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Alberto Varela Paz es licenciado en Derecho y abogado colegiado. Entre 2005 y 2015 trabajó como asesor jurídico del departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa, su ciudad natal. En 2015 accedió a su alcaldía, cargo que, desde 2019, compagina con la presidencia de la Federación Gallega de Municipios y Provincias.
–¿Qué características cree que debe tener un territorio rural para considerarse inteligente?
–Se podría decir que cualquier territorio, rural o no, debería aspirar a ser inteligente. Me refiero a que el mundo municipal rural no se diferencia en su gestión básica de otros territorios que no lo son. En Galicia todos los ayuntamientos prestan servicios en asuntos que afectan a sus intereses sin competencias para tomar decisiones al tiempo que prestan otros que no deberían ser de su competencia. Desde la Fegamp hace años que demandamos a la administración autonómica ese proceso de clarificación de competencias. Sinceramente pienso que, al margen de las múltiples especificidades del territorio rural, esta es la premisa para comenzar a hablar de ser inteligentes. La atribución de competencias y servicios a las entidades locales debe hacerse de forma consensuada y siempre con la debida financiación. A partir de ahí vendrá todo lo demás, incluida la apuesta de todos los ayuntamientos, también los rurales, por trabajar su capacidad de intervención para la mejor resolución de los problemas cotidianos de su vecindario.
–Antes, salir de los pueblos era la oportunidad. Ahora ¿queremos la oportunidad de volver a ellos?, ¿ha cambiado el covid la percepción sobre los entornos rurales?
–La respuesta es claramente afirmativa. Pese a las terribles consecuencias del covid, ha modificado la percepción de casi todas las cosas que nos afectan, incluida una nueva mirada a la vida en lo rural. Seguro que todos conocemos personas que han cambiado su vida en un entorno urbano por ayuntamientos rurales. La pandemia nos puso bruscamente encima de la mesa cuáles debían ser nuestras prioridades, la salud, la calma y la tranquilidad en nuestra vida diaria. Y eso se encuentra en el territorio rural infinitamente más que en el urbano. Constituye una oportunidad que debemos saber aprovechar.
–¿Son los TRI modelos que puedan impulsar la natalidad o revertir la despoblación rural?
–Por supuesto que sí, siempre que se creen las condiciones básicas sin las que esas oportunidades no se podrán materializar. Sin servicios públicos básicos, como los sociales, educativos, sanitarios, de movilidad y de conectividad, esa deseada conciliación de la vida laboral y familiar es una quimera, también en el rural.
Que esas condiciones básicas son fundamentales pudimos comprobarlo durante la pandemia, cuando los servicios sociales de nuestros ayuntamientos se convirtieron en el 'salón de la casa'. Precisamos ya un nuevo modelo dotado de mecanismos jurídicos y financieros estables que permitan una estructura permanente de los servicios sociales, para garantizar por ley la participación activa de la administración local en el debate sobre el reto demográfico o en materia de dependencia, por ejemplo.
–Además de la despoblación, ¿qué otros desafíos considera que son prioritarios en el entorno rural?
–Como decía, es fundamental poner a disposición de la población y de las empresas servicios públicos básicos. También es un desafío prioritario la dinamización económica de su territorio, que en Galicia pasaría por el refuerzo de las cabeceras de comarca como polos de actividades económicas, de servicios y de equipamientos, fortaleciendo los servicios públicos que se prestan en ellas y desarrollando sistemas de transporte que faciliten la movilidad. Y, por supuesto, es imprescindible la integración de la perspectiva de género en todos los ámbitos, como estrategia de desarrollo social y económico y elemento clave en la dinamización demográfica.
–La digitalización y la innovación son los motores que deben impulsar el desarrollo de los entornos rurales. ¿Cómo pueden instituciones como Fegamp guiar a sus municipios en estos procesos?
–La transformación digital debe y puede ser aprovechada por los territorios rurales, dada la influencia que tendrá en los modelos de negocio y, consecuentemente, sobre el empleo. Lo primero que precisan las personas es tener un empleo mediante el que desarrollarse y hace tiempo que la propia OCDE afirma que las administraciones deben ayudar a trabajadores y empresas a adaptarse al mundo laboral, que vive un proceso de cambio acelerado. La administración local no puede ser ajena a este papel, tanto en la formación de empresas locales y de personas en el uso de nuevas tecnologías (incluido el personal municipal) como en la orientación y tutelaje de los caminos a seguir en esa adaptación.
La Fegamp no es ajena a esta transformación: pusimos en marcha con la Xunta de Galicia el mantenimiento y la potenciación de las Aulas CeMIT para la formación y alfabetización digital de personas y empresas locales, así como también en las plataformas de licitación electrónica (LeAL), de intercomunicación administrativa y con la población (Eido Local) o de ordenanzas tipo de adaptación a las nuevas normativas tecnológicas. Realizamos cursos de formación e información para personal municipal y los cargos electos. Demandamos de las administraciones competentes el desarrollo de infraestructuras de telecomunicación de todo tipo, pues sigue siendo nuestro objetivo que la banda ancha llegue a todos los rincones de Galicia, sin perder de vista que los propios ayuntamientos tienen la capacidad de indicar a la administración estatal en qué zonas hay que mejorar la conexión, incluso aprovechando los fondos Next Generation. Seguimos trabajando para establecer canales de mediación con las operadoras de energía o telefonía. Así como tampoco nos podemos olvidar del fomento de la ciberseguridad en los propios ayuntamientos.
–Hay municipios muy pequeños que no tienen los recursos o mecanismos necesarios para promover los cambios que 'actualicen' sus territorios. ¿Considera que las mancomunidades pueden ser una vía útil para ello?
–Sin duda, pero también con nuevos mecanismos. Hace años que demandamos de la Xunta de Galicia el impulso de una ley de Cooperación Local en la que se regulen las fórmulas de cooperación que agilicen y faciliten su uso y, en particular en lo que se refiere a la gestión integrada, que delimite las facultades de las administraciones participantes y establezca garantías de participación cualificada de los ayuntamientos en la toma de las decisiones más relevantes en la ordenación y gestión de esos servicios integrados. Consideramos prioritario poner en marcha una estrategia general de gestión integrada y voluntaria de los servicios públicos municipales de los pequeños ayuntamientos, con la participación de todas las administraciones implicadas pero, sobre todo, con una cualificada participación de los ayuntamientos en la toma de las decisiones sobre esos servicios.
–¿Son los fondos europeos una oportunidad de oro para atraer recursos a los pueblos con los que afrontar estos cambios?
–Los fondos Next Generation son una oportunidad en el corto plazo, mas la realidad es que los ayuntamientos necesitarán apoyo para su captación y gestión. Por eso desde Fegamp seguimos demandando a las demás administraciones un compromiso institucional para dar apoyo a los ayuntamientos en la elaboración y gestión de proyectos que puedan ser financiados con estos fondos, a través de la creación de oficinas técnicas.
–¿Realiza la Fegamp alguna acción para acompañar a los ayuntamientos más pequeños en esta tarea?
–En estos momentos, la federación tiene capacidad de aportar información sobre las convocatorias, aunque no tanta para acompañar a las entidades locales durante la génesis y vida de los proyectos. Ese es el motivo por el que nuestra contribución directa a la captación de fondos con destino a los territorios rurales está siendo una línea de acción fundamental. Hemos optado por ser la herramienta facilitadora de proyectos y, por extensión, de recursos hacia esos territorios rurales, concurriendo a diversas convocatorias con proyectos que pretenden dinamizar social e económicamente territorios despoblados, dispersos y envejecidos de nuestra comunidad, en las áreas, entre otras, de experiencias turísticas de tradiciones en el ámbito rural y de retos y oportunidades que den la vuelta a la despoblación, sobre todo en materia de cuidados.
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