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Poner al mal tiempo buena cara es una de las opciones para afrontar unas fechas que no serán como la mayoría tenía planeado. Entre términos que ya son habituales, como aforo, toque de queda o allegado, queremos hablar con varios cántabros que pasarán unas navidades diferentes, hablando de tradiciones, menús y música. Los sonidos que les hacen sentirse más cerca de casa.
Guillelmo Gómez-Ceballos
El mejor resumen de su vida actual, dice Guillemo Gómez Ceballos es que es un científico español viviendo en Francia, trabajando en Suiza para una universidad de Estados Unidos y casado con una taiwanesa. Variedad que no falte.
En la frontera entre Francia y Suiza vive desde hace casi trece años. Los cinco anteriores los pasó cerca de Chicago. «Pero sigo muy bien informado de lo que pasa en España y en particular en Cantabria», aclara.
Con este periplo, hace años que no pasa por la tierruca en Navidad. La última visita fue en febrero, antes de que comenzara el confinamiento.
Este investigador de física de partículas, que trabaja en el CERN pasó las últimas navidades entre Dubai y Taiwán y este año...este año se quedará en casa, en Suiza por primera vez. Una zona rodeada de montañas. «Confieso que la humedad de Cantabria es algo que no echo de menos», dice. Apenas un 20% de los vecinos son oriundos del lugar; casi todos proceden de otras partes del mundo y ocupan esta villa de científicos. Esto hace que no existan tradiciones navideñas locales. Eso sí, no faltan las famosas fondieu o las raclettes. Además de eso, dice Gómez-Ceballos «los postres delicatessen franceses son muy recomendables; no tienen nuestros turrones, pero tienen macarons,que son excelentes».
Y, ¿qué suena en sus navidades entre montañas? «La música que escucho y que me recuerda a Cantabria es la música de estilo celta». Reconoce que era muy aficionado a ir a pequeños conciertos de música tradicional, por ejemplo a escuchar a Luétiga o Atlántica. «Incluso me recuerda Cantabria escuchar a Mike Oldfield, ya que uno de los últimos grandes conciertos a los que fui antes de irme a las 'europas- americas' fue un concierto que dio en Castro Urdiales en 1999». Ese hilo conductor emocional le traslada a otros tiempos, a las navidades en Cantabria cuando era pequeño. «Mis navidades son generalmente en lugares donde no se suele celebrar como se hace en Europa, así que la música te hace recordar el pasado. En realidad no creo que sea ni mejor ni peor, sino diferente»
Irene Atienza- Brasil
Las primeras navidades que Irene pasó en Brasil fueron hace unos cuantos años, en 2011.
Caraíva, un pequeño pueblo de pescadores al sur del estado de Bahía y el lugar donde suele pasar temporadas la cantante, fue el escenario de aquella primera vez. «En Brasil es común viajar a las zonas de costa en las fiestas de Navidad; allí están en plenas vacaciones de verano y no hay colegio hasta febrero», explica.
No solo contrasta la estación y la temperatura. También las tradiciones. Las familias y grupos de amigos se reúnen para ir a la playa, «hay un clima de fiesta y de verano», relata Atienza. Las comidas son más ligeras que en esta parte del océano; ensaladas, canapés, marisco, arroz de pulpo o carne asada son algunos de las cosas que se pueden degustar. Todo en un ambiente más informal en el que «a veces se coloca la comida en una mesa central y cada invitado se hace su propio plato».
En Nochevieja, «absolutamente todo el mundo se viste de blanco ese día para atraer las buenas energías y, en lugar de nuestras uvas, cuando entra el año nuevo, la tradición dice que hay que entrar en el mar y saltar siete olas», explica. «Recuerdo que fue una sensación increíble estar empezando el año en la playa, en una noche cálida, entrando en el mar». Durante esa noche todo el mundo se abraza, «y cada persona que te abraza te explica los deseos de año nuevo que tiene para ti, te desea salud, amor, prosperidad. Una verdadera confraternización, un ejemplo del carácter cariñoso y abierto de los brasileños».
Acorde con el ambiente general, en el nordeste de Brasil no falta la música en vivo. Samba, forró, música popular… «Aquella primera navidad que yo llegué, en la fiesta de nochevieja, tocaban mis amigos que tienen un grupo llamado Caraivana y me invitaron al escenario, canté samba, algún bolero... desde ese año siempre vuelvo para cantar en el verano allí.
No hay villancicos o canciones típicas de Navidad, sino 35 grados de ritmo mirando al mar. «En ese momento te sientes muy lejos de casa, pero definitivamente, muy bien»
Cristian Lameiro y Alma - Suecia
El día 13 de diciembre, en Suecia, se celebra el día de Santa Lucía. Niños y adolescentes forman corales, vestidos con túnicas blancas y portando velas. Una de las chicas hace de Santa Lucía y lleva una corona de velas. En el país escandinavo, Santa Lucía representa a la que trae la luz al oscuro invierno, «que aquí es muy oscuro, especialmente en el norte», explican Cristian y Alma.
Tienen claro que en estas fechas, escuchar los villancicos de toda la vida «no puede faltar». «Son los villancicos que hemos escuchado desde pequeños, y con ellos se siente uno un poquito más cerca de casa». No solo eso. Hay otras canciones que también les acercan a casa «siempre que la echamos en falta», sean o no fechas señaladas. Ahí se cuelan 'Viento del norte' de Nando Agüeros, o 'Santander la marinera' de Trío Cantabria.
Él de Santander y ella de Torrelavega, viven en Estocolmo por trabajo. La curiosidad por vivir en el extranjero les animó a dar el salto hace dos años. Ahora viven con incertidumbre las próximas semanas. «Siempre hemos pasado las navidades en casa de nuestros padres. Este año, a decir verdad, nos lo hemos replanteado dada la situación, pero teníamos muchas ganas de ver a nuestra familia y de estar en un ambiente familiar, así que nos hemos decidido a pesar de las dificultades». Y si el covid lo permite, volverán a Cantabria en los próximos días.
Adriana Blu- Londres
Las navidades en la capital británica son como «un cuento de hadas» para Adriana Blue, cantante cántabra que reside en Londres desde hace un par de años. Su idea es pasar la Nochebuena en Cantabria pero, como casi todo el mundo, no sabe si las circuntancias lo permitirán».
A la orilla del Támesis es raro que nieve «pero el fresquito está asegurado». Aún así, la gente no le teme al frío y «puedes ver un montón de mercados navideños». El más famoso es el Winter Wonderland en Hyde Park, donde se reúne todo el mundo a beber cerveza o mulled wine, que es el vino caliente y dulce. Los menús incluyen Christmas pudding, un postre típico de estas fechas, y por supuesto el tradicional roast con patatas.
La banda sonora que acompaña a Adriana estos días (aunque nunca está lejos de la música), es, sobre todo, el jazz de orquestas de los años 40, como Benny Goodman. «Y si voy a escuchar villancicos, tiene que ser en la voz de Ella Fitzgerald». Pero hay excepciones: «Reconozco que el otro día cené en un restaurante español y escuchar 'Los peces en el río' en flamenquito me devolvió la alegría.
Y para sentirse más cerca de casa, la cantante, en casa, escucha a Ana Belén y a Ketama. «Me pongo la música a todo volumen y a cantar».
Rocío Muñoz- Oporto
«Por si este año el covid no nos deja ni acercarnos a casa, ya he comprado una flor de Pascua y un mantel con Santa Claus para hacer una Navidad portuense». Rocío Muñoz se toma con positividad la realidad impuesta por el coronavirus.
Claro que le gustaría hacer el periplo habitual; primero en Torrelavega y después en Galicia, pero si no es posible, hay alternativas.
No hay grandes diferencias entre las navidades lusas y las españolas: también se pone árbol y el portal de Belén para decorar las casas. A pesar de que es un país muy religioso, donde casi todo mundo acude a la misa del Gallo, los regalos no los traen los Reyes Magos, sino Pai Natal, el equivalente e Papá Noel. «En Porto se decoran las calles y se monta un árbol gigante en la plaza Humberto Delgado, que se llena de gente para ver el encendido del alumrbado».
El bolo do rei es el postre típico, similar al roscón, pero para el que no se espera al 6 de enero, se come durante todas las navidades. «Aquí, al menos en el norte, ¡son muy golosos», explica Rocío.
Eva y María del Carmen Martínez- Bruselas
Las hermanas Martínez tienen su vida hecha en Bruselas, donde residen desde hace casi 20 años y donde han formado sus familias.
A las dos les encantaría pasar las navidades en Cantabria, pero tienen claro que no podrá ser y se quedarán en la capital belga, donde las fechas se organizan de forma un tanto distinta. Allí no se celebra la Epifanía el 6 de enero. Los niños esperan la llegada de San Nicolás un mes antes, el 6 de diciembre. La Navidad se celebra en familia, pero el 31 de diciembre la norma es cenar en un restaurante y a las doce, ver los fuegos artificiales.
Todos los años hay un gran mercado de Navidad con casitas de madera, gofres y vino caliente acompañado por las galletas de spéculos. «En las calles se escuchan los famosos villancicos y cada año, un gran árbol de 20 años de altura ilumina el centro de la gran plaza de Bruselas». Es tradición, explican, que el árbol sea un regalo de una de las 9 provincias de Bélgica. «Este año es un regalo de la provincia de Lieja».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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