Secciones
Servicios
Destacamos
El satélite Plato (PLAnetary Transits and Oscillations of stars) se lanzará en 2026 a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. ¿El objetivo? Encontrar la próxima Tierra, un planeta parecido al que habitamos que nos ayude a comprender mejor el nuestro. Y dentro de ... ese ambicioso proyecto, con miles y miles de nombres detrás, hay uno que es cántabro, el de Alejandro Flores (Santander, 1981), ya que la empresa alemana para la que trabaja, Advanced Space Power Equipment GmbH (ASP), ha desarrollado una parte esencial de la misión, en concreto la alimentación de las cámaras que serán nuestros ojos en un punto perdido del espacio a millones de kilómetros. Un encargo en el que el santanderino ha ejercido como director de proyecto y por el que la Agencia Espacial Europea (ESA) ha premiado al equipo de Flores por su buen hacer.
La ESA con Plato pretende «ver con el satélite lo que no se ve desde la tierra». Y una misión de este alcance es como el propio universo, una intrincada estructura conformada por miles de sistemas y subsistemas con cada una de ellas desarrollando una parte muy concreta. Así, han colaborado una amalgama de cientos de empresas con miles de empleados que realizan componentes muy específicos del aparato que se mandará al espacio en cohete. En el caso del cántabro Alejandro Flores el proyecto que ha dirigido consiste en la alimentación de las 26 cámaras de muy alta resolución que conforman el satélite. Una parte esencial, porque si esas baterías fallan, Plato será un cacharro inservible, ciego, flotando en la nada y que no podrá cumplir su función de transmitirnos lo que a su paso encuentre en su búsqueda de la nueva Tierra. «Si la cámara no funciona, entonces la misión no tiene sentido», resume él mismo.
Han sido, explica Flores, cuatro años de arduo trabajo. En dicho encargo de la ESA han colaborado «prácticamente todos los empleados de la empresa, que son 150, aunque de una manera más especializada se han volcado más de 70 personas», dice. ASP se ha responsabilizado de todo el proceso de dicha fuente de energía para las cámaras, tanto su diseño como su fabricación. «Es un proceso muy largo porque tienes que someter al producto a test que simulen las condiciones en las que va a estar la el equipo, es decir a temperaturas de menos de cincuenta grados hasta ochenta grados centígrados, además de, por ejemplo, simular la vibración que va soportar en el momento del lanzamiento». De esta forma, son «equipos muy específicos y con una Complejidad técnica bastante considerable porque hay que conseguir que las cámaras funcionen con la mayor precisión posible sin interferencias».
Desde fuera, cuatro años puede parecer mucho para esas labores, pero nada más lejos de la realidad. «Para un equipo de estas características es hacerlo bastante rápido», concreta Flores. Es más, por una cuestión de contratación este encargó recayó en la pyme para la que trabaja Flores más tarde de lo que la Agencia Espacial Europea adjudicó el resto de partes del proyecto a desarrollar. Y aún así, y habiendo empezado la carrera con esa desventaja, «de todos los subsistemas que componen la misión Plato hemos entregado prácticamente los primeros pese haber empezado dos o tres años después». Unos expeditivos resultados que, junto a otros factores, han hecho que la Agencia Espacial Europea premie en su categoría a la empresa de Flores como una de las mejores en ejecutar el encargo de todas las que trabajan para ella. «Son como los Oscar espaciales así que estamos muy contentos», confiesa.
Alejandro Flores estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad de Cantabria (UC). Al finalizar su formación, comenzó su carrera profesional en la compañía aeroespacial Cántabra Erzia. Aunque es un sector en el que nunca había pensado integrarse le acabó «apasionando». Tanto que hace once años recibió una oferta para integrarse en la empresa alemana para la que trabaja y no se lo pensó dos veces: se fue con su pareja, que es docente. «Tuvimos una mentalidad de meternos totalmente en la cultura y aprovechar la experiencia».
No obstante, Flores mantiene que «los españoles y los cántabros en particular siempre tenemos la mirada de reojo en volver a nuestra tierra por la calidad de vida que tenemos». Así que su mujer regresó a Cantabria hace unos años y para él poco a poco −y más desde la pandemia− se ha ido ensamblando todo para que pueda teletrabajar desde España y disfrutar de su paternidad. «Cuando empecé estaba en Alemania al 100%, ahora voy una vez al mes y el resto lo coordino desde aquí», detalla Flores, que además es miembro de la Red de Talento Cántabro en el Exterior y explica que actualmente está desarrollando una labor de captación de talento, sobre todo de mano de la UC, para fichar recién graduados que puedan encajar en su empresa de Alemania. «Todas las empresas en Europa técnicas tienen dificultades para contratar, nosotros incluidos», reconoce. Además, adelanta que ASP incluso se está planteando el instalar «a largo plazo» una sede en España y, detalla Flores «de ser así seguro que será en Cantabria».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.