La voz de la cántabra Irene Atienza resuena en Estados Unidos

Atienza actuó allí junto a Douglas Lora, guitarrista «excepcional» y profesor en la universidad de Los Ángeles, con quien forma combo musical desde los tiempos en que vivió en Brasil -casi una década-. Se conocieron 2011 y al año siguiente empezaron a tocar. Desde entonces, han publicado dos discos. El primero, 'Parecerías', vio la luz hace ahora una década. El segundo 'Chavela', se publicó hace cuatro años como homenaje a Chavela Vargas.

En una actividad en constante ebullición creativa, Sao Paulo, ofrecieron un concierto «pequeño e íntimo», en el jardín de un artista de Sao Paulo, para apenas cuarenta personas. Pero entre ellas estaba una programadora del Lincoln Center de Nueva York que quedó prendada de la combinación sonora de la cántabra y el brasileñó, hasta el punto de querer incluirlos en la programación de la institución americana. A principios de este año recibieron la solicitud que se materializó finalmente el pasado noviembre. «Nunca sabes quién puede estar entre el público», bromea la cantante.

Para este concierto prepararon un repertorio especial con canciones de sus dos discos y también de 'Salitre', el disco autoral de Atienza en el que Doulas hizo arreglos en algunas de las canciones y tocó la guitarra.

No fue, sin embargo, la primera vez que tocaron en Nueva York, pues con el formato dúo han viajado por todo el mundo, llegando hasta China con sus canciones. En Estados Unidos realizaron dos giras, la primera en 2015, pasando por Washington y Nueva York y dos años después giraron por diferentes festivales de Illinois a Kentucky.

«La experiencia esta vez ha sido diferente». Primero por volver a reunirse casi doce meses después de su último concierto en Brasil. «Ha sido emocionante juntarnos allí para hacer un concierto en un lugar con tanta historia y representativo de la cultura mundial». Pasado el impacto inicial, la sala estaba llena, el público atento y respetuoso y el equipo fue «maravilloso».

Y el viaje musical continúa, pues esta muesca que se añade a sus kilómetros recorridos, a guitarra y voz, ha servido para empezar a pensar en qué será lo próximo.