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Zahara es una muñeca rusa
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Tras siete meses sin conciertos, la artista volvió a los escenarios este viernes en Santander en un emocionante concierto acústico¿Conocen las matrioshkas? Son esas muñecas de origen ruso que van surgiendo, multiplicándose, una de dentro de otra. Pues sin tener su origen en los países del este, la cantante Zahara es una de ellas. Capa a capa, durante dos horas fue descubriendo cada una de sus múltiples personalidades en una noche cargada de significados.
Sola sobre las oscuras tablas del Palacio de Festivales, la jienense se reconocía nerviosa e ilusionada por estar de vuelta. 7 meses alejada de los escenarios que han dejado marca emocional. Un «pozo de tristeza e incapacidad para tocar» que fue llenándola de oscuridad. «Cuando llevas desde los 12 años aquí arriba y de repente te lo quitan, te das cuenta de que eres una yonki de esto. No hay sensación comparable», explicaba. Y adelantaba la posibilidad de que ocurriera cualquier cosa.
Lo que ocurrió fue una sucesión de momentos en los que la emoción, de uno y otro lado, era una espectadora más del cuidado espectáculo, sentada en las butacas vacías que separaban a las más de 400 personas que eligieron la Cultura como alternativa para el viernes noche.
Ante la libertad de las primeras veces que no lo son en realidad, Zahara optó por pasear por sus discos eligiendo canciones de las que nunca faltan y otras que hacía tiempo que no sonaban en sus manos.
Así, comenzó la sesión con la reciente 'Multiverso' (2018), para seguir con 'Leñador y la Mujer América' (2016), 'General Sherman' (2019) o 'Photofhinish' (2009). Una década de diferencia entre unas y otras que no se percibe en su sonoridad. La Zahara de entonces y la de ahora no son la misma, pero su talento compositivo no pierde brillo con los años.
«Compungida pero feliz», Zahara agradeció al público «no haber tenido miedo» en esta época de amenazas constantes, y haberse animado a asistir al concierto. Un espacio ordenado, respetuoso con la música y con las normas, seguro. Quizá por eso los eventos culturales destacan por no ser lugar donde aumenten los contagios, por eso el sector reivindica, vestido de rojo, que se le tienda una mano y la música sigue curando y evidenciando la necesidad que tenemos de notas, acordes y versos para estar mejor por dentro.
Una ley no escrita deja claro que los padres siempre aprueban los méritos de sus vástagos, sean estos un collar de macarrones y la enésima repetición del 'Frère Jacques' tocado con la flauta. El padre de Zahara no iba a ser una excepción. Ayer estaba en la sala y a él le dedicó la cantante 'Pregúntanle al lodo' unida en esta ocasión a 'Merezco'. «A él le gusta la primera», explicó al terminar, y desde las butacas se escuchó al progenitor aclarando: 'Todas'.
Ante la incómoda y generacionalmente constante pregunta de si uno quiere más a su padre o su madre, Zahara optó por ser ecuánime, y también dedicó una canción a la suya, también presente en Santander, ciudad habitual para la cantante. Para ella fue una recuperada versión de 'Sueño con serpientes' de Silvio Rodríguez, que volvía desde sus años en Granada, hace un par de décadas.
Por poner un par de matices; la interpretación de 'Olor a mandarinas' quedó perdida en la inmensidad de la Sala Argenta. Si bien fue un guiño a esos paseos que Zahara suele darse entre el público (ahora imposibles), tan solo desde las primeras filas fue posible apreciar los matices de su voz sin elementos añadidos. El otro pequeño pero, sería el uso excesivo del reverb que llevó a algunos finales a cierto caos sonoro.
Y estén atentos a la interpretación de un clásico que podrán ver próximamente y cuyo título no desvelaremos como parte del pacto entre artista y público. Solo diremos, como pista, que la canción, grabada en 1966, nunca fue interpretada en directo por la banda que la compuso.
En la complicada intimidad del Palacio, un 'Te quiero' gritado desde el público resonó con fuerza ante el anuncio de la esperada 'Con las ganas', una canción «complicada como una relación, con sus recuerdos». La conexión que este tema ha logrado con el público se mantiene incólume y es «un motivo para volver a tocarla», aunque resulte complicado, detalló.
'La Bestia' cerró un concierto que se alargó sobre los 80 minutos previstos, pero, ¡un día es un día! No parece sencillo el reto de llenar un recinto con tan solo una guitarra, pero en Santander no se echó de menos a nadie más. Cabe mencionar el trabajo de Sergio Vera en el sonido y Jaume Rausell a las luces, creando un universo visual y sonoro que acompañó las sucesivas metamorfosis de la artista.
Zahara es una y todas. Es la monologuista que te hace reír. Es Joan Baez en sus primeros años. Es Valentina Tershkova llegando a la luna. Es la vecina a la que escuchas ensayar desde la ventana abierta. Es la artista mayúscula que crece tres palmos con cada octava que sube. Es la amiga deslenguada que te habla de conspiraciones. Es la Cecilia actualizada. Es la profesora televisiva. Es la colega macarra que posa con su peor cara. Es la que juega como una niña. Es un personaje de Wes Anderson y también uno de Tarantino. Es todo lo que quiera ser.
Magia y felicidad son dos de las palabras que repitieron algunos de los asistentes al pedirles una valoración. Piensen la importancia de su significado en estos días de siglas, números y sinónimos de enfermedad. «Muchas gracias por esta noche. No la voy a olvidar en la vida», dijo Zahara en su despedida. Apostaría a que no será la única que sienta lo mismo. Ese es el poder de la música.
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Ana del Castillo
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