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Sergio Herrero
Santander
Viernes, 25 de octubre 2019, 16:01
Bajo el atuendo de Capitán Cobarde siempre ha estado Albertucho (Sevilla, 21 de noviembre de 1983). Del rock al folk americano para recuperar lo guitarrero impregnado por los ritmos de su Andalucía. Ha iniciado el 'Camino de vuelta', adelanto de su próximo disco. Va, viene y por el trayecto se entretiene. Y ese recorrido le trae este sábado (21.00 horas), una vez más, a la Sala Blackbird.
–Ya se ha convertido en un clásico de la sala Blackbird
–Desde chico, ya con 18 años empecé a ir para allá. Uno coge amistad, confianza con la gente que trabaja durante tantos años. Es algo natural.
–Esta vez no se trae a Los niños perdíos
–Voy en acústico, con mi bombo y mi pandereta, en plan hombre orquesta, como llevo haciendo un montón de años, pero esta vez me llevo a un músico más, que es un multi-instrumentista de Sevilla, Carlos Erbez. Toca el violín, el piano, el banjo... Vamos a hacer un concierto en acústico, pero con tanto instrumento a veces parece que hay una banda tocando (risas).
–¿Qué pueden esperar los 'cobardes' que vayan al concierto?
–Un concierto muy divertido, de canciones de todas mis etapas, alguna versión sorpresa de canciones que me gustan. Algo distinto también, porque va de lo más acústico a lo más punk aunque seamos dos encima del escenario. Será un concierto muy variado, muy dinámico y muy divertido. Y, sobre todo, al que le guste se va a 'jartar' de cantar, que es lo mejor de los conciertos.
–El adelanto de su próximo disco es 'Camino de vuelta'. Por título y por sonido, ¿es un regreso a los orígenes?
–Es un regreso a los orígenes pasando por el prisma de todo el camino que ha vivido uno. Es verdad que en la producción de este disco he tirado mucho más por el sonido de las guitarras flamencas y eléctricas, que es algo que había dejado de lado, porque mis dos últimos discos siempre han tenido un punto de vista mucho más americano, con mucho sonido folk. Este también lo va a tener, pero se juntan muchas más influencias. Al que le gustaba el Albertucho de 'Luna de malas lenguas' este disco le va a flipar, porque lo ha producido Diego Pozo (El Ratón) y tiene un carácter muy andaluz y muy rockero. Pero cuando descubran el disco van a ver que hay mucho bagaje, porque por ejemplo 'Camino de vuelta' es un tema de rock andaluz que empieza con un fingerpicking súper americano. Al final uno va conociendo músicas y adaptándolas a su manera de entenderlas. Se puede decir que es vuelta a los orígenes porque quizá me pongo más en Andalucía que nunca.
–¿Rondar con tipos como Astola o El Ratón le ha empujado a ese viraje hacia lo andaluz?
–Evidentemente, tiene mucho que ver. Yo he contado con Diego porque quería un punto de vista más... Bueno, Diego es más rockero que flamenco, eso es lo que no sabe la gente (risas). Es una enciclopedia del rock y del folk y es un amante de Dylan, como yo. Son muchas cosas las que tenemos en común, pero evidentemente con el sonido andaluz también me ha ayudado mucho. Ha grabado guitarras. En 'Camino de vuelta', la falseta es suya y la ha ejecutado él. Aparte de producirme el disco, me está dando gloria bendita.
–¿Cómo marcha el crowdfunding para producir el disco?
–Pues ahí vamos, 'p'alante'. Hay que trabajar mucho. La semana que viene sacaremos el videoclip de 'Camino de vuelta' y volveré a decir a la gente que nos ayude, porque grabar un disco cuesta mucho dinero. Mucho más de lo que la gente se cree. No es sólo tener que pagar unos músicos, un productor, un estudio... Tienes que pagar una empresa de producción, una distribuidora... Te pones a echar cuentas y te llevas las manos a la cabeza. El crowdfunding va poquito a poco y yo voy a ir diciéndole a mi gente que me ayude. Me estoy inventando distintas maneras de que la gente se sienta partícipe. He hecho un club, que se llama 'Club de los Cobardes'. Les voy a mandar su carné de socio, va a tener beneficios, entradas más baratas en los conciertos, un grupo de WhatsApp, quedadas, conciertos privados... Hemos inventado un club para que la gente a la que realmente le gusta Capitán Cobarde se sienta partícipe.
–¿Por qué este sistema, tan malita está la cosa?
–Si hacer un disco te cuesta 20.000 o 30.000 euros, nosotros somos gente humilde. La cosa no es que esté mala. Yo vivo de la música, pero como una persona humilde. Pero cuando uno tiene que hacer ese desembolso, sí que necesita la ayuda de la gente. O eso, o que venga un mecenas o una compañía a ayudarte. En este caso, yo voy a contar con mis grumetes, que es a los que de verdad les interesa que yo saque el disco. Las compañías, más que pagarte el disco, te lo licencian pero te lo haces tú... Yo en 20 años de carrera lo he probado casi de todas las maneras y creo que lo mejor es hacerlo por mi cuenta. Al final el disco va a ser tuyo. Cuando licencias con una compañía, el disco se lo estás dando durante un montón de años, no puedes grabar discos en directo porque no tienes la licencia de las canciones... Es lo más práctico. Si al final somos los mismos siempre en los conciertos (risas).
–¿Para cuándo espera lanzar el disco?
–Para febrero, seguro.
–¿Puede adelantarnos alguna cosa?
–Puedo decir que va a cantar conmigo mi compadre Astola, colabora el Diego, hay canciones de folk, otras más flamencas, han tocado conmigo Los niños perdíos, hay temas que suenan como a rock progresivo, tiene muchas letras que hablan de ideología. Yo estoy muy contento con el disco, la verdad.
–Prácticamente acaba de llegar de 'La gran osadía', una aventura en la que ha estado tocando por las calles de varias ciudades de Europa.
–Más que una osadía ha sido una odisea. Ha sido un verano muy duro. Estar de país en país, día tras día, cantando en la calle, pidiendo, comiendo de lo que sacas en la calle. Todo estaba costeado por lo que hemos pedido cantando en la calle. Hemos conocido a mucha gente. Los españoles, por toda Europa, nos han traído cervezas... Ha sido muy duro. No valoras que ahora vaya a Granada, a una sala, me esté esperando allí mi gente, el dedicarse a esto de manera profesional, porque la calle es muy dura. También es verdad que es una experiencia increible. Cómo se acerca la gente que va camino de su casa, camino de su trabajo, no tiene obligación de pararse, pero se para, y se para durante 20 minutos y te compra el disco y te echa dinero, eso no tiene precio. Es algo que no habría vivido nunca si no fuese por 'La gran osadía'.
–Albertucho se convirtió en el Capitán Cobarde y ahora el Capitán Cobarde...
–(Interrumpe) El otro día estuve con el Kutxi (Romero, líder de Marea) y me presentó como Albertucho, porque al final el Capitán Cobarde es mi proyecto. Yo quise cambiarme el nombre porque Albertucho soy yo, pero al final, no me importa hacer diez mil proyectos con diez mil nombres distintos. Albertucho soy yo, porque mi madre me dice así. Sí que es verdad que mucha gente se habrá despistado. Albertucho es el mismo y el proyecto se llama Capitán Cobarde. Ahora cuando la gente escuche el disco nuevo creo que la gente estará menos despistada. He sacado dos discos muy folk, pero ahora vuelvo a sacar un disco más rockero y la gente va a decir: «Pero si es el mismo notas». Uno está aquí para divertirse, para vivir proyectos y para no vivir encadenado a nada. Si esta profesión me da tanta libertad, ¿por qué voy a ser esclavo?. Yo no me debo a nada, ni siquiera a mi propio nombre.
–A lo que iba es a que, cuando uno cumple años tiende a hacer cosas para sentirse más joven ¿Se ha dado cuenta de que se ha hecho mayor y de ahí su retorno a los sonidos de Albertucho?
–Ojalá, a ver si siento cabeza ya de una vez (risas). El primero que quiere hacerse mayor soy yo. Es verdad que es un poco como cuando dicen: «A los 40 te compras una moto». No, pero bueno, las canciones han salido. Es cierto que los dos últimos discos los hice pensando en un estilo concreto, pero éste lo he hecho sin pensar en el estilo y ha salido un disco muy variado. Y también es verdad que uno se reconcilia con uno mismo. Eso también tiene su parte de magia. Ha sido natural. No he forzado nada.
–Como compositor, ¿de qué influencias literarias se nutre?
–Pues ahora mismo, qué cosa más rara, estoy leyendo 'El tiempo amarillo', la biografía de Fernando Fernán Gómez. Siempre me ha gustado mucho la Generación Beat, desde chico. Últimamente me he leído 'Los asquerosos', de Santiago Lorenzo, que me ha parecido sublime. Para mí ha sido un descubrimiento. Me gusta la gente que escribe bien. Empiezo los libros y si me enganchan los leo y si no, me paso a otro. Toda la vida leyendo. Me gusta también la poesía. Bukowski, la poesía española, Lorca, el teatro de Lorca... Muchísimas cosas.
–¿Por qué decidió escribir 'Vergüenza'?
–La escribí justo el día después de las elecciones en Andalucía. El día de las elecciones me levanté tempranísimo porque tenía que ir a votar. No sé de dónde venía. Tenía un bolo y no sé dónde era. Y ya amenazaba la cosa con que la extrema derecha iba a entrar en el Parlamento. Llegamos, votamos y pum. La extrema derecha entra en el Parlamento. Fue como: «¿Esto qué cojones es?». Aunque uno llega a un momento en el que no sabe si le da más vergüenza la derecha o la izquierda. Desde luego, la derecha siempre me ha dado vergüenza y la ultra derecha me parece una cosa abominable. Por mi familia, por la historia de mi familia, por mi educación y por lo que yo he aprendido de mi gente. 'Vergüenza' simplemente es un comentario, un desahogo. ¿Qué nos queda ya? La juventud está en la superficialidad, en la porquería, y en a ver qué ropa me compro y en ver qué porquería pienso y qué música de mierda me ponen en la radio. La gente joven es la que ha movido siempre las revoluciones y ahora es la revolución de la idiotez, de la superficialidad. Dicen: «Yo es que no entiendo de política». Tú eres subnormal, porque tú nos estás condenando a un futuro muy oscuro, porque como salga la extrema derecha, que no para de subir, y la izquierda no para de fraccionarse... Es una desazón la que hay política. Yo tengo mis ideales y creo en la política, pero estoy dejando de creer en la juventud.
–Y mientras tanto, el país sin Gobierno.
–Yo ya no sé a quién cojones votar, tío. Esto es una locura. Soy de izquierdas, tengo mis ideales. Creo que todo esto es cuestión de educación. De que la gente conozca la historia. Y que la gente no esté en la tele. Yo tenía 16 años y escuchaba las canciones de los Reincidentes, de Def Con Dos, que decían cosas. Siempre he sido antifascista, siempre he odiado el racismo... Los chavales de hoy en día, que habrá de todo y no quiero generalizar, pero sí es verdad que hay una masa ahí que ve Gran Hermano y que quiere parecerse a los futbolistas. Yo vivo en el campo y no me doy cuenta de nada (risas). Lo que sé es que tengo la voluntad de decir cosas bonitas. De expresar y de ser positivo, no quiero ser negativo. A ver cómo solucionamos esta generación.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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