Sofía Ellar o cómo levantar a un público sentado

El cruzar dedos en busca de buena fortuna funcionó esta vez. La jornada de ayer amenazó a lluvia todo el tiempo, pero para la hora del concierto −las 22.00 horas− el tiempo dio una tregua, con cierto «relente», como la propia cantautora puntualizó, pero más que suficiente para disfrutar del concierto al aire libre. Y menos mal, porque Sofía tenía una cuenta pendiente con su equipo. «Antes de la pandemia teníamos un concierto en Torrelavega, hacía buenísimo y yo sacaba pecho demostrando que en el norte no hace tan malo como pintan, pero cuando íbamos a empezar cayó una tormenta eléctrica y hubo que suspender», recuerda. Y no se crean, porque anoche hubo apuestas entre bastidores. «Yo ya he dicho al grupo que esa no era la actitud, que tenían que dejarse de pujas», explicaba ella.

¿Qué cual fue el tema de su repertorio con el que abrió? Ese fue 'Si es Roma Amor'. «Dónde estabas todito este tiempo…», cantaba en el que fue su regreso a la ciudad que ama, porque Santander es su sitio en el mundo, aunque naciera en Londres y creciera en Madrid, es aquí donde tiene su corazón y sus raíces. Y ya desde su entrada arribó como el torbellino que es, demostrando que estaba ahí para divertirse. Siguió con otro de sus temas más escuchados, 'Nota en do', con un esfuerzo titánico por animar al respetable, plenamente consciente de que levantar a un público que debe permanecer sentado es una tarea doblemente ardua. «¡Vamos!», «¡Cantad conmigo!», «¡¿Cómo dice…?!» incitaba ella, que sabe que «luego os venís arriba y decís que se ha hecho corto, tenéis que estar a tope desde el principio».

Y es que al público le costó un poco entrar en calor. «¿Os noto algo timidillos?», preguntaba la maestra de ceremonias entre canción y canción, pero a continuación gritaba «¡Mi gente del norte, que os quiero que me muero encima!». Lo hacía justo antes de enfundarse la guitarra, que es el punto fuerte de la artista, cuando más cómoda se la ve, con sus acordes, que dieron paso a 'Rock'n'rolles de chiquillos'. Así fue como, tema a tema, se metió a todos irremediablemente en el bolsillo. Bueno, y no sólo por sus canciones, también por sus impases, que aprovechaba para charlar −eso es, charlar que no hablar− con los presentes.

El estar y sentirse en casa le daba carta blanca para «largar más de la cuenta». Además estaba arropada por los suyos, por su familia, que estaba en un discreto segundo plano entre el público. Con todos esos ingredientes en la coctelera aprovechó para hacer una confesión a su padre, con el que tenía una cuenta pendiente. «Hace años escribí 'Ana', una canción para mi madre y ya tocaba dedicarle una a él», un tema que todavía no ha salido a la luz, pero para el que ya se ha grabado un videoclip. El rodaje fue hace unas semanas en Santander y el progenitor lo desconocía. «Me preguntabas que qué estaba haciendo, pues ahora lo sabes, estábamos rodando el vídeo de tu canción, y tu primo-amigo hace de mi padre en él, así que ya lo sabes», le confesó la joven. Cumplió así otra de sus promesas lanzadas en la entrevista que publico este periódico este martes, en la que adelantaba que no podía dar detalles de ese rodaje porque era una sorpresa y el destinatario «lo iba a flipar».

Continúo entonces devolviendo el foco a su madre, con 'Ana', aunque sin quitar luz a su compañero de vida. «Aquella ciudad del mar donde conociste a aquel galán…», dice la letra. Y sin pausa, tirando rápido de la tirita, y enlazando canciones melancólicas pasó a entonar la de 'Versión de Cobarde', aquella que compuso para su gato Dorian, que perdió tiempo atrás y que siempre le arranca una lagra. «Lo que me cuesta a mí hacer esto», reconoció.

Pronto quiso pasar página, recobrar el tono alegre. Y para ello tiró la caña a su público. «¿A ver dónde esta Inés, que me la he encontrado antes en el faro?», quiso saber. Y una mano se alzó entre todos. «¡Ah, ahí estás!». «¿Y unas abogadas con las que he hablado antes?», y el grupo de chicas esta vez se hizo notar a grito pelado desde las carpas laterales. Y es que así es un concierto de la Ellar, una charla entre amigos. Si no fuera por el enorme escenario, casi se podía oler el ambiente de hoguera de San Juan que tan acorde va con el estilo de la cantante.

Siguieron muchos otros temas icónicos: 'Tus movidas', 'Verano con lima', 'Ahora Dime', 'Segundas partes entre suicidas', 'Media tinta' y 'De sastre'. Dejó para el tramo final 'Cancha y gasolina', su último lanzamiento, pero no fue con la que cerró. Y aunque había que «terminar pronto porque tenéis que ir a casa, que hay toque de queda» todavía hubo tiempo para 'Amor de anticuario', una de las favoritas de Sofía por el lema que contiene y con la que se animó a bajar, con mascarilla y pidiendo que nadie abandonara su sitio, a correr entre todo el patio de butacas. Un esfuerzo que le dejó casi sin oxígeno para su despedida con 'Bañarnos en vaqueros', no podía ser otra ya que estaba en la Campa de la Magdalena y, ya saben, «…Calor, Semana Santa, el Sardinero…». Así fue la noche, con mucha charla, muchos coros, muchos pies bailando en el sitio y palmas, demostrando que para estar con el alma en pie no hace falta estar levantado.