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Interior de la planta de Solvay en Barreda, este martes tras el accidente. Alberto Aja
Fallece un trabajador en Solvay, sexta muerte por accidente laboral de este año en Cantabria

Fallece un trabajador en Solvay, sexta muerte por accidente laboral de este año en Cantabria

La víctima, un gruista subcontratado y vecino de Carandía (Piélagos), murió tras caer sobre él una de las tuberías que reemplazaba

Martes, 27 de agosto 2024

Óscar García Crespo era un «buen trabajador», «meticuloso» y «veterano». Son algunas de las cualidades que este martes destacaban consternados sus compañeros al enterarse de su muerte mientras trabajaba como gruista. El accidente tuvo lugar a eso de las nueve de la mañana en el complejo de Solvay de Barreda (Torrelavega) cuando el hombre, que era empleado de la empresa Cuevas Gestión de Obras −que actuaba subcontratada por Calderería Ibérica SL para ofrecer servicios a la factoría química− reemplazaba una de las tuberías que transportan los barros hacia el mar desde la factoría. La víctima, de 42 años, casado y con dos hijos, era vecino de Carandía (Piélagos) desde hace más de una década y es el sexto trabajador en perder la vida por accidente laboral en la región en lo que va de año.

En el momento del accidente, el gruista se encontraba en compañía de dos empleados de Calderería Ibéric. En concreto, la labor que había que desempeñar era el reemplazo de una pesada tubería que es parte de la conexión que evacúa los barros de las instalaciones al mar. Todavía falta esclarecer qué hizo que la pesada pieza, de «más de 20 metros de largo» y que estaba izada, se desestabilizara y se desprendiera de la grúa pluma, con lo que la carga cayó de forma paralela al suelo aplastando al trabajador, que en ese momento se encontraba fuera de la cabina de la máquina.

Tras el suceso, desde Solvay se avisó inmediatamente al servicio médico y a las autoridades para intervenir, aunque nada se pudo hacer para salvar la vida del trabajador. Inmediatamente comenzó la investigación e inspección de trabajo habituales tras este tipo de accidentes laborales en busca de esclarecer los detalles de lo ocurrido. Además, desde la propia empresa química también emprendieron una investigación interna propia con la intención de colaborar con las autoridades.

Panel de seguridad en Solvay, en el que se lleva un recuento de los accidentes de 2023 y 2024, que hasta hoy eran 0. Alberto Aja
Cartel informativo en la fábrica con reglas «que salvan vidas». Alberto Aja
Interior de la empresa, este martes. Alberto Aja

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La noticia de la muerte de García Crespo generó una gran consternación en el complejo de Barreda, ya que aunque no formaba parte de la plantilla de Solvay directamente sí que era un habitual desde hace años en las instalaciones por su empleo en Cuevas Gestión de Obras, que suele asumir proyectos para la empresa química. Por ello precisamente los compañeros no se explicaban lo ocurrido, porque se trataba de un trabajador que, según hacían hincapié, tenía fama de ser muy «metódico» y «extremadamente prudente» en su desempeño. Es más, lo definen como «uno de los gruistas más meticulosos» y del que destacan su afán por llevar la «seguridad a rajatabla» y su «amplia trayectoria». «Era un auténtico especialista», resumen.

Consternación

El accidente que costó la vida de Óscar García Crespo, que la empresa «lamenta profundamente», supone también acabar con una racha de «más de dos décadas» en la que la planta química de Barreda no había tenido que sufrir ninguna pérdida. «No ha ocurrido una fatalidad semejante aquí desde hace más de veinte años», indicaban. En concreto, hay que retroceder hasta 2004, cuando un joven empleado de Besaya Logistic falleció en las instalaciones tras volcar la carretilla con la que trabajaba y quedar atrapado con el arco de la misma. El anterior tuvo lugar cuatro años antes, el 6 de marzo del 2000, cuando murió en la factoría un veinteañero que trabajaba en la zona de sondeos tras ser arrollado por una cadena.

Desde Solvay se difundió este martes casi de manera inmediata un comunicado interno a sus trabajadores para evitar especulaciones en el que se recogía de manera sucinta lo ocurrido al tiempo que expresaban su pésame. «Lamentamos sinceramente este luctuoso accidente y enviamos nuestras condolencias a sus familiares y allegados», concluye el texto acompañado de un lazo negro. Por su parte, desde la empresa de Cuevas Gestión de Obras prefirieron no hacer declaraciones a preguntas de este periódico.

Además de en Torrelavega, cuyo Ayuntamiento también trasladó su pésame a los familiares, la tristeza alcanzó este martes a Carandía, donde el gruista residía junto a su mujer y sus hijos. El alcalde de Piélagos, Carlos Caramés, poco después de ser conocedor del accidente mostró su pesar y definió lo ocurrido como «una auténtica tragedia».

Seis accidentes mortales

La víctima mortal de este martes engrosa la lista negra de fallecidos por siniestralidad laboral en Cantabria. En lo que va de año han muerto seis trabajadores en este tipo de accidentes, el último hace menos de un mes, el pasado 4 de agosto, cuando Manuel Pérez Peral, un vecino de Voto de 60 años, falleció en las instalaciones de la fábrica Vitrinor después de que cayera sobre él un vehículo, quedara atrapado y finalmente muriera.

También este verano, en julio, un pescador francés de 56 años murió en Santander tras ser evacuado del barco en el que trabajaba por un helicóptero de Salvamento Marítimo. El tripulante sufrió un accidente laboral en la embarcación -un pesquero francés llamado Hunekin Aski- cuando se encontraba a unas 25 millas marítimas al norte de la costa santanderina.

En marzo, un vecino de Santiago de Cartes, de 47 años, murió cuando trabajaba en la fábrica Derivados del Flúor, en Ontón (Castro Urdiales). La víctima, Marcos González Fernández, trabajaba para una subcontrata y falleció cuando manipulaba una grúa para transportar cerchas (postes de hierro) y uno de los alambrones se rompió y la carga le cayó encima.

También en marzo de este año falleció Julián Montero, un bombero de 58 años y vecino de Terán que se desvaneció tras extinguir las llamas de un incendio en Cabuérniga. Era el más veterano de la cuadrilla de Ruente con más de 30 años de experiencia.

El primer accidente mortal del año se remonta al 30 de enero. Aghanghoul Abdeljalil, un joven de 26 años, murió al recibir una descarga eléctrica en las obras de construcción de un cenador en el jardín de un chalé de la calle la Serna de Guarnizo.

Todo ello en un contexto en el que los sindicatos siguen alertado de que los datos en Cantabria son «inasumibles» tras conocer que el pasado julio fue el séptimo mes del año con más accidentes laborales (645 casos) en la región desde 2009. Además de las víctimas mortales, Cantabria sumó 32 incidentes graves entre enero y agosto de este año en el entorno laboral, según datos de la estadística de siniestralidad laboral publicada por el Instituto Cántabro de Seguridad y Salud en el Trabajo (Icasst).

Desde UGT hacen hincapié en que la media de edad de los fallecidos en accidentes laborales en Cantabria es de 54 años y en empleados con diez años de antigüedad. Unas cifras que responden al «envejecimiento de la población» y el «cambio en el perfil de las víctimas», ya que hace años era habitual realacionar este tipo de incidentes mortales con trabajadores jóvenes recién incorporados al mercado laboral y cierta «inexperiencia».

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