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Isabel Arozamena
Martes, 14 de junio 2016, 15:15
Aplicar recortes en materia de investigación es un error que se paga a largo plazo. Es lo que piensa la exministra de Ciencia e Innovación con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Cristina Garmendia, que este martes protagonizó la segunda jornada del ... foro organizado por El Diario Montañés, en colaboración con el gobierno regional y Sodercán, para analizar las claves de la reindustrialización de Cantabria. La presidenta de la Fundación Cotec para la innovación reclamó un «consenso político», tras las elecciones generales del próximo 26 de junio, para impulsar el sistema nacional de I+D+i. Advirtió de que España «ha perdido una década de convergencia» con otros países de la Unión Europea por los recortes económicos, al estar ahora «como hace diez años», después de haber llegado a tener un desequilibrio «mínimo histórico» del 0,45%.
Garmendia hizo una defensa a ultranza de la investigación, el desarrollo y las políticas de innovación a los que dijo que «no ha llegado la recuperación económica». «Estamos muy contentos de que el PIB crezca al 1,5%, pero tenemos un problema con el modelo si a la vez hay un ajuste del 1,5% en el sistema de investigación», resaltó la bióloga y empresaria. Precisó que España y Portugal «son los dos únicos países de la Unión Europea que llevan cuatro años seguidos, hasta 2014, de caída pública del esfuerzo en I+D y seis años consecutivos de caída de la inversión».
Un premio Nobel
En el debate Cantabria + Conocimiento, moderado por la periodista Pilar González Ruiz, también participaron el director del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (Ibbtec), Piero Crespo, y el director de Operaciones de Equipos Nucleares (ENSA), Alfonso Álvarez-Miranda. Ambos, al igual que Garmendia, apostaron por una colaboración estrecha con la Universidad, la cooperación pública-privada y por abrir más a la sociedad los trabajos de investigación que realizan las diferentes empresas.
La exministra se mostró optimista de cara al futuro ya que, si se retoma la inversión en I+D+i durante su mandato, en 2009 se alcanzaron «máximos históricos, está convencida de que España contará en menos de una década con un Premio Nobel en este campo. Para ello, hay que trabajar en la colaboración público-privada, «ser capaces de atraer talento» y recuperar aquellos investigadores que han salido de España «y quieren volver».
En el desarrollo económico del país, Garmendia no dudó de que las políticas de I+D pueden convertirse en «un gran activo» para la recuperación y lamentó que en momentos de crisis son las primeras que sufren recortes. Muy al contrario, su tesis se inclina por procurar que el esfuerzo en inversión I+D ha de «protegerse en la crisis y potenciarlo en época de bonanza».
Utilizando una explicación gráfica sobre la repercusión que tiene para un país y sus habitantes las políticas de investigación, desarrollo e innovación, Garmendia desmontó una serie de mitos en este campo como que «España no es un país de ciencia». Frente a este pensamiento erróneo, precisó que es la décima potencia científica a nivel mundial, un puesto alcanzado después de ocupar en los años 60 la posición 32, lo que calificó como «uno de los grandes logros» de la democracia española.
La presidenta de la Fundación Cotec puso en valor que «cada euro invertido en ciencia en España produce más que el euro invertido en Francia o Alemania», debido a que se trata de un sistema «muy competitivo». Para impulsar el desarrollo de estas políticas innovadoras, también hace falta, a su juicio, regular el sistema y su funcionamiento y aumentar las subvenciones. Todo ello con el objetivo de impulsar la que consideró «la mejor palanca para la economía de nuestro país». También apostó por crear la Agencia de I+D+i, contemplada en la Ley de Ciencia e Innovación aprobada en 2011 y que no se ha desarrollado. Su puesta en marcha permitiría dar al sistema la «flexibilidad» que requiere.
La exministra rechazó la idea de que España no es un destino atractivo para la investigación internacional. Muy al contrario, precisó que «nuestro sistema de I+D es competitivo, muy eficiente y a un coste imbatible» teniendo en cuenta los costes salariales, que son «más bajos que en China», y los incentivos fiscales, a lo que añadió el «talento» español. Y como uno de los ámbitos más atractivos mencionó todo lo relacionado con la salud y la biomedicina.
Garmendia citó como el «principal problema» del país en el desarrollo de la innovación el tamaño de la mayoría de las empresas que es muy pequeño, algo que dificulta la captación de fondos privados. «Encuentran muchas dificultades para crecer rápidamente, el reto es reducir la atomización» de las pymes. A ello hay que añadir que las firmas tecnológicas se han reducido a la mitad durante la crisis, al pasar de 35.000 a 17.000.
Frente a este escollo, se refirió a lo que «se ha hecho bien» en los últimos años como el impulso que se ha dado desde el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Instituto de Crédito Oficial (ICO) a los fondos de inversión y el capital de riesgo, «que son una buena herramienta para impulsar la ciencia y la investigación».
Poca paciencia
El director del Instituto de Biomedicina y Biotecnología, Piero Crespo, reprochó a los políticos la poca paciencia que muestran en materia de investigación y desarrollo ya que su objetivo es «recolectar los frutos enseguida olvidando que para tener una buena cosecha hay que plantar vides».
Sin ser tan optimista como Garmendia, Crespo advirtió de que «para que haya transferencia debe haber investigación básica y todavía hay mucho que desandar». Alabó la capacidad de trabajo y el voluntariado, pero «el sistema no solo no ayuda sino que pone palos en las ruedas». Actualmente, el instituto está intentando modificar bacterias para la producción de biodiésel. Sobre el futuro de la ciencia en España, Crespo se mostró «tremendamente escéptico» y censuró que los partidos políticos en sus programas «prometen mucho, pero a la hora de la verdad no se ve, donde primero se recorta es en ciencia e innovación».
Por su parte, el director de Operaciones de ENSA, Alfonso Álvarez-Miranda, resaltó la colaboración de Equipos Nucleares con profesores e investigadores de la Universidad de Cantabria «que ha marcado un punto de inflexión en nuestro desarrollo y competitividad». Como actuaciones punteras actualmente en marcha, citó un proyecto de descontaminación de terrenos radioactivos. Y sobre el futuro, lo ve «esperanzador».
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