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adolfo llorente
Lunes, 4 de abril 2016, 07:22
Ruido, reproches, vetos, recursos judiciales... La vida política española todavía no ha aprendido a convivir en el desordenado orden de Italia. Sí, ese país estrambótico que es la tercera potencia del euro, que fue presidido por Berlusconi, que ahora lo está por el carismático Matteo ... Renzi, que parece estar al borde del caos, pero que siempre, siempre, logra todo lo que se propone en la Europa institucional. Ahí está la Alta Representante de Política Exterior, Federica Mogherini; el presidente del BCE, el todopoderoso Mario Draghi, o el director general de la Dirección de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Marco Buti, uno de los funcionarios más relevantes de Bruselas. Así que bendito caos.
España sigue a lo suyo, camino de unas elecciones anticipadas que evidencian muchas cosas pero, en especial, su inmadurez política. Así se ve desde Bruselas. España en la pasada década maravilló en Europa pero que cayó a plomo tras el estallido de Lehman Brothers en 2008. Cayeron Grecia, Irlanda, Portugal... Y España. Fue un verano de 2012 demoledor que el PP, recién llegado al Gobierno, logró salvar evitando el rescate completo pero sí sometiéndose a un rescate de 41.300 millones. Por cierto, todavía debemos al resto de países unos 36.000. Sí, usted y yo.
Todo pareció conjurarse en contra de España aquel maldito 2012. El rescate coincidió con la renovación del puesto del comité ejecutivo del BCE que ostentaba José Manuel González-Páramo. El sanedrín del Eurobanco está formado por seis sillones y se suponía que los cuatro grandes Alemania, Francia, Italia y España, siempre ocuparían uno. Se suponía... España fue apartada sin miramientos de una cúpula económica de la UE a la que todavía no ha logrado retornar y a la que podría hacerlo, como pronto, en julio 2018, cuando acaba mandato el vicepresidente de la institución, el portugués Vitor Constancio.
«España se juega mucho. Hay que pensar en país y presentar candidatos sólidos, de reconocido prestigio y no elegir aspirantes de partido», advierte un destacado ex alto cargo que conoce el entramado comunitario.
Una mujer, muchas bazas
«Sigo pensando que nos lo merecíamos, pero las batallas que se pierden son las que no se dan», confesó el presidente, Mariano Rajoy, poco después de perder su gran batalla comunitaria: la presidencia del Eurogrupo. Un consejo de ministros de Finanzas de la moneda única que continúa presidiendo el holandés Jeroen Dijsselbloem después de que el 13 de julio de 2015 derrotase a Luis de Guindos pese a contar con el aval alemán. La estrategia era clara: pasar en apenas tres años de rescatados a jefe de los rescatadores. La partida se perdió por una mejor estrategia diplomática al desaprovechar el baile de cargos producido de septiembre de 2014 y que sólo se produce cada cinco años, de elección a elección europea. España lo fio todo al Eurogrupo y fracasó.
La cuarta potencia del euro sigue fuera de la cúpula económica del club. Fuentes de toda solvencia confirmaron a este periódico que la mañana del día en el que De Guindos compitió por el Eurogrupo (la votación fue por la tarde), se le ofreció la presidencia del fondo de rescate europeo, el MEDE, a cambio de retirarse. Ahora la ocupa Dijsselbloem ya que va a aparejada a la jefatura del Eurogrupo, pero Bruselas estaba dispuesta a trocear el cargo para calmar las ansias de Madrid. La Moncloa, sin embargo, no aceptó y se la jugó.
Con el fracaso del Eurogrupo digerido, el próximo reto, el gran reto, se llama BCE. En realidad, siempre lo ha sido. Con un Eurobanco cada vez más esencial y una eurozona metida en un proceso de integración que no tiene vuelta atrás (si ya Bruselas manda mucho, cada vez lo hará más). Además, la silla que se queda vacante es la vicepresidencia, ser la mano derecha de Mario Draghi. El aún ministro De Guindos ha sugerido en varias ocasiones que el puesto será para España, pero también lo iba a ser el Eurogrupo y... No obstante, fuentes comunitarias aseguran que el titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, se habría comprometido con De Guindos a que así fuese. Pero claro, ¿el compromiso es con el país o con un Gobierno del PP, tan bien visto en Berlín? He aquí la clave. Respecto al perfil, todo apunta a que será una mujer por la abrumadora presencia masculina actual.
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