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En mayo de 2015 y tras casi veinte años de carrera, Standstill anunciaron su final «con la sensación de haber hecho lo que debíamos, incluido este momento». Atrás quedaron discos notables como 'Vivalaguerra' (2006) o 'Adelante Bonaparte' (2010). Con la misma coherencia por bandera y tras haber transitado otros proyectos (Egon Soda, Nudozurdo, Mi Capitán), Ricky Falkner, Ricky Alvarado, Pity Elvira y Enric Montefusco, están de vuelta. Hablamos con el cantante de la banda que mañana, viernes, de la mano de Son Estrella Galicia, estará en Escenario Santander (21.30 horas)
-Todas las frases que rodean este regreso son grandilocuentes. ¿Eran conscientes de que existía esa posible respuesta?
-Teníamos la intuición de que el tiempo nos jugaba a favor. Hicimos las cosas siempre con una política muy concreta en la que primaba hacerlas bien, con corazón, intentar no hacer concesiones a lo que el día a día y la propia industria te pide. Así fue hasta el último día y creo que es lo que ha hecho que eso que dejamos, bien dejado, se haya mantenido en el tiempo y se haya echado en falta. Esa intuición se ha cumplido, pero no deja de ser muy abrumador y sorprendente cuando lo recibes. Te supera igualmente.
-Respecto a esa manera de hacer las cosas, con calma y pausa, es todo lo contrario a lo que la industria impone hoy en día a quienes forman parte de ella.
-Sí, sí. Estaríamos en las antípodas de lo que se reclama y se exige hoy en día para prosperar. En ese sentido, dejamos de estar en activo cuando vimos que la propia supervivencia de la banda nos llevaba a hacer cosas que no estábamos dispuestos a hacer y no quisimos entrar en esa rueda. Tampoco sabemos. Cada proyecto, ante todo, buscaba la profundidad, la complejidad, llegar dentro de las personas, no quedarnos en la estética, la superficie y llamar la atención, que es lo que se reclama hoy en día, cada vez más. De hecho, se ha acelerado este proceso. Será un reto bonito intentar preservar eso en este contexto más extremo.
-¿Qué ocurre cuando se vuelven a tocar las canciones que quedaron en barbecho hace casi una década?
-Te diría que, a nivel personal, después de nueve años, cuando nos volvimos a juntar en un local de ensayo, lo que pasó fue que volvió a salir la magia. Como si hubiéramos tocado la semana anterior. Estábamos asombrados. Lo teníamos ahí dentro, latente y seguía saliendo con la misma energía y pureza. Fue muy bonito darnos cuenta. Cuando lo mostramos a los demás, también fue bonito ver que tener un repertorio tan atípico como el nuestro, que no responde a los cánones de los festivales ni de casi nada, sobrevive y prospera e incluso lo podemos presentar en los mejores festivales a las mejores horas y se valora. Es muy agradecido.
-Un repertorio que no responde a los criterios de casi nada, salvo los suyos.
-Esa es la belleza y la dificultad. Como artista y como creador el reto es siempre ser fiel a lo que te sale, intentando que no te condicione lo exterior. Algo muy fácil de decir y muy difícil de hacer si quieres vivir de ello. Esa ha sido la senda que siempre elegimos y la que sabemos hacer y continuamos ahí con fuerzas renovadas, sabiendo que con un poco de paciencia, las cosas vuelven.
-«En este mundo de mierda que se nos echa encima, lo radical es la salvación», afirmó. ¿La música nos salva?
-La música y por extensión el arte, tal y como lo entiendo, es eso por definición; la reafirmación de las necesidades individuales frente a la masa y lo aniquilante del mundo que nos rodea. Las redes sociales sin ir más lejos, pero en todo los campos estamos aniquilados individualmente. El poco o mucho campo para reflejar quiénes somos, lo que nos gustaría o lo que debe cambiar es este, el arte y la música en concreto. Hacer música tiene un componente político y siempre hemos sido muy conscientes de ello, empezando por nuestros inicios en el hardcore y el punk.
-¿Han pensado ya en lo que puede venir por delante?
-Es todo muy reciente, estamos muy revueltos y ahora toca asimilar un poco lo que está pasando y habrá que ver cómo enfocamos el futuro. No es fácil. Fue difícil sostener en el tiempo un proyecto así y darle viabilidad, y el mundo está aún peor. Para hacerlo mal, no lo haremos.
-Hacer las cosas a su manera tiene que ver con la responsabilidad y la autoexigencia, dos cosas que han marcado su estilo y su método.
-No sabríamos hacerlo de otra manera. Yo soy incapaz de soltar una canción, un disco, una puesta en escena si no estoy completamente a gusto con ella. Y eso nos ha dado muchísimos problemas. Necesitar mucho tiempo, más medios de los que el contexto nos podía proporcionar. Algo que nos desgastó, pero permitió que lo que dejamos tuviera ese plus. Esa identidad a la que no queríamos renunciar, que tiene que ver con hacer las cosas bien hechas, según nos dicta el corazón.
-¿Qué peso va a tener su experiencia en el teatro?
-Desde muy pronto nos voló la cabeza. Nos dio una perspectiva muy amplia del arte muy valiosa. No solo desde la puesta en escena, sino del sentido mismo de lo que hacíamos. Esa conciencia de que una propuesta artística no es solo musical. Hay unos valores detrás que lo tienen que sustentar. Cuantas más experiencias tienes, más ganas de añadir elementos nuevos y hacerlos confluir. Puedo decir que he aprendido más de artistas escénicos que de los que se supone que tienen que influirme en la música.
-¿Han tenido miedo de enfrentarse a sí mismos de nuevo?
-No mucho. Teníamos confianza en que no se había perdido en el olvido lo que habíamos hecho. Los inputs que hemos ido recibiendo mostraban que se echaba de menos, incluso.
-Ir a contracorriente, cuando empezaron y ahora, ¿es uno de sus sellos de identidad, buscado o no?
-A mí me encantaría ser mainstream. No tengo ningún problema. De hecho, incluso en esta etapa en solitario he entendido y asimilado lo que es la cultura popular y su sentido y me adhiero completamente. Quiero que lo que salga de mí llegue a todo el mundo. Quiero comunicar antes que gustar. El problema es que la industria y lo que tienes que pasar para llegar de un punto a otro, es lo que es, dominado por intereses económicos que te lastran y amputan. En esa lucha tendremos que seguir.
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