Secciones
Servicios
Destacamos
Isabel Arozamena
Lunes, 23 de mayo 2016, 12:59
«Cantabria está paralizada». Esa es la impresión que tiene el empresariado cántabro y para acabar con esta situación que afecta a sus negocios, una veintena de empresarios apuesta por la «participación activa de la sociedad civil» teniendo en cuenta la ausencia de un ... plan industrial y una planificación en la comunidad autónoma que impulse el desarrollo de la región. A los Gobiernos, tanto el central como el regional, reclaman «que facilite las cosas» con una menor fiscalidad, abaratando los precios de la energía y reduciendo los trámites burocráticos. Demandan más conexión entre la Universidad y las empresas y para crear una cultura del emprendimiento se considera imprescindible un cambio educativo con el consenso de todas las fuerzas políticas.
Las reflexiones las hicieron los empresarios cántabros de sectores variados como la automoción, la alimentación, servicios, construcción, infraestructuras y nuevas tecnologías, que asistieron al primero de los debates organizados por El Diario Montañés y CEOE-Cepyme con el título Diagnóstico económico de Cantabria. Fue el inicio de un ciclo de charlas que se repetirán todos los meses y que, según explicó el presidente de CEOE, Lorenzo Vidal de la Peña, versarán sobre temas de actualidad en la región relacionadas fundamentalmente con la economía y el desarrollo empresarial.
primer debate
Juan Luis Sánchez (Astander).
Manuel Huerta (Oxital).
José Luis Gutiérrez (Robert Bosch).
Natalia de los Arcos (Grupo Hercos).
Javier Rodríguez (CEOE).
José Manuel Manrique (Bergé).
María Ángeles Pérez (Balneario de Puente Viesgo).
Jaime Castanedo (Regma).
Óscar Díaz (La Gallofa).
Carlos Raba (Santander Teleport).
Marcos Díaz (Maflow).
Javier Menéndez (Motusa).
Gema Coria (Vega Pelayo).
Rafael Fonseca (Mutua Montañesa).
Carlos Uriarte (Byebirds).
Jorge de Benito (Grupo IPC).
Francisco Zunzunegui (Cementos Alfa).
El objetivo es, precisó el presidente de la patronal cántabra, impulsar «una participación activa de la sociedad civil para ocupar un espacio que hasta ahora no hemos tenido a bien posicionarnos». En el debate, moderado por el jefe de Economía de El Diario Montañés, Miguel Ángel Pérez Jorrín, también hubo autocrítica por las reticencias del empresariado cántabro a colaborar entre ellos para ser más fuertes y poder así competir en otras comunidades autónomas y en el ámbito de las exportaciones.
Así lo expuso uno de los ponentes en el acto, el gerente de SIEC, Juan de Miguel, un grupo empresarial cántabro que nació en el área de la construcción, pero que para hacer frente a la crisis ha tenido que diversificarse hacia los servicios. Para De Miguel, «mucha de la culpa de lo que pasa es nuestra, no solo hay que responsabilizar a la Administración». El propietario de la firma constructora indicó que ha intentado en varias ocasiones crear uniones, «aunque sean temporales», con empresas cántabras y no ha sido posible. Sobre el cambio de modelo productivo que propugna el Gobierno advirtió de que los políticos no se ponen de acuerdo ni tan siquiera para algo fundamental como un modelo educativo «que varía con cada Ejecutivo».
Otra de las ideas comunes de los empresarios asistentes al acto fue la necesidad de abrirse al exterior y potenciar la internacionalización. Es más, para el director de la firma de automoción Maflow, Marcos Díaz, trabajar en otros países «es algo que ni nos tenemos que plantear, hay que hacerlo sí o sí». La planta cántabra dedicada a componentes del sector del automóvil, uno de los que tienen un mejor comportamiento en el desarrollo de Cantabria y que representa el 28% del PIB industrial, pertenece al grupo polaco Boryszew.
En este aspecto, el gerente de SIEC recordó que ya hace tiempo que su empresa trabaja en el exterior, como actualmente ocurre en Marruecos, para hacer frente a la ausencia de obra pública en España. «Hay que romper el círculo de confort en el que se sitúan algunas empresas cántabras que opinan que no merece la pena salir», apuntó De Miguel, que se mostró beligerante: «Hay que dar un golpe sobre la mesa para salir de esta situación, no podemos seguir así».
Esta tesis de mirar más allá de la región, e incluso de España, la defendió a ultranza Francisco Zunzunegui, representante de Cementos Alfa, que apostó por un mayor éxodo de los estudiantes cántabros a otros países para adquirir experiencia y luego poder retornar a empresas cántabras con ese bagaje tan valioso. «No tenemos masa muscular en nuestras empresas», lamentó, y apostó también por la participación de los empresarios cántabros en foros internacionales, muchas eces dificultado por «el lamentable nivel de inglés».
José Manuel Manrique, de Bergé marítima, fue más cauteloso y, aunque defendiendo sin duda la apertura al exterior, dijo que es algo que hay que hacer de acuerdo a un plan ya que «muchos se están dando la bofetada al salir fuera». Dijo que no solo hay que tener un plan, sino varios: "Hay que tener un plan b» por si el primero sale mal".
Zunzunegui fue muy crítico con el papel «acomodado y confortable» que, a su juicio, juega la Universidad de Cantabria que «vive de espaldas a las empresas», censura que lanzó desde su visión después de visitar varios países. Igual que expuso otro de los ponentes, José María Lafuente, cuestionando el modelo productivo que propugna la Administración, el directivo de Cementos Alfa advirtió de que «el modelo productivo lo tenemos que crear nosotros, el Gobierno no puede planificar nuestro negocio».
La presencia constante de Bruselas y la incidencia de las leyes que emanan de la Unión Europea (UE) exigen, para la patronal cántabra, que se impulse desde la comunidad autónoma un lobby, un grupo de presión, «para ayudarnos en nuestra actividad. «La CEOE tiene que tener un lobby en Bruselas», resolvió Zunzunegui, «el Gobierno nos puede ayudar pero allí es donde se cuece todo». Manrique abundó en que a veces se pierde la posibilidad de acceder a subvenciones europeas por desconocimiento.
Juan Luis Sánchez, director de Astander, destacó la incidencia directa de la regulación europea en el sector marítimo y naval. A su juicio, en Cantabria lo que debe hacer el Gobierno es «dar facilidades y crear unas buenas estructuras, nos movemos en un mundo internacional y tenemos que salir fuera muy bien preparados».
Fiscalidad
Las pocas esperanzas que el empresariado cántabro tiene en el Gobierno regional se pusieron patentes en el acto. «No podemos esperar nada, no tienen ni un duro», tanto a la hora de poner en marcha obras como en otras actuaciones. Por eso lo único que piden es que «nos dejen trabajar». Así lo expresó Jorge de Benito, presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio, que demandó a los políticos que «dejen de actuar de oído». Resaltó que su sector ha conseguido sobrevivir a la crisis «racionalizando los costes, algo que los políticos no han hecho».
Una opinión generalizada surgida en el debate fue la demanda de una menor fiscalidad: «La Administración es cada vez más voraz», dijo De Benito, que igualmente consideró una «salvajada el precio de la energía». Igual tesis mantuvo Zunzunegui sobre el elevado coste de la energía en España respecto a otros países como Francia o Alemania, que supone «una mochila que nos están poniendo los políticos». Los empresarios reconocieron que es una decisión del Gobierno cargar más o menos los costes del precio de la energía a las empresas o a los ciudadanos.
«Trabajo, trabajo y trabajo» es la fórmula conocida por el CEO de Oxital, Manuel Huerta, para que una empresa sea viable. Respecto al papel de la Administración, consideró que «tenemos la obligación de prescindir del Gobierno que está alimentado nuestro problema» y como ejemplo citó que «nuestro principal competidor es la empresa pública MARE».
El director de la fábrica de Robert Bosch, José Luis Gutiérrez, destacó que la inflación negativa «nos va a permitir ganar en competitividad». En línea con otras intervenciones, opinó que el Gobierno «debe ser facilitador y crear un entorno apropiado para desarrollar nuestra actividad». La reducción de la burocracia y el papeleo también es algo urgente «para que las empresas» sean más ágiles.
Carlos Uriarte, de Byebirds, lamentó que «la pequeña industria está abandonada».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.