicado: es fácil que el cartón se estropee o que un disco se dañe y deje de funcionar correctamente.
- El plástico que se usa actualmente es mucho más flexible que el que se usaba hace años, pero, aún así, nos encontramos ante un producto que es fácil que sufra desperfectos: todos nos hemos llevado las manos a la cabeza cuando hemos rozado un disco y desde ese momento la aguja del tocadiscos hace un salto cada vez que lo reproduces y ya no se escucha bien. Al principio, compramos una máquina que se encargaba de ponerles las fundas a los discos de manera automática, ya que nos parecía un invento maravilloso y nos ahorraba mucho trabajo, pero la tuvimos que desechar, ya que al hacerlo a mano es mucho más fácil detectar si algo ha salido mal. Fabricar mil vinilos lleva nueve horas de trabajo, sin contar con el tiempo que le tienes que dedicar a colocar todas las fundas a mano, pero hacerlo de esta forma es la mejor manera de detectar si una tirada ha salido perfecta o si tienes que descartar algunas unidades por errores o imperfecciones.
- ¿Tienen que desechar muchas cosas?
- Siempre fabricamos de más, porque a veces tenemos que desechar algunas unidades por pequeños defectos y, si tuviéramos que volver a montar la máquina y los estampados, perderíamos media mañana de trabajo.
- ¿Les piden muchos vinilos de colores?
- Son la gran moda: en los años noventa aterraban a los coleccionistas, porque debido a los materiales que se usaban en aquella época siempre sonaban bastante mal, pero ahora mismo su sonido es idéntico o prácticamente idéntico al de los discos negros. La gente suele pedir muchas cosas en color rojo, por ejemplo. Se pueden hacer todo tipo de cosas especiales, pero siempre teniendo en cuenta que pueden tardar más tiempo en estar listas.
- ¿Hay retrasos en la fabricación? No es la primera vez que algún artista señala que hay retrasos en la industria y que los elepés llegarán meses después de que un trabajo se publique en plataformas digitales.
- Actualmente, todo el mundo quiere sacar su música en formato vinilo: más que retrasos, lo que hay es una cola tremenda de gente y podemos tardar hasta tres meses en hacer un proyecto. Además, dependemos de que no haya contratiempos en la imprenta y de que los estudios de sonido nos manden los audios a tiempo. En septiembre, llegamos a tener la fábrica parada durante varios días porque había una escasez de cartón a nivel mundial y no se podían fabricar las portadas.
- No dan abasto.
- El formato está viviendo una época dorada, aunque lejos de las cifras de los años ochenta. Lo bueno es que, hoy en día, todo se cuida muchísimo: hasta un artista pequeño, con un presupuesto ajustado, es capaz de editar algo con un diseño y una calidad de sonido brutales. La gente, muchas veces, cuando quiere escuchar un álbum, tira de plataformas digitales, pero, si le gusta mucho lo que está escuchando, se da un capricho y se compra la edición en vinilo. Ya no estamos hablando de un artículo de consumo de masas, sino de un producto 'gourmet'.
- Yo mismo tengo algunas ediciones en casa que están supercuidadas, que son auténticas obras de arte.
- Estuvimos trabajando con una chica que se llama Patricia Domínguez, que vendió su moto para poder pagar un estudio de grabación profesional y a los músicos y que editó una pequeña tirada de vinilos que eran una maravilla: sonaban genial y tenían una preciosa portada rugosa en blanco y negro, las letras de las canciones escritas a mano y un montón de dibujos. Me desesperaban los CD que se editaban sin letras ni créditos, que no valían lo que te pedían por ellos, pero ahora mismo me emociona ver que la gente cuida muchísimo todo y que muchos lanzamientos de artistas pequeños no les tienen nada que envidiar a los de músicos consagrados.
- ¿Cuál es el futuro del formato?
- No sé hasta cuándo seguirá creciendo todo, pero sí que creo que en un futuro seguirá habiendo personas que se darán el gusto de comprarse los discos que les encanten. Los jóvenes compran muchísimos vinilos: igual no tienen cientos, pero tienen un tocadiscos y una colección pequeña de lanzamientos muy cuidados.
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