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Desde aquel '4:13 dream' publicado en 2008, no teníamos material nuevo de The Cure. Nos habíamos acomodado en la oscuridad de su legado y vivíamos bien, conformes. El existencialismo de sus canciones siempre lo ha trascendido todo, desde las décadas que corren hasta las modas y los nuevos estilos que surgen, así que nos parecía suficiente, continuábamos bien alimentados. Sin embargo, cuando hace meses saltó la noticia de la llegada de un nuevo disco, dieciséis años después, la alegría y la expectación comenzó a alborotar los ánimos.
Aquí está 'Songs of a lost world', compuesto por ocho canciones que demuestran que siguen siendo ellos, los mismos de siempre, con el timbre de Robert Smith tan icónico como certero, y esas instrumentaciones de postpunk melódico con las que acertaron a definir un tiempo concreto e incluso el futuro, que es este presente.
En sus cuarenta y seis años de trayectoria, se cuentan por decenas las composiciones que han marcado, no solo la historia de la propia banda, sino también la nuestra desde este lado. Por eso, ahora que vuelven a estar en plena actualidad, de pleno derecho con su repertorio más actual, vamos a repasar algunas de ellas.
1
Lanzada en Reino Unido como sencillo independiente, en 1979, se incluyó como canción principal de 'Boys don't cry', el disco equivalente en Estados Unidos de 'Three imaginary boys', el debut de la banda. La letra cuenta la historia de un hombre que ha renunciado a recuperar el amor que ha perdido y trata, por todos los medios, de ocultar su estado de ánimo. Es la gema más preciada de The Cure, la canción por la que si hay alguien en la faz de la Tierra que aún no los tiene en su radar, empezaría a hacerlo. La canción por la que ya, nada más arrancar su carrera, les hizo ganar un puesto en el podio del rock internacional mundial. Y allí siguen, por supuesto.
2
Pasaje oscuro de aires tenebristas y latido gótico, pero con una dulzura distorsionada y enigmática, que contribuyó a definir para siempre el carácter de la banda británica. Publicada en 1980, fue la única canción que se eligió como single del álbum 'Seventeen Seconds'. Cuenta Robert Smith que para escribirla se dejó embadurnar por la influencia que siempre han tenido sobre él figuras como Bowie o Nick Drake, además, en ella se evidenció el efecto phaser en su propia guitarra (procedimiento de audio que dobla la señal) quedando ya para siempre como un detalle identificativo en la manera de tocar de Smith.
3
Todavía hoy se sigue considerando una de las mejores canciones de la banda británica. Fue lanzada como primer sencillo de su sexto álbum de estudio, 'The head on the door', publicado en 1985, y se convirtió en un auténtico éxito europeo. La guitarra acústica que envuelve a todo el tema y los toques de pop semisintéticos hicieron que las comparaciones con New Order comenzaran a revolotear sobre The Cure. El videoclip que la acompaña es, además, una pequeña obra de arte sobre la que el propio Robert Smith ha declarado alguna vez: «Queríamos hacer un video que nos retratara como somos, sin lucir glamorosos ni nada, porque me harté de ver a la gente pavoneándose y acicalándose en los videos. Creo que es lo más tedioso del mundo, ver a la misma gente con diferentes caras».
4
Escrita por el líder también, se inspiró en un viaje con su novia (y futura esposa) a orillas del mar y quedó para siempre como una de las canciones de amor más oscuramente brillantes del mundo, de ahí también su videoclip. Perteneciente al séptimo álbum de The Cure, 'Kiss me, Kiss me, Kiss me', publicado en 1987, fue lanzada como tercer single del mismo y se convirtió rápidamente en el primer éxito de la banda en Estados Unidos.
5
Incluida en 'Disintegration', uno de los discos más totémicos de la banda desde que vio la luz en 1989, está basada en una vivencia personal de Robert Smith. Tras sufrir hace años un incendio en su casa, se puso a rebuscar entre las cenizas sus recuerdos más preciados y encontró una cartera con fotos de su mujer. Sobre ello va la canción, así lo resume el propio título y, también así, con una foto de ella, luce la portada del sencillo 'Charlotte Sometimes'. Otra bonita demostración de amor en clave de rock gótico.
6
«Esta canción llegó en una noche alcohólica en Nueva Orleans», ha confesado la banda en varias ocasiones sobre la concepción de 'Fascination street'. Un tema que ahonda en los placeres mundanos y en las juergas nocturnas, y que también pertenece a 'Disintegration'. Existen dos versiones de ella: una mezcla extendida con una extensa intro instrumental que se utilizó para los sencillos en vinilo de 12 pulgadas y para el maxi-CD; y otra más breve que fue la que se radió en las ondas y la que se incluyó en el vinilo de 7 pulgadas y en la casete.
7
También forma parte del repertorio de 'Disintegration' que, como decíamos, fue el álbum con el The Cure se posicionaron en la cima del rock mundial para quedarse. Cuesta escapar de él y 'Lovesong' no podía faltar en esta lista. Un tema cuya letra es sencilla porque cada verso mantiene la misma estructura y que desprende un optimismo poco habitual en The Cure. Ha sido versionada por varios artistas a lo largo del tiempo, destacando la revisión de la banda de rock 311, grabada para la banda sonora de la película '50 primeras citas' (2004), y la de Adele para su álbum '21', en 2011.
8
Y otra más. Prometo que ya la última. Y es que, 'Lullaby' lo merece. Presentada como una canción de cuna, una nana, durante años se ha especulado sobre el planteamiento real de su significado. Hay quienes piensan que la letra aborda el tema de las adicciones, otros que es la depresión el asunto protagonista, pero lo que está claro es que es un tema diferente, original y único, y el videoclip que lo acompaña toda una alegoría, con araña incluida.
9
Nos vamos directos a 'Wish', la otra biblia de The Cure, el disco que publicaron en 1992, el noveno de su carrera y con el que ofrecieron su versión más alegre. El pop que destila 'Friday I'm in love' es jovial, ingenuo incluso y, como dijo una vez el propio Smith: «hace feliz». Un hecho (o una demostración más bien) de que The Cure no fueron esos góticos (emo) que se empeñó el mundo en encasillar, sino que han sido (y son) tan poliédricos y versátiles como ellos quieran. Otra cosa es que ellos se sientan mejor o peor en una tesitura u otra, y la oscura es su casa, está claro.
10
Kafka y su libro 'Letters to Felice' fueron la musa de Robert Smith a la hora de escribir la letra de esta canción. También pertenece a 'Wish', aunque hubo un tiempo en que tuvieron dudas de incluirla en tal repertorio o dejarla vivir como la cara A de un sencillo que se lanzaría en 1993 junto a 'The big hand'. Todavía hoy, cuando el tiempo del directo lo permite, se suele colar en el setlist de sus directos.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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